El estado de alarma continúa, las alianzas del Gobierno se tambalean. Pedro Sánchez logró ayer sacar adelante en el Congreso la prórroga de 15 días, pero por el camino vio cómo su pacto con Cs ha multiplicado los recelos de sus aliados tradicionales, que en su amplia mayoría no apoyaron la iniciativa. «Nadie tiene derecho a derrochar lo que hemos conseguido entre todos», dijo el presidente al inicio del debate. Para Sánchez, no prorrogar el estado de alarma supondría echar por tierra los avances logrados. También acabar con el mando único del Ministerio de Sanidad, algo que reclamaba ERC para abstenerse y no votar en contra. Pero esas mismas medidas tienen profundos efectos políticos: están agrietando la mayoría de izquierdas que permitió la investidura.

De ERC a Compromís, pasando por Más País, Bildu y el BNG, todos los que participaron en la reelección de Sánchez acusaron a la coalición gobernante de buscar un cambio de cromos, de pasar de la izquierda a la derecha. Todos salvo el PNV, que anunció que volverá a respaldarlo como ha hecho hasta ahora. Con el apoyo de los nacionalistas vascos y de los naranjas, unido al de Más País, Coalición Canaria y el Partido Regionalista de Cantabria, el Gobierno logró 177 'síes' frente a los 162 'noes' de PP, Vox, JxCat, ERC, CUP, Compromís y Foro Asturias.

Con tantas incertidumbres sobrevolando el futuro, no está claro qué efectos tendrá ese malestar de sus socios tradicionales en el futuro de la legislatura. Pero el Gobierno cree que las actuales divergencias hay que situarlas en el contexto de crisis. No tienen por qué extenderse al resto de la legislatura. «Todo es coyuntural en este mundo líquido», sostienen fuentes del Ejecutivo. Sánchez, pese a todo, se esforzó en asegurar que no quiere cambiar de socios. «El Gobierno mantiene vigentes los compromisos de legislatura».

Competencias centralizadas

El presidente también defendió el mando único. A su juicio, la capacidad de cada autonomía para decidir sobre el desconfinamiento sin necesitar el aval del Gobierno, como reclama ERC, imposibilitaría impedir desplazamientos entre territorios. La desescalada, dijo, no está siendo igual en todas las comunidades, pero todas las administraciones están trabajando de forma «unida». «Asimetría no significa desunión, saldremos a distintas velocidades pero saldremos unidos». El socialista insistió en que el confinamiento que permite el estado de alarma «ha salvado miles y miles de vidas» y dio a entender que habrá otra prórroga (un nuevo calvario para el Gobierno).

El acuerdo con Cs evidenció ayer la debilidad del Ejecutivo, que cada vez se enfrenta a más dificultades para sacar adelante las prórrogas. Sánchez quería llevar la alarma hasta el 27 de junio, y así se debatió en el Consejo de Ministros, pero los naranjas le forzaron a reducir el plazo a 15 días, hasta el 7 de junio. Al mismo tiempo, este entendimiento con los liberales ha provocado un nuevo seísmo interno en la formación de Inés Arrimadas (Marcos de Quinto abandonaba el partido el martes por el apoyo a la prórroga) y el malestar de los socios de Moncloa, empezando por ERC, que teme que el presidente empiece a mirar más a su derecha, dejando en un segundo plano la mayoría con la que logró la investidura. Otros partidos de izquierda tienen la misma impresión.

El PP, que apoyó las tres primeras prórrogas y se abstuvo en la cuarta, votó esta vez en contra. Pablo Casado elevó todavía más su crítica al Ejecutivo. «Viene a pedir una nueva prórroga del estado de alarma (...). Pretende que elijamos entre usted y el caos, pero es imposible, porque usted es el caos. Es incapaz de proteger a los españoles más allá de con esta brutal reclusión», reprochó el líder del PP. A su juicio, Sánchez «ha convertido el estado de alarma en una subasta con los separatistas y proetarras» y «tendrá que pedir rescate a Europa y recortar el Estado del Bienestar», porque «sus previsiones económicas no se las cree nadie».

Los socios recelan de Cs

Por su parte, el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, en un duro discurso, advirtió al Gobierno de que el pacto con Cs para aprobar la prórroga de la alarma pone en riesgo la estabilidad del Ejecutivo. «Hemos fracasado; estamos hoy aquí literalmente llevándonos por delante quizá de forma irremediable el espíritu de la investidura, un espíritu que despertó muchísima ilusión en mucha gente, que era palanca para el progresismo y que también era dique de contención para el fascismo», lamentó. La tesis fue compartida por otros socios de la reelección de Sánchez, como Íñigo Errejón, pese a que votó a favor, y Joan Baldoví, de Compromís, que votó 'no'. «Vemos cómo desaparece el bloque de la investidura. Y lo van a necesitar. Con el cambio de cromos no irán muy lejos si se trata de aprobar medidas de justicia social», argumentó el líder de Más País.

Cs, el protagonista del pleno, recordó que a votar a favor no le convierte en socio de Sánchez sino en un partido de Estado.