En las ciudades costeras, el uso de la playa es un ejercicio de normalidad cuando aprieta el calor; y para las administraciones autonómicas, darle un uso razonable en medio de esta crisis sanitaria se ha convertido en objetivo prioritario: por el bienestar de los ciudadanos, pero también por su impacto en las actividades turísticas.

En ello está ahora mismo la Generalitat, que aspira a poder ampliar el uso de estos espacios, que ahora mismo está muy limitado y para ello negocia con el Gobierno. Cabe recordar que, tras la última flexibilización del plan de desescalada, el baño en las playas y piscinas está permitido en la fase 2. La C. Valenciana se encuentra en fase 1 y eso implica que solo se permite pasear y hacer deporte, pero no tomar el sol ni bañarse. El Palau busca la autorización del Gobierno para relajar las restricciones, en la línea con el respeto a las singularidades territoriales que viene pidiéndose desde el principio de la crisis. No se trata de saltar a la fase 2, sino de que haya cierto alivio en la autonomía con más superficie de costa.

Ya el pasado domingo, Ximo Puig pidió a Pedro Sánchez flexibilidad en el uso de las playas. Ayer, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, emitió señales positivas. Preguntado por la C. Valenciana, constató que los estudios del virus indican que ni el agua del mar ni la arena «facilitan la transmisión», con lo que se podrían modificar los plazos. No parece una consideración aislada de la C. Valenciana. En Barcelona, que está aún en fase 0, el ayuntamiento también debate sobre la posibilidad de ampliar estos usos para dar respuesta a las demandas ciudadanas.

De un modo u otro, esas anheladas medidas de alivio que reclama Puig en las playas no serán excesivas. «Prudencia», insisten desde la Generalitat. Preocupan las imágenes de relajación social en grandes ciudades costeras, con usuarios bañándose y tomando el sol pese a que no está permitido.

De producirse, tampoco será de inmediato. Eso obligaría a las administraciones a quemar etapas rápidamente, desde la definición de protocolos de uso a la contratación de socorristas o el despliegue de medidas de seguridad en pocos días, algo que está por hacer.

Uso responsable

Según se desprende de la publicación del BOE del pasado sábado, en la fase 2 estará permitido tanto moverse en la arena como tomar el sol y darse un chapuzón. «Los bañistas deberán hacer un uso responsable de la playa», reza el decreto. ¿Qué significa esto? Deberán mantener una distancia de al menos dos metros, o usar mascarilla; los grupos de amigos no podrán superar las 15 personas; y que en las playas se debe establecer una distribución espacial para garantizar la distancia de seguridad de al menos dos metros entre los usuarios mediante señales en el suelo limitando los espacios. Todos los objetos personales, como toallas, deben permanecer dentro del perímetro de seguridad de dos metros establecido, evitando contacto con el resto de usuarios.

Asimismo, se permite la práctica de actividades deportivas, profesionales o de recreo, siempre que se puedan desarrollar individualmente y sin contacto físico, permitiendo mantener una distancia mínima de dos metros entre los participantes.

Mientras se espera a que el Instituto de Calidad Turística (ICTE) del Gobierno defina el protocolo para usar las playas, que estaba previsto desde hace días, la administración autonómica trata de adelantar el trabajo para poder empezar a utilizarlas cuanto antes.

Turismo CV ya ha diseñado un documento para adaptar a la realidad valenciana ese marco de uso general que llegará los próximos días. De momento, han trascendido algunas particularidades, como que se van a duplicar las pasarelas de acceso a las playas para que sean de un solo sentido, bien de entrada o de salida, facilitando el mantenimiento de la distancia.

Además, el departamento de Inteligencia Turística y la Conselleria de Innovación trabajan en desarrollar una aplicación para teléfono móvil que sirva al usuario para conocer tanto las playas a las que puede acceder como su grado de ocupación. Básicamente, esa aplicación servirá como centralita que redirija en cada caso a las aplicaciones o a la información que los ayuntamientos, que son quienes tienen la competencia, hayan establecido para fijar turnos o normas de uso de la playa. Algunos municipios como Canet ya han anunciado el uso de app móvil para reservar plaza y controlar el aforo. Existen distintas tecnologías en el mercado que los municipios están estudiando para poder mantener las distancias en sus arenales.

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