La consellera de Justicia, Interior y Administración Pública y Reformas Democráticas, Gabriela Bravo, alertó ayer de que la Comunitat Valenciana se enfrenta este verano a una de las campañas contra los incendios forestales «más difíciles de la historia». Esta dificultad se debe, en gran parte, a cuestiones climáticas, como la actual primavera con abundantes lluvias (que ha incrementado las masas forestales de monte bajo y matorral) y la previsión de un verano muy seco y con altas temperaturas que agostará estos pastos y los convertirá en combustible para el fuego.

Pero también la pandemia de la Covid-19 influye de forma indirecta en un incremento en el riesgo de incendios. Por una parte, y según señaló la consellera durante una videoconferencia desde la Agencia Valenciana de Seguridad y Respuesta a las Emergencias, la «gestión de la organización y puesta en marcha de recursos va a ser un reto porque la incidencia de la Covid-19 nos obliga a tomar medida extraordinarias de protección para el personal». «Además de las medidas higiénicas que debemos observar todos respecto al lavado de manos o uso de mascarillas, cada lugar de trabajo será desinfectado diariamente y ventilado dos veces al día», añadió. También «se evitarán los intercambios de personal entre las unidades. Por ese motivo, no se realizarán rutas de vigilancia, ni se llevarán a cabo prácticas conjuntas que impliquen a varias unidades».

Por otro lado, la conselleria espera «una mayor afluencia de turistas en la zona del interior», donde se encuentra el mayor número de zonas forestales, como consecuencia de las limitaciones al turismo de playa por la pandemia.

Pese a todo, Bravo aseguró que este año se ha hecho un «esfuerzo importante en la organización y puesta en marcha de recursos», por lo que «va ser también un verano seguro para las personas y el patrimonio forestal por el millar de profesionales preparados y formados».

Este esfuerzo es, en todo caso, organizativo, ya que la consellera reconoció que respecto al pasado año los recursos personales son los mismos y el presupuesto también es similar al del ejercicio anterior (unos 80 millones de euros). «La principal novedad es que desde hace casi un año los bomberos forestales han quedado en la empresa mercantil de la Generalitat, lo que nos ha permitido en la emergencia de la Covid-19 ampliar responsabilidades de los bomberos», resaltó Bravo.

Otra de las novedades anunciada por la responsable de Justicia e Interior en la rueda de prensa de ayer es la puesta en marcha de una unidad de comunicación avanzada (Satcom-2) que dotará a los efectivos de internet de banda ancha en zonas aisladas y de poca cobertura de la Comunitat Valenciana. Esta tecnología permitirá que drones y helicópteros envíen al centro de comandamiento avanzado imágenes en tiempo real que faciliten la toma de decisiones sobre la extinción de incendios forestales.

Un millar de personas

Según detalló Bravo, el dispositivo contra los incendios en 2020 (una campaña que se inicia ahora y que durará hasta noviembre) contará cada día con 432 personas de la Agència de Seguretat y Emergències, 45 autobombas, 7 helicópteros de extinción y transporte y dos de coordinación, y 9 aviones de extinción. A esto Bravo sumó los medios de prevención de Agricultura, los efectivos de los consorcios provinciales, los de la UME, la Guardia Civil y las policías locales y de la Generalitat para llegar al «millar de personas» que trabajarán cada día en la Comunitat para evitar la proliferación de incendios.

El presupuesto de la campaña ronda los 80 millones y la consellera se comprometió ayer a que a corto o medio plazo el esfuerzo inversor y gasto que la Generalitat ha tenido que hacer para luchar contra el Covid-19 no afecte a la inversión para prevenir y luchar contra los incendios. «Está en juego nuestro patrimonio forestal y las vidas personas. No podemos permitirnos reducir ni un euro el presupuesto destinado a la extinción de incendios», advirtió.