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Reencuentro de familia en Xeresa: "¡Qué ganas teníamos de ver a nuestros nietos!"

Marta y Edu, de Gandia, cuentan cómo fue ayer la primera visita de ellos y de sus hijos a los abuelos y primos que viven en Xeresa

Los abuelos de Xeresa reciben con emoción a sus nietos en el reencuentro de la tarde de ayer. visualem

Uno de los aspectos más entrañables de la entrada de la comarca de Safor a la fase 1 de la desescalada en la jornada de ayer fue, sin duda, el reencuentro de las familias. Tras haber estado obligados durante dos meses a evitar cualquier tipo de contacto con los familiares de la misma población o distinta que no vivieran en la misma casa, ayer fue el primer día en que estaba permitido volver a verse las caras de manera presencial, aunque hasta ahora tampoco se permiten los abrazos o besos entre miembros de una misma familia para evitar contagios.

Un ejemplo de ello lo protagonizaron Marta, Edu, Pablo y Clara, madre, padre e hijos residentes en Gandia, al desplazarse, a primera hora de la tarde, a vivienda de los padres de Edu, en el municipio de Xeresa, para que los niños pudieran reencontrarse con sus abuelos. A pesar de que durante el periodo de confinamiento sí se habían visto unos y otros a través de las videollamadas, la emoción de la cita de ayer no tiene parangón.

La cara de felicidad que expresaron los abuelos, Salvador y Elo, al abrir la puerta de su domicilio y encontrarse con sus nietos lo dice absolutamente todo. «¡Ai els meus xics, què guapos són i quines ganes teníem de vore'ls!», espetaron los anfitriones al recibir a los suyos. No hubo contacto físico, pero si una buena charla, y sobre todo la posibilidad de estar juntos cara a cara para revivir la pesadilla del coronavirus y contarse todas las novedades unos a otros.

Sin moverse de Xeresa, la familia Peiró López visitó después a los hermanos de Edu, Salva y Mónica, y a sus sobrinos, Judit, María, Marc, Ana y Saúl, que son, a su vez, primos hermanos de Pablo y Clara. Los mayores se quedaron en casa para ponerse al día de todo lo acontecido después de tanto tiempo sin verse, pero los pequeños preguntaron si podían salir a jugar.

No tardaron en coger un balón y desplazarse al parque que tienen justo en frente de casa, donde estuvieron durante un buen rato disfrutando.

Marta expresó ayer a este periódico que la emoción de los abuelos también era de los niños. A los niños les ilusionó mucho montarse al coche de su padre para ir a Xeresa y departir con todos sus familiares.

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