Te has ido, Rafa, Rafleses, bandido. Avisaste pero nadie se lo acabó de creer. Se te ha llevado esta puta enfermedad que nunca debiste padecer. Escribo las líneas jamás imaginadas, para comenzar a echarte de menos. Con la glosa de un tipo de enorme corazón, hijo amado de Luis y María José y padre de mis 3 sobrinos. Hermano de tremenda nobleza, hermano -sí- pero también escudero, compañero fiel, amigo siempre. Eras mi "AA" en el lístín del móvil. Nos dejas a María -mi ahijada- y a Rafa y al regalo de última hora, Ares. Nunca caminarán solos. Menuda has armado. Has cosechado centenares de dedicatorias, un sinfín de abrazos virtuales y una enorme tristeza colectiva acentuada por este escenario vil que impide tocarse, eso tan necesario para mitigar el adiós. Esto no estaba previsto, ni mucho menos. Sabes que a mí me gusta preverlo todo, a ti no tanto. Pero lo que tocaba, lo que estaba escrito, es que mañana, como siempre, en Doyou, me preguntaras -con una taza de café- ¿alguna novedad? Has sido báculo, has sido la cara amable del régimen, argamasa de equipo: "Luis, afloja". Puñetero y pasional en el debate. Nunca votamos igual, pero íbamos al mismo sitio, haciendo juntos el camino. Valores muchos, certezas pocas. Hombre inteligente, nada sectario. Mira que si ahora llegas y dices -joder, pues era verdad-. Ojalá nos estés observando allí arriba. A todos, a Moru, a la bebé de la que cada mañana me enseñabas fotos de su baño del día anterior. Pesado. Has sido espejo y sparring -dejamos de pegarnos cuando me superaste en estatura, hace ya algunas décadas-. Mi táctica fue retirarme, la tuya era querer. Me quedo con tu ilusión recobrada, con la vida plena, con tu madurez y tu compromiso. Con tu millón de amigos. Me quedo con tus ganas de disfrutar hasta el final y el convencimiento de que no sufriste. Me quedo con tu pasión por la montaña -en el mar te mareabas-. Me quedo contigo bajando Escornacrabes como el Air Force One. Buscando la borda en Isavarre. Y en marzo volveremos. A tocar la nieve tibia del Pallars, con una Moritz bien fría. Cada primavera. Siempre. O dos. Te quiero, siempre.