Hoy una pequeña borrasca, ligada a un embolsamiento de aire frío en altura, está dejando lluvias en gran parte de la Comunidad Valenciana. Desde hace meses, las nubes parecen haber urdido un plan de rescate para nuestros embalses y acuíferos, hasta hace poco maltrechos. Además servirán para limpiar ese mazacote de polvo incrustado en nuestros coches, fruto de la cuarentena y los chubascos que han ido cayendo desde que empezó el mes de mayo. Estos últimos se han encargado del 'body painting' de los vehículos, con las líneas inherentes a los chorretones y el polvo extra venido de nuestro vecino, el continente africano. Cuando las depresiones circulan sobre el suroeste peninsular, el aire tropical colmado de arena del Sáhara muestra una facilidad pasmosa para superar el mar de Alborán y acabar sobre nuestras pertenencias.

El pasado martes tuvimos una pequeña muestra de ello, con un cielo nuboso de aspecto blanquecino que descargó chubascos de distribución irregular, muchos de intensidad débil y acompañados de barro. Aquí solo fuimos testigos de una ínfima parte del aire con polvo sahariano que está extendiéndose por el Mediterráneo central y oriental. La península itálica es una de las más afectadas por este envite tropical: «Caldo in arrivo!», llevan días anunciando los colegas italianos en Meteored. Este mediodía la ciudad de Roma llegará hasta los 31 ºC, Palermo se plantará en la marca de 36 ºC y muchos pueblos de la provincia de Foggia rozarán los 40 ºC, a orillas del mar Adriático. De este envite nos hemos salvado, pero previsiblemente en los próximos meses tendremos otros tantos, porque la temporada no ha hecho más que empezar.

En el sur y el este peninsular cada año se registran más de 20 incursiones de aire cargado de arena del Sáhara, muchas de ellas entre mayo y septiembre según las observaciones de la AEMET. En nuestro país la región más sensible es Canarias, aunque por allí ya ha pasado la época de mayor riesgo -ligada al invierno-. Las partículas en suspensión empobrecen mucho la calidad del aire, hasta el punto de tener efectos negativos en la salud y en algunas actividades económicas, como la aviación, la producción de energía solar y en menor medida la agricultura. Cuando las concentraciones son altas, producen obstrucción nasal, picor de ojos e incluso pueden llegar a empeorar las enfermedades respiratorias, que precisamente son el punto fuerte de la Covid-19. Pronto tendremos noticias de ultramar.