Están acostumbrados a disfrutar de las vacaciones estivales en destinos de costa, preferentemente, pero también de Europa o en las provincias del norte de España, lugares frescos donde evadirse del tórrido verano. Pero el coronavirus ha roto sus esquemas y alquilar un chalet se ha convertido en la vía de escape para un buen número de vecinos de la comarca. Por su parte, las inmobiliarias notan un elevado repunte de clientes demandando este tipo de viviendas, pero matizan que hay poca oferta y con precios no aptos para todos los bolsillos.
Víctor, de 42 años y vecino de Torrent, busca un chalet con piscina, cerca de la capital de l'Horta Sud para poder ir al trabajo. Tal como explica, durante los años anteriores solía irse con su mujer y su hijo de seis años, a un destino de playa en una semana de julio, ya fuera en hotel o en apartamento. En agosto, cambiaban a destinos frescos del norte. Pero con el coronavirus, prefieren no correr riesgos, además de la propia incertidumbre de qué se podrá hacer. «Con las circunstancias actuales, nos hemos decantado por buscar un chalet con piscina privada para agosto», apunta, aunque es consciente de que la demanda de este tipo de alojamientos «es muy fuerte y estamos seguros de que habrá sobreprecios», reconoce. En este sentido, admite que en sus vacaciones suele gastarse sobre 3.000 euros, cantidad que le parece desorbitada por un alquiler mensual.
En las mismas circunstancias está Amparo, vecina de Picanya de 39 años y con dos hijas de 3 y 6. Es la primera vez que opta por este tipo de alojamiento veraniego, «dada la actual situación de la covid-19» y «buscando mayor seguridad para la familia». La chica, que en otros ocasiones se ha desplazado a costa o interior, pretende encontrar una vivienda con piscina propia, no muy lejos de casa para un mes o dos. «No puedo opinar mucho de los precios porque es la primera vez, pero baratos no están», afirma.
Ricardo, de Torrent con una niña de cinco años y un niño de uno, rastrea en internet para encontrar algo que le acople para dos meses. «Creo que vamos a seguir con restricciones y un chalet es perfecto para que los niños estén al aire libre», apunta. Pero no va a ser fácil dar con el objetivo. «Hay bastante demanda y el mercado está caro, pese al desastre económico que hay», alerta.
Por último, Patricia, de Paterna y con un niño de seis años, aspira a encontrar un lugar privado del 15 de julio al 15 de agosto. «Vamos a cambiar la playa por la seguridad de un chalet con piscina. Va a ser difícil encontrar algo bueno, bonito y barato, pero un chalet va a ser la única vía de escape para salir este verano», señala.
Los precios se disparan
Por su parte, las inmobiliarias han notado un elevado interés de potenciales inquilinos de chalets. Marcos Gosalvo, gerente de MGF, indica que «si en estas fechas tenías unas cinco consultas en total, ahora en una semana te pueden llamar diez personas». Así, detalla que el precio mensual oscila entre los 1.500 euros - en urbanizaciones como Monte Real- y los 3.000 -en Santa Apolonia-. «La gente quiere algo cerca de Torrent, bueno y barato», apunta.
Desde Cases de l'Horta, Lluís Planells revela que «no solo ha crecido la demanda sino también los precios, que se están disparando». Y pone un ejemplo. «Una clienta tenía un chalet alquilado todo el año en El Bosque, pero los inquilinos están afectados por un ERTE y le comunicaron que lo dejarían a uno de junio. Pues bien, lo ha comentado a un par de amigos y tal ha sido la demanda que ha tenido, que lo alquila por 2.500 euros un mes, cuando los anteriores pagaban 600», relata.
Óscar Amador, gerente de ComprarCasa GrupoGestor, no se dedica al alquiler vacacional pero conoce tanto el sector, que «durante estos días solo recibo llamadas de amigos y conocidos preguntando por chalets». El agente señala que el incremento de peticiones «es brutal en las últimas semanas, pero es que hay muy poca oferta de este tipo de viviendas en lugares como El Vedat o Calicanto. Sus propietarios prefieren la venta o como mucho, el alquiler anual».
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