Vicepresidenta del Gobierno para la Transición Ecológica y arquitecta del complejo plan de desescalada que ha puesto en marcha Moncloa, Teresa Ribera defiende su estrategia: la recuperación sanitaria y la económica deben ir de la mano.

El debate que polariza la desescalda se centra en su ritmo. No solo Madrid ha querido ir más rápido por razones económicas. También Italia ha anunciado un fin anticipado del confinamiento pese a ir peor que España.

El Gobierno ha hecho una apuesta decidida por la salud a la hora de ponderar los distintos bienes en juego, con la convicción, además, de que la recuperación de la seguridad sanitaria favorece que la recuperación económica se produzca antes que si hay dudas sobre como puede evolucionar el virus. Es una apuesta, además, secundada por la gran mayoría de la sociedad.

¿Pero no podemos acabar siendo el país más castigado por la crisis si somos los últimos en desconfinar?

Nuestro plan da seguridad y rapidez. En otros países donde han ido un poquito más rápido están teniendo rebrotes, que generan también dudas en los inversores, entre los consumidores e incluso entre los turistas, que son una referencia importante para nuestra economía.

¿Las unidades territoriales en 'la nueva normalidad', dos semanas después de iniciar la fase 3, podrán recibir turistas?

Sí. Podemos imaginar perfectamente que un ciudadano de Badajoz pueda ir a pasar unos días a Huelva, pero a lo mejor los de Madrid no pueden. Eso es lo que en el espacio europeo llamamos corredores seguros, conectar zonas con un nivel de seguridad y probabilidad estadística de contagio equivalente tanto en origen como en destino. Por tanto, manteniendo todas las cautelas no tiene por qué haber problema. Con Europa es probable que se reproduzca ese mismo esquema.

¿Podemos decir que el 22 de junio la España que alcance la nueva normalidad, por ejemplo Canarias y Baleares, podrá recibir turistas?

Sí. Si todo va bien es muy probable que se pueda activar esa llegada a través de esos corredores.

¿Cómo será esa nueva normalidad?

Seguridad total no habrá hasta tanto no tengamos tratamiento o vacuna y hay mucha incertidumbre respecto a cuándo va a ocurrir eso. Para poder convivir con el virus manteniéndolo a raya deberemos mantener ciertas cautelas. La distancia física y la limpieza de manos muy probablemente se van a mantener como recomendación para todos. Culturalmente supone un cambio para nuestro país. Mantener la distancia, el no besarnos, el no abrazarnos, cosas que son muy cotidianas, muy naturales, formarán parte de las recomendaciones.

¿Pero la hostelería se seguirían rigiendo por aforos o solo por las distancias?

En ese sector o en playas, donde es complicado mantener esa distancia, habrá que establecer limitaciones a través de la ley de Sanidad o normativas autonómicas, porque en la nueva normalidad, por definición ya no estaremos bajo el estado de alarma.

¿Va seguir ayudando al ministro Illa en la desescalada?

Al inicio de la crisis él estuvo más volcado en el despliegue sanitario. Ahora, la desescalada pasa a ser su principal ocupación. Seguiré ayudando, pero en menor intensidad.