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"Las ferias somos el sector más olvidado porque estamos en tierra de nadie"

La asociación de profesionales pide que se desvincule su actividad de las fiestas y prepara un amplio protocolo de seguridad para que le permitan montar

"Las ferias somos el sector más olvidado porque estamos en tierra de nadie"

Las naves de los polígonos de l'Horta no solo albergan actividad industrial sino también caravanas y atracciones de feria cuando no están recorriendo España. El sector cerró la feria de Navidad en València y se dispuso a reparar, realizar el mantenimiento, modernizar y modificar sus aparatos, como hace cada año, a la espera de que llegara el mes de abril, con el que arranca de nuevo la temporada fuerte, que dura hasta el primero de noviembre, con algunas excepciones.

Pero la pandemia ha truncado las expectativas y el medio de vida de decenas y decenas de familias que tienen atracciones de feria y de cientos de personas empleadas. El sector vive un «auténtico drama» con un futuro negro. «Se han suspendido todas las fiestas de los pueblos y ciudades. Si no nos desvinculan a nosotros de las fiestas en sí, no tenemos salida», explica el representante en l'Horta Sud de la Asociación de Industriales Feriantes de Valencia, Vicente Araque.

Los titulares de la actividad están cobrando las ayudas a autónomos, con las que no pueden asumir el pago del alquiler de naves, por ejemplo, en el caso de que no las tengan en propiedad. El propio Araque se ha tenido que poner esta misma semana a trabajar como chófer.

La situación aún es más dura para el personal. Una parte «todavía no ha cobrado por los ERTE», a pesar de que suspendieron la actividad nada más cancelarse las Fallas. «Algunos empleados subsisten porque les estamos dando dinero para que, al menos, puedan comer. Es lo menos que vamos a hacer. No podemos dejarlos tirados», señala el dirigente. Otros no tienen ninguna prestación porque aún no habían sido contratados, al no haberse iniciado la temporada alta. En algunos casos, están recibiendo ayuda alimentaria de Cáritas o similares en sus municipios y tratan de reunir dinero para volver a su lugar de origen. «Vine para ganar dinero y enviar a mi familia y resulta que me están manteniendo ellos desde Rumanía», explicaba uno de ellos a una organización humanitaria de l'Horta Sud.

Lo peor de todo es que el sector «no está ,para nada, ni en el debate político ni en el económico». «No hemos aparecido en ningún decreto ni en ninguna comparecencia. Es como si no existiéramos. Somos los más olvidados porque estamos en tierra de nadie», denuncian afectados los feriantes.

Para tratar de buscar una solución, se han puesto manos a la obra, a través de las organizaciones estatales que les agrupan, y han encargado un proyecto a ingenieros de distintas comunidades autónomas. «Podemos cerrar los recintos, tener personal controlando en la entrada, tomar la temperatura, establecer itinerarios en el interior, controlar las colas, reducir los aforos de la zona y de las atracciones que lo requieran, y realizar desinfecciones», explica Araque.

El protocolo detalla las medidas para cada tipo de atracciones. «Algunas difícilmente se podrán poner en marcha por ahora pero otras muchas sí. Tienen que dejarnos volver a la actividad como a cualquier sector si tomamos todas las medidas», insiste en dirigente de l'Horta Sud.

Para algunos titulares de aparatos, el escollo más importante lo están encontrando en los ayuntamientos ya que las ferias, en las últimas décadas, van vinculadas a las fiestas locales y se han suspendido todas. «Si los ayuntamientos no separan una cosa de la otra y nos dejan montar, ¿que vamos a hacer?», se pregunta José Villanueva, propietario del popular Tren de la Bruja.

«Entendemos que se hayan tenido que suspender las fiestas si en los ayuntamientos han visto que no era posible garantizar la seguridad en determinadas actividades multitudinarias. Pero la feria es una cosa aparte y, en muchos casos, estábamos antes que las fiestas», esgrime Araque, a la vez que insta a los consistorios a sentarse a escucharles.

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