La apertura de los centros comerciales se suele asociar a una euforia multitudinaria. Pero con el inicio de la fase 2 de la desescalada por la pandemia de covid-19, la antigua atmósfera festiva dio paso a un sentimiento nuevo, el de la emoción del reencuentro. Cuando a las diez de la mañana, El Corte Inglés de Pintor Sorolla, en València, abría sus puertas, el paso tímido del primer centenar de clientes, guardando todos ellos las distancias y tras esperar unos segundos con las puertas ya abiertas, fue correspondido por el aplauso de los empleados del centro, que formaron un pasillo de honor. En el reencuentro entre los trabajadores y el público saltaron las lágrimas de manera espontánea, porque el momento trascendía al hecho de volver a comprar en el establecimiento y suponía recuperar un gran signo de normalidad.

«El hecho de abrir es también la rutina de venir al trabajo, de atender al cliente, son cosas que echaba en falta», describe Gemma Villaescusa, trabajadora del centro de Pintor Sorolla, y que ayer se encargaba de contabilizar el flujo de entrada de clientes por la puerta recayente a la plaza de los Pinazos. En los primeros 20 minutos tenía ya apuntadas más de 130 personas: «Ha sido emocionante por la satisfacción de poder volver a la normalidad. Dentro de lo que cabe, más o menos, ya empieza a parecerse a la normalidad que teníamos. La gente tenía ganas de volver, se nota, pero se está comportando de manera muy responsable».

«Estamos muy emocionados porque ha sido una apertura que nos ha llegado al alma. Aplaudir al público, y que ellos nos respondieran a nosotros con más aplausos, ha sido emocionante», apuntaba Pau Pérez Rico, Director Regional de Comunicación y Relaciones Institucionales en El Corte Inglés en la Comunitat Valenciana. El ritmo de clientes fue el habitual de un lunes del mes de junio, por lo que el aforo máximo del 40%, que supone la confluencia conjunta de 3.600 personas, no se llegó a completar. «Sería muy raro que llegásemos a esas cifras, pero tenemos que preverlo para hoy y días sucesivos. Hay ocho personas en cada planta realizando un conteo manual. En el momento que veamos que hay una asistencia superior a la legal, redirigiremos las distintas plantas. El flujo habitual no suele llegar a ese extremo, aunque habrá que ver el fin de semana. Esta época no es como la de Navidad o Año Nuevo».

Entre fuertes medidas de higiene y seguridad, la normalidad fue la nota predominante en todos los centros. La Comunitat Valenciana, con 3.607 negocios, es la segunda autonomía con más tiendas abiertas en los centros comerciales en fase 2, solo por detrás de Andalucía. «El ritmo de afluencia ha sido el habitual de un lunes de junio», indicó Joaquín Cerveró, portavoz de la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución en la Comunitat Valenciana.

Después de dos meses y medio de encierro sin más posibilidad de hacer compras electrónicas o de alimentación, Pérez Rico recordaba que había «muchas celebraciones que no se han podido hacer, hay regalos de aniversarios y de los días del padre y de la madre, que justo han coincidido en este periodo». La declaración del estado de alarma y la obligatoriedad del confinamiento dejaron pendientes miles de adquisiciones: arreglos de ropa pendientes de recoger, encargos para cumpleaños ya pasados, el regalo para el nacimiento inminente de un nieto.

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De esas necesidades estaban hechas las primeras listas de la compra: «Debo recoger unas zapatillas. Las compré antes de la pandemia. He tenido que caminar con unas viejas que los pies me los ha hecho polvo», aseguraba Hortensia, muy favorable a que la reapertura se hubiese ejecutado con anterioridad: «Con la sensatez que hemos aplicado para ir a supermercados, bares, farmacias o para ir a pasear».

Desde que supo que iba a ser abuela, Amparo ansiaba poder ir a El Corte Inglés a preparar la llegada de su nieto: «Voy a comprarle ropita y un juguete. Llevaba dos meses esperando a que reabrieran para poder comprárselo». Otros, como Alfredo, con un reloj GPS al que la fallaba la geolocalización, aguardaba la apertura para poder hablar «con alguien físicamente y no con consultas en internet». Y también había casos como el de Diego, que ha encontrado en la fase 2 una aliada para tener un mayor margen de oferta para el aniversario de su novia: «Es el sábado, me pilla justísimo».

Con los grandes superficies de València, Castellón, Alicante y Elx a pleno rendimiento, Pérez Rico considera que se satisfacen tanto las necesidades de la sociedad como las de la dinamización económica: «Pensemos en las múltiples necesidades de cualquier tipo. Desde electrodomésticos, a ropa, a cualquier cosa. Después del gran esfuerzo que ha hecho la sociedad para contener la pandemia, realizar compras en El Corte Inglés o cualquier otro establecimiento, supone dinamizar la economía. Tenemos más de 60.000 proveedores de los que el 81% son nacionales. Supone acelerar la industria, la logística, la distribución. En definitiva, crear empleo».

Colas en Bonaire

Colas, búsqueda de ofertas y paseos frente a escaparates portando bolsas de papel o plástico, pero con mascarillas, entre geles hidroalcohólicos y guardando la distancia de seguridad. Así abrió ayer sus puertas el centro comerical Bonaire, en Aldaia. La superficie, que permaneció abierta para productos de primera necesidad durante el estado de alarma,señalizó en el suelo el lugar que debían ocupar los clientes para mantener la distancia de seguridad, además de aumentar la frecuencia de limpieza coincidiendo con los horarios de más afluencia y de las zonas más comunes, como ascensores, pasamanos, picaportes cada 30 minutos o la colocación de geles hidroalcohólicos en entradas y en puntos clave. También cuenta con un innovador sistema de monitorización y control de la ocupación que permite controlar el flujo de personas en tiempo real a través de una app móvil y que alerta a la gerencia del centro en caso de que se esté llegando al límite de ocupación marcado por ley.