La Unión Europea comienza a liberarse del confinamiento impuesto por una pandemia que ha alterado el orden mundial, pero, en el continente de las mil velocidades, el proceso de desescalada se vive de manera muy diferente en función del país en el que se vive. Veintisiete valencianos residentes en otras regiones europeas compartieron ayer experiencias en un encuentro virtual de dos horas con el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, que tomó buena nota del amplio abanico de medidas adoptadas por los diferentes gobiernos para combatir el virus.
Viven a miles de kilómetros de su tierra natal, pero todos se sienten conectados permanentemente a lo que ocurre en la Comunitat Valenciana. «Tenemos la sensación distópica de vivir dos realidades diferentes, porque seguimos las noticias que llegan de España y no sabes muy bien cómo sentirte ni a quién hacer caso». Julia Cruz, que estudia un máster de dirección de Orquesta en Holanda, resumió así una reflexión que fue compartida por otros intervinientes en la charla.
Aunque hay factores coincidentes, como la escasez de material sanitario de protección, la prohibición de eventos o el cierre de establecimientos y centros docentes, nada tiene que ver la respuesta de España con la de Suecia o Finlandia, donde el distanciamiento social y la disciplina ya eran costumbres asentadas y no ha habido confinamiento. «La cultura hace que aquí la solución haya sido muy diferente», resumió Óscar Romero, que trabaja en una firma automovilistica en el país escandinavo.Paula, ingeniera de Telecomunicaciones en Portugal, retrata un confinamiento mucho menos agresivo. «La diferencia es bastante grande y tiene que ver con la psicología: aquí las personas son más tranquilas, no hay crispación en el ambiente y existe un consenso general». El retrato ofrecido muestra que en la mayoría de países la cuarentena ha sido mucho más flexibles en lo que se refiere a la posibilidad de dar paseos acompañados, aunque es cierto que la obligatoriedad de llevar mascarillas está más extendida fuera de España. «En Reino Unido las medidas tardaron semanas en llegar y no fueron tan estrictas, aunque ahora estamos algo asustados por la cifra de muertos», expone Nazaret, que trabaja en Londres. Una de las controversias recurrentes en todos los países: el debate sobre cuándo deben volver a la normalidad las escuelas o los bares.
«Marco europeo fuerte»
Aprovechando el Día de Europa, el president de la Generalitat, Ximo Puig, reivindicó la necesidad de «un marco europeo más fuerte» para unir fuerzas frente a la crisis. Puig pidió que muchas de las decisiones que se toman ahora en cada país sean adoptadas «por un gobierno europeo» que propicie, a través de un protocolo común, que el continente «se abra lo más rápidamente posible con seguridad» en lo que se refiere a los desplazamientos entre regiones. El jefe del Consell resaltó el carácter «europeo y europeísta» e insistió en que es «el momento de reivindicar que Europa tenga un papel clave en nuestro futuro» .
