La familia del etarra Iñigo Gutiérrez Carrillo se deplazó ayer hasta la cácel de Picassent, donde cumple condena, para encontrarse con él y con su pareja, María Lizárraga Merino, que también cumple condena en este centro penitenciario por terrorismo. Ambos, además, son padres de una niña pequeña.

La situación causó sorpresa entre los funcionarios de esta institución debido a que hasta el próximo lunes no están autorizadas las comunicaciones entre los presos y sus familias en el centro de Picassent debido a las medidas del estado de alarma, decretadas el pasado 14 de marzo, como confirmaban desde el sindicato Acaip-UGT.

«Para situaciones como esta se autorizó a los presos el uso de videollamadas», indicaban. Un representante de este organismo explicaba también que no será hasta el próximo lunes cuando se retomarán las visitas. «Chirría que, además, haya habido un desplazamiento desde otro territorio, cuando no está permitido», señalan, y que «en la visita participará la pareja del condenado, porque la comunicación entre módulos tampoco lo está».

Dos personas

Según confirmaron ayer a este periódico desde Instituciones Penitenciarias, dos personas de la familia del preso se desplazaron desde el País Vasco con un permiso emitido por el Ministerio del Interior. El interno, aseguran, «tiene una situación personal muy grave susceptible de recibir un permiso extraordianrio».

Normalmente, prosiguieron desde el organismo que gestiona las prisiones, cuando se produce una situación de este tipo se le da permiso especial al preso para que salga «pero en este caso se creyó conveniente hacerlo al revés», indicaban. El motivo, según ha podido saber este periódico pese a que el organismo no lo confirmó, es el fallecimiento del padre del preso hace unos días.

Desde Instituciones Penitenciarias aclaran que la visita, pese aque en Picassent aún no la hanpermitido a ningún otro preso, no contraviene las medidas de la desescalada, ya que toda la C. Valenciana está en la fase 1 desde el pasado lunes y en ese nivel este tipo de encuentros «sí que están permitidos».