Hay muchos frentes que atender a la hora de aislar a un enfermo de la Covid-19 para romper la cadena de contagio. Uno de los más dificultosos es el de la población envejecida que vive sola. «Primero, porque hay ancianos que viven solos que no tienen cubiertas las necesidades básicas», explica Araceli García, trabajadora social del Centro de Salud de Serrería. «Igual de problemático es el caso en el que se le diagnostica la enfermedad al familiar, generalmente un hijo o una hija, que cuida a su padre o a su madre. Se queda solo. ¿Ahí qué hacemos? ¿Quién se va a ocupar de cuidarlo ahora?». Dificultades que evidencian la importancia del trabajo social.