El enfrentamiento entre el Consell y el Gobierno central a cuenta de la fallida desescalada en la Comunitat dio ayer alas a una oposición que durante el estado de alarma se había mostrado contenida en sus críticas. El fiasco que ha supuesto que la Comunitat Valenciana no haya podido pasar en su totalidad a la fase uno pese a que el presidente Ximo Puig lo daba por hecho y sus diferencias públicas con el Gobierno central sirvió ayer a los partidos del centro derecha para endurecer sus críticas y poner en cuestión la gestión de la crisis sanitaria por parte del Botànic. Un ambiente político que se caldea la misma semana en que las Corts tienen previsto formalizar la comisión para la reconstrucción de la Comunitat Valenciana.

La portavoz del PP, Isabel Bonig, reaccionó con la petición de la comparecencia urgente de Puig para que dé explicaciones. «Alguien miente», indicó. Bonig cargó sobre todo la responsabilidad en Puig, por «no haber hecho más pruebas» y mantuvo que él sabía que era un criterio para pasar de fase porque figuraba en el documento de la desescalada del Gobierno central. «No es verdad que hayan cambiado las reglas. Sabían que los PCR era un criterio determinante», aseguró.

Además responsabilizó al jefe del Consell por haber generado «expectativas». «Sobran las disculpas y faltan certidumbres», asestó.

Por su parte, el síndic de Ciudadano, Toni Cantó, denunció la falta de coordinación entre los gobiernos central y autonómico, el mal trabajo del Consell por no hacer suficientes pruebas, y la nula transparencia de Pedro Sánchez y Ximo Puig. Para Cantó ambos se dedican a confundir para no asumir que la responsabilidad es compartida. Y apuntó las consecuencias ya que muchos empresarios se han preparado para una reapertura que ahora se retrasa. «Es un duro golpe para la economía», indicó. Además, dijo que era «reprochable» que no se haya hecho el trabajo de seguimiento de posibles contagios y de pruebas masivas.