Un verano al 60%. Así podría resumirse la expectativa que en estos momentos maneja el sector turístico de la Comunitat Valenciana ante el inusual verano de 2020. Una temporada que llega bajo el síndrome del coronavirus, y que tras los acontecimientos de las últimas jornadas, básicamente la anunciada apertura del espacio aéreo al turismo internacional desde julio, permite a los empresarios mirar el paisaje con algo más de optimismo.

«Estaremos entre un 50% y un 60% de ocupación, algunas semanas al 70%, aunque habrá hoteles que no abrirán, sobre todo en ciudades. Va a ser un verano difícil. Hay que hacer guiños al sector», reclamó ayer Toni Mayor, presidente de la patronal hotelera de la C. Valenciana (Hosbec), con base en Benidorm.

Mayor fue uno de los participantes en el encuentro telemático «El futuro del turismo en la C. Valenciana», organizado por el diario Levante-EMV en colaboración y con el patrocinio de Banco Sabadell. En el webinar, moderado por el director general de Relaciones Institucionales del diario Levante-EMV, el periodista Julio Monreal, participaron también el secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer; el chef Ricard Camarena; el director de Negocio Turístico-Hotelero de Banco Sabadell, José María Martín Rigueiro, y el director Sectorial Territorial Este de esta entidad, José Antonio Cola.

La charla versó sobre algunos de los aspectos que más preocupan y que en este momento centran el día a día en el inicio de la desescalada; la «remontada» del sector, en palabras de Francesc Colomer. La financiación, la adaptación a los nuevos y exigentes protocolos sanitarios, las perspectivas sobre el negocio y los precios de este verano.

La reivindicación de más ayudas al Estado fue una de las ideas que vertebró todas las intervenciones. El propio Colomer reclamó al Gobierno central un plan de incentivos similar al que por ejemplo ha desplegado Italia para fomentar el turismo nacional este verano.

«Todo parece indicar que el nacional es el mercado que en un primer momento podrá activarse. Vamos a pelear todas las autonomías por el mismo mercado y el riesgo es refundar nuestra competitividad en el precio. [...] Hay que estimular la demanda. Instamos a que el Gobierno se moje. Debería hacerse, bajo mi punto de vista. Trataremos de salvar los muebles pero 2020 va a ser muy complicado. Tenemos que llegar lo más vivos posible al verano de 2021», insistió el secretario autonómico.

Más allá del turismo doméstico, el dirigente autonómico mostró cierta preocupación ante el ritmo de la normalización en la movilidad entre países, habida cuenta de la dependencia de los mercados extranjeros, más de la mitad de turismo que llega a la autonomía. «Vamos a ver cómo afrontamos la remontada en el concierto internacional. Incluso en nuestros principales emisores internacionales ha habido mandatarios instando a no viajar a España, incentivando el turismo doméstico...», apuntó.

Con todo, ve esperanza en los datos que llegan de los análisis de big data de la agencia Turismo Comunitat Valenciana: «En el 'mientras tanto', muchos clientes potenciales de nuestro turismo nos buscaban en redes, aguardando el momento de volver. Este es un sector tocado pero no hundido», proclamó.

Martín Rigueiro, de Banco Sabadell, también reclamó al Gobierno que vire su estrategia de apoyo al tejido empresarial, después de la primera fase de la crisis marcada por las necesidades de liquidez, con préstamos de entidades como la suya y los créditos estatales del ICO.

«Frente a esta primera fase de reactivación no basta la financiación. No entendemos oportuno el cargar de más financiación a las empresas. Debe haber ayudas directas, laborales, fiscales, quizá recorte del IVA, y campañas de promoción», recetó el experto.

Hasta ahora, las empresas han tenido básicamente problemas de liquidez tras ver sus ingresos reducidos a cero. En esa idea abundó José Antonio Cola, director Sectorial Territorial Este de Banco Sabadell, que también apuntó a la necesidad que ha habido de explorar «otras fórmulas para reducir la carga financiera de las compañías, como son las moratorias y carencias».

Para los expertos del banco, esta crisis puede tener un impacto en la estructura empresarial: «Habrá concentración de mercado, selección natural y los más competitivos saldrán reforzados. Es un sector valiente, habrá que reforzarlo».

Una de las claves en las que puede apoyarse el sector tanto público como privado para abordar esta encrucijada es la transformación digital, apuntó Francesc Colomer. «La transformación digital no va solo de tecnología sino de saber aplicarla. Nos puede ayudar a conocer mejor al cliente, a segmentar para tener puntería en la promoción turística buscando los públicos más rentables para nosotros. Todo esto ha de experimentar una gran aceleración. Lo que nos hace destino turístico inteligente es la toma de decisiones cualificada», afirmó.

Más diálogo con el Gobierno

Al igual que el resto de ponentes, el empresario de la restauración Ricard Camarena reclamó una actuación más certera a la administración. El chef se mostró insatisfecho con la gestión del Gobierno central. «Tiene que haber más diálogo del que está habiendo. Y, si no, que no molesten demasiado», sentenció el dos estrellas Michelín.

«La situación es excepcional y las soluciones también deben serlo. Muchas cosas no dependen de nosotros: la evolución de la pandemia y la legislación, sobre todo del Gobierno central. Ahora es cuando más echamos de menos un mayor poder de autogobierno y tener herramientas financieras que permitan tomar decisiones y prolongarlas. No solo los ERTE, que son necesarios pero son una herramienta que nos debilita», sostuvo.

Una Conselleria de Turismo

Frente a esto, Camarena reivindicó la gestión de la Generalitat y también apuntó a la necesidad de crear una Conselleria de Turismo. «Es una cuestión simbólica pero a lo que le das importancia se la tienes que dar en todos los rangos. Es el momento de exigir que el turismo tenga una representación a la altura, con los medios para tener más autosuficiencia. Tenemos a la persona adecuada», dijo de Colomer.

El restaurador acaba de reabrir al público: «He vuelto por convicción y porque estaba entrando en un estado de apatía en el que lo único que me apetecía era quejarme», reconoció. El chef alabó que el cliente, con su vuelta, está exhibiendo una «confianza mayor» en la seguridad de los establecimientos, además de estar dispuesto a aceptar cambios necesarios, como menos tiempo en la mesa y cartas más cortas.

Camarena ha realizado una encuesta entre sus clientes habituales y el 90% reclama que las experiencias sean lo más parecidas posible a cómo eran antes del coronavirus. «Solo que se mantengan distancias de seguridad, nada de escafandras», aseguró. Y es que los nuevos protocolos sanitarios, muy garantistas con la seguridad, amenazan con generar el efecto contrario.

Las nuevas normas de seguridad también van a condicionar los movimientos en los hoteles. El hotelero Toni Mayor destacó su importancia, así como la gran cantidad de sellos de calidad que otorgan la Organización Mundial del Turismo, la Unión Europea o los gobiernos. Con todo, confía en poder «relajar el corsé» al cliente en cuanto la amenaza de contagios se reduzca.

¿Guerra de precios?

Los precios son otra variable que inquieta a los hoteleros. Lógicamente, va a ser un verano de competencia agresiva. Se miran de reojo las ofertas de otros destinos rivales: «Estamos delante de un verano complicado. Grecia, Portugal, Turquía, que está pagando a las aerolíneas por cada vuelo que llega... No tenemos que ser los más atrevidos. Vamos a estimular la demanda con pequeños detalles: el niño gratis, siete días a precio de seis. No hay otra que estimular la demanda que estaba convaleciente. Es el año de hacerlo. Una guerra de precios tampoco la veo. Va a haber oportunidades para el consumidor para viajar más barato que en 2019», apunta Mayor, que anticipa un verano con más costes para las empresas y menos ingresos por cliente.

De momento, la Costa Blanca, que tiene en Reino Unido un mercado emisor esencial, está a la espera de novedades de Londres. «La prensa ha sacado en portada que España vuelve a estar abierta en julio. Pero ellos tienen más problemas con su cuarentena que con la nuestra. Los lobbies de aeropuertos, líneas aéreas, turoperadores presionan al Gobierno británico. Su cuarentena no está clara y la querían levantar antes que llegue el 1 de julio», concluye.