La crisis del coronavirus ha desbordado de trabajo a las asesorías. La avalancha de empresas que han decidido presentar un ERTE, la coincidencia con las declaraciones trimestrales de IVA, IRPF y pagos a cuenta del Impuestos de Sociedades, además de las declaraciones de renta han saturado los despachos, provocando que algunos hayan tenido que realizar jornadas maratonianas de lunes a domingo para intentar cumplir los requisitos en tiempo y forma.

Junto a todo ello, denuncian que han tenido que soportar los numerosos errores y retrasos que se han encontrado a la hora de comprobar los datos de los trabajadores en la plataforma digital del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), además los inconvenientes del cierre o la no asistencia presencial de los empleados de la Consellería, SEPE o la Tesorería de la Seguridad Social.

Una situación que, según los gestores, les ha dejado en un desamparo total y que, al mismo tiempo, han tenido que sufrir las exigencias de la empresas para resolver sus problemas, de los trabajadores para que les tramiten su paro y de los autónomos para gestionar las ayudas que ha ido anunciando el Gobierno.

Cada vez que se anunciaba una medida provocaba una montaña de trabajo y una carga extraordinaria para las asesorías que, a su vez, han tenido que aguantar la presión de la gente que no cobraba y que les exigía poder hacerlo porque necesitaban dinero para comer.

Los asesores aseguran que han intentando afrontar el aluvión de trabajo con la máxima responsabilidad y profesionalidad, a pesar de que las normas y los criterios de interpretación cambiaban de un día para otro, al igual que los retrasos en su publicación, la inseguridad jurídica o el mal funcionamiento de las plataformas electrónicas.