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El campo se quita la mascarilla

Los trabajadores eventuales en explotaciones de frutas y hortalizas pueden prescindir de máscaras si cuidan las distancias

El campo se quita la mascarilla

Un grupo de trabajadores del campo, temporeros e inmigrantes de diversas nacionalidades, participa estos días en la recolección de lechugas y otras hortalizas en una explotación de Benifaió. Casi ninguno usa ya mascarillas. Pueden hacerlo, les amparan las normas que regulan su uso en actividades profesionales y actividades económicas esenciales.

Cuentan la organizaciones profesionales, cooperativas y comercios privados que los agricultores de la Comunitat Valenciana avanzan en las fases de desescalada tras el estado de alarma decretado por el Gobierno central el pasado 14 de marzo muy por encima de la media de otros ámbitos laborales. Mascarillas, guantes y distancia: así se adaptó el campo. Sin embargo, los citados productos faciales apenas se usan ya en las explotaciones de cultivos. En el campo se suda y hace calor, son incómodas. Otra cosa es la situación en los almacenes hortofrutícolas.

El campo intenta adaptarse al estado de alarma siguiendo las medidas pertinentes como el uso de mascarillas y guantes y guardando la distancia. El desplazamiento a las explotaciones sigue generando más problemas y dudas. Aunque algunas de esas dificultades han sido ya superadas. Según la Unió de Llauradors el trabajo del campo «es como cualquier otro». Y sostiene que hubiese sido recomendable que desde el principio se permitiera trabajar sin mascarillas manteniendo, claro está, la distancia de dos metros entre personas.

«La norma ha estado garantizado desde el primer momento», según la entidad liderada por Carles Peris. Cada 'collidor' coge una fila de árboles y no hay problemas para recolectar frutas. La distancia entre hileras es superior a los cuatro metros tal como dictan los patrones de plantación para configurar las tierras de cultivos de frutales más habituales en el campo valenciano. Las mascarillas que usan los agricultores profesionales, en su mayoría autónomos, salvo contadas excepciones, las han tenido que comprar. «No hemos tenido ningún regalo. Tampoco recibimos equipos de protección individual (EPI) solicitados hace tiempo a la Delegación del Gobierno», lamenta la Unió de Llauradors.

En parecidos términos, desde la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) reconocen que los agricultores que trabajan solos apenas usan mascarillas. «Sí se las ponen cuando tienen que comunicarse con otras personas. Lo importante es la distancia de seguridad», comenta AVA-Asaja.

Por si acaso, aunque parece que poco uso tendrán, avanzada ya la primavera, la Asociación Española de Fabricantes de Agronutrientes, AEFA (con sede en València), ha donado mascarillas de protección para más de 100.000 jornaleros que están trabajando en la campaña de recolección de la fruta de hueso (nísperos, melocotones, nectarinas, cerezas...). Se trata de material homologado cuya compra y logística de distribución ha sido gestionada a través de Tragsa.

Las mascarillas están siendo distribuidas por Cooperativas Agro-alimentarias de España (a través de sus federaciones regionales y cooperativas). De momento, según explicaron ayer fuentes de AEFA, se han repartido ya cerca de 38.000 unidades en cooperativas de la Comunitat Valenciana, Murcia y Andalucía; y en breve se iniciará la entrega en Aragón, Extremadura, Castilla La Mancha, Castilla-León, Navarra, Baleares y Cataluña.

En los almacenes

El panorama cambia en otros espacios de la actividad agrícola: en los almacenes. Allí la situación está siendo complicada y se han adaptado a los cambios que la normativa sanitaria y los protocolos marcan. «Solo con seguir el listado de virucidas autorizados (productos autorizados para desinfectar superficies) se constata la dificultad para cumplir esta nueva realidad en los centros de trabajo», explican en declaraciones a este diario fuentes del Comité de Gestión de Cítricos, asociación naranjera que aglutina los intereses de los grandes exportadores españoles.

«Para el acopio de mascarillas cada empresa ha buscado tanto en el mercado doméstico como en el exterior. Cuando se abrió el corredor de la 'Ruta de Seda', de China, por parte de la Generalitat, muchas optaron por esta vía de suministro», asegura esta patronal. Dice que el incremento de gastos en materia de bioseguridad en los almacenes es «muy elevado».

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