Un sesenta por ciento de bares y restaurantes valencianos tiene previsto abrir sus interiores este lunes, con el inicio de la fase 2 en la desescalada. Ayer, muchos propietarios empezaban con las tareas para acondicionar los espacios y poder preservar la seguridad de los clientes. Manuel Espinar, presidente de la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia (FEHV) apunta que para jueves y viernes se espera que opere ya un ochenta por ciento. «Sobre todo de cara al otro fin de semana», avanza Espinar, para quien lo importante ahora es que ese aforo del cincuenta por ciento dentro de los locales «permita ser viables». «Es un gran avance para todos y estamos en un momento clave», enfatiza.

Después de dos meses de confinamiento, con las pérdidas que ello ha supuesto en puestos de trabajo e ingresos, «la sociedad no puede dar ahora un paso atrás». De ahí que incida en seguir las indicaciones dadas por las autoridades sanitarias. « Desde la Federación pedimos a nuestro sector un alto compromiso en la responsabilidad, y colaboración a la ciudadanía para el cumplimiento de las medidas para la higiene», comenta, tras calificar como de «muy positivo» el tránsito hacia este nuevo estado.

Además, como presidente de la Confederación Empresarial de Hostelería y Turismo de la Comunitat Valenciana (Conhostur), aprovecha para reclamar que se pueda retomar la movilidad entre provincias pensando en el sector del alojamiento.

Enrique Genovés, propietario de la cafetería Sweet Coffee, en Cirilo Amorós, era de los que este sábado se afanaba en la adecuación del recinto para cumplir con lo estipulado por el Boletín Oficial del Estado a partir del uno de junio. Así, en las mesas, una cartelería elaborada ex profeso recuerda al cliente la necesidad de mantener las distancias mínimas. Con solo la mitad de clientela permitida, varias señales de prohibición dejan a las claras que determinadas mesas están anuladas. Un gasto extra que solo compensarán los ingresos a medida que se avance en el regreso a la «normalidad» y se relajen unas normas que ven «muy exigentes» respecto a las del transporte público, donde no se han decretado dos metros de separación entre pasajeros.

Menos mesas, mejor atención

En Russafa, el cheff Bernd H. Knöller supervisaba en la mañana de ayer la desinfección de cocinas y puesta a punto del RiFF. Tras dos meses y medio de parada obligada por la pandemia, el reputado cocinero optaba por el optimismo. Empezará con cinco mesas y deja caer que igual alarga la medida porque así tendrá «más tiempo» para dar «mejor servicio y con más comodidad a los clientes». De los setenta comensales que puede atender, recibirá solo a unos doce. Mantendrá, comenta, a toda la plantilla porque tiene en mente ampliar el horario de lunes a sábado e incluso abrir domingo.

Angolo DiVino, en Almirante Cadarso, también ha señalizado el suelo para que no se sobrepasen las limitaciones, que la mayoría de hosteleros consideran demasiado estrictas respecto a las de supermercados. «No tenemos una hoja de ruta clara y la desinformación es lo que más nos preocupa», es la queja recurrente.

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