El Ministerio del Interior lanzó un comunicado el pasado 1 de mayo, cuando la fase 1 ni siquiera era aún un sueño, para presumir de la caída de la delincuencia durante las primeras semanas de estado de alarma, justo cuando más restricciones a la movilidad había. Solo en la Comunitat Valenciana, el desplome era de casi un 76 %. Y no era la cifra más abultada -en Madrid se superó el 90 % de descenso-.

Obviamente, era un escenario irreal. Precisamente por eso, altos mandos tanto de la Policía Nacional como de la Guardia Civil se preparan ya para lo que creen que va a venir junto con la «nueva normalidad»: un repunte agudo del número de delitos conocidos. En otras palabras, una avalancha de denuncias que hasta ahora se han mantenido 'ocultas', entre otras razones, por las restricciones a salir de casa impuestas por ese mismo estado de alarma, pese a que las oficinas de denuncias de las fuerzas y cuerpos de seguridad han permanecido abiertas. Pero solo para lo urgente e inaplazable.

Recién estrenada la fase 1 en la Comunitat Valenciana, aún es pronto para evaluar la situación, dado que solo llevamos 48 horas en este marco. Sin embargo, en esos dos días todos las fuentes consultadas confirman que «se ha detectado un aumento claro de las denuncias, que seguro que se incrementarán conforme desaparezcan las restricciones de movilidad que aún siguen en vigor». Y el repunte será mucho más elevado conforme avancemos en la desescalada y lleguemos a lo que el Gobierno de Pedro Sánchez ha dado en llamar con el eufemismo de «nueva normalidad».

Así, los delitos más denunciados desde el lunes vuelven a ser los robos con violencia, los robos en establecimientos y los perpetrados en el interior de vehículos, junto con extravíos y estafas a través de internet, que se están disparando. Los robos en pisos, por contra, casi han desaparecido del panorama delictivo diario por razones obvias: nunca antes los moradores han pasado tantas horas y días seguidos dentro de sus domicilios.

Las segundas residencias

Eso sí, uno de los delitos ocultos durante el estado de alarma es, sin duda, el de los robos en casas y apartamentos que constituyen segundas residencias, a los que sus propietarios llevan dos meses -más, en algunos casos- sin ir.

La entrada en la fase 1 de toda la C. Valenciana permite acercarse ahora a esas segundas residencias -sin salir de la provincia-, lo que llevará a un inevitable aumento de las denuncias de sus dueños, muchos de los cuales pueden encontrarse con la desagradable sorpresa de que en este tiempo han sido víctimas de la visita de los cacos.

Es un problema que afectará sobre todo a la Guardia Civil, en cuya demarcación territorial se encuentran la mayoría de esas casas de campo y chalés diseminados a los que sus dueños no han podido ir y por los que los agentes no han podido patrullar como hacían anteriormente, dado que su función principal era la evitar las salidas injustificadas de la ciudadanía.

Por lo que se refiere a los apartamentos de playa que se utilizan únicamente en periodos vacacionales y en fines de semana esporádicos, el escenario que se prevé es el mismo, tanto en las poblaciones donde la seguridad depende de la Guardia Civil, como Cullera o los núcleos costeros de Sueca, Oliva o la zona norte de València, como en los que vigila la Policía Nacional, principalmente Gandia, cuyos apartamentos están mayoritariamente deshabitados en fechas no vacacionales, por lo que robar en su interior no habría sido complicado durante el estado de alarma.

Sin bajar la guardia

Aunque la fase 1 permite muchas más salidas y menos cotos horarios en espacios públicos, sigue habiendo restricciones y salidas no justificadas, por lo que ni la Policía Nacional ni la Guardia Civil, ni tampoco las policías locales, han bajado demasiado la guardia en hacer cumplir las normas del estado de alarma.

De hecho, continúan realizando controles, aunque mucho menos frecuentes porque el evidente aumento del flujo de personas en las calles dificulta discriminar los incumplimientos que antes se hacían obvios y, además, producirían una cada vez mayor colisión con los derechos fundamentales de quien sale justificadamente y una ralentización de la actividad económica que se intenta recuperar.

Precisamente por eso, las fuerzas de seguridad están recuperando paulatinamente sus funciones prealerta -la Jefatura Superior de Policía, por ejemplo, ya ha reincorporado a todos sus agentes de la Brigada de Policía Judicial, regulados por turnos estancos y espaciadoshasta este lunes para minimizar el riesgo de contagio-, como la investigación de delitos o las tareas propias de la Policía Científica.

Y no solo eso, Interior pretende que sus agentes se centren durante la desescalada más en el respeto a las normas sanitarias, como el uso de mascarillas o geles hidroalcohólicos, y de distanciamiento social que en la vigilancia pura y dura de las restricciones a la movilidad.