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La despedida del Ramadán marca distancias

La despedida del Ramadán marca distancias

Las limitaciones que impone el estado de alarma han obligado a la comunidad musulmana a modificar la celebración del Eid al-Fitr, la fiesta con la que se despide el Ramadán, que algunas mezquitas de la Ribera han sacado por primera a la calle y que, al margen de la vertiente espiritual, han estado marcadas por las medidas de seguridad para evitar contagios. No hubo abrazos, besos ni felicitaciones en una celebración sagrada para la comunidad islámica. Se impuso la separación de como mínimo metro y medio entre los participantes en el rezo matinal al que cada uno acudió con su alfombra, su mascarilla -de forma generalizada- y, en el caso de Alginet, donde la celebración se trasladó a un recinto deportivo, todos los asistentes también tuvieron que aplicarse en las manos un gel desinfectante al entrar.

Las asociaciones islámicas de Alginet y l'Alcúdia fueron dos de las comunidades musulmanas que el domingo mantuvieron esta celebración en espacios abiertos. En el caso del Centro Cultural Islámico de Alzira, el imán instó a los fieles a realizar el rezo propio de esta jornada del fin del Ramadán de forma particular en sus domicilios.

«Estamos en la fase 1 y aunque las mezquitas pueden abrir con un 30 % del aforo, hemos optado por no arriesgar, por mantenerla cerrada para proteger a nuestro pueblo y a la humanidad», explicó el presidente de la Asociación Islámica La Paz de l'Alcúdia, Mohamed Alga Yakhef, que agradeció que el ayuntamiento les permitiera realizar la celebración en la calle de la mezquita de un acto «muy importante para nosotros. En circunstancias normales, si no realizas el rezo, es como si no hubieras cumplido el Ramadán», comentó. En el caso de la comunidad de Alginet, la celebración se trasladó a unas instalaciones deportivas municipales, al aire libre, y reunió a casi un centenar de fieles. Las limitaciones de aforo en los templos que impone todavía el estado de alarma pese a la desescalada suponía uno obstáculo para mantener la celebración en el interior de las mezquitas, reconocieron desde la comunidad de Alginet.

Mohamed Alga detalló que, para evitar una concentración mayor de público, no habían participado en la celebración niños menores de doce años ni mujeres. «Cada uno ha traído su alfombra, se han respetado la distancia de 1,5 o 2 metros entre personas, y ya dejamos claro que no se tenían que saludar. Han ido llegando poco a poco y cuando hemos acabado cada uno ha cogido su alfombra y se ha ido con su coche. Es la celebración del fin del Ramadán, la gente viene a dar las gracias a Dios después de un mes de ayuno y de purificación del corazón», relató el presidente de la asociación islámica de l'Alcúdia, que admitió que es la primera vez que se celebra este acto en la calle.

El imán de una de las mezquitas de Alzira, Rashid Garbhi, explicó que el Eid al-Fitr «es una fiesta muy sagrada» que, a parte del rezo, lleva aparejadas otras costumbres como la «limosna religiosa» de aquellos que tengan posibilidad de ayudar a los necesitados bien con una aportación económica o con comida, y que se suele entregar unos días antes. Los musulmanes deben romper el ayuno ese día y, en muchos lugares, tienen costumbre de estrenar ropa, vestir de blanco tras el período de purificación que representa el Ramadán y realizar regalos a mujeres e hijos. «Es el día de perdonar a todo el mundo y completar la purificación», comentó Garbhi.

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