En las últimas horas la mitad del país ha pasado a la fase 1 de la desescalada, con más libertades y menos restrictiva que la 0. Los amantes de la conspiración tendrán que buscar un nuevo bulo, ya que la tendencia de inestabilidad meteorológica que nos acompaña desde mediados de marzo seguirá con nosotros en lo que queda de semana. La ola de calor o la situación de temperaturas anormalmente altas para la época (cada uno que lo llame como quiera) de principios de mes fue un pequeño paréntesis. Mayo es el último mes de la primavera climatológica, y las temperaturas y la radiación UV nos empiezan a señalar que no queda mucho para la llegada del verano, aunque se sigue manteniendo la dinámica atmosférica tan típica de la primavera, con alternancia de días cálidos con otros períodos en los que las tormentas son las protagonistas. El sol que ya calienta es uno de los ingredientes fundamentales para que las nubes crezcan con fuerza, y los aguaceros y las granizadas ya son de cierta entidad. En verano suelen ser todavía más severas, aunque también no tan frecuentes o generales. No obstante, los chaparrones de estos días son una buena noticia de cara a la inminencia del verano. En algunas zonas está siendo la primavera con más agua y verde de las últimas décadas, aunque muchos nos tendremos que conformar con verla en imágenes o de fotografías de otras personas. Así será el inicio de la desescalada, con mañana de sol y tardes de truenos. Disfruten los que puedan empezar a gozar ya de esas pequeñas libertades como puede ser un paseo por el campo o mirar las nubes, cosas que antes nos parecía algo rutinario o sin importante y que ahora tanto añoramos.