Los ministros de Interior de la Unión Europea están de acuerdo con la Comisión Europea en que es necesario empezar a recuperar la libertad de movimientos en el espacio Schengen -formado por 22 países de la UE más Suiza, Noruega, Islandia y Liechtenstein- y levantar los controles en las fronteras interiores. Y, aunque no todos los estados miembro tienen fecha para hacerlo, Bruselas confía en que será posible para finales de mes. «Creo que regresaremos al pleno funcionamiento del espacio Schengen para finales de junio», aseguró la comisaria de interior, Ylva Johansson, tras la videoconferencia celebrada ayer para poner orden al caos de fechas y restricciones.

Durante la reunión, «la mayoría de los Estados miembro» anunciaron que «eliminarán las restricciones en las fronteras internas para el 15 de junio» mientras que otros países esperan poder hacerlo para finales de mes «aunque dependerá del desarrollo de la situación epidemiológica», anunció la secretaria de estado de Interior croata, Terezija Gras, en nombre de la presidencia de turno de la UE. Concretamente, algunos países «quieren seguir el desarrollo (de la pandemia) antes de tomar una decisión», añadió sin precisar qué países.

«Es una decisión de cada Estado pero mi impresión es que hay un fuerte apoyo a este enfoque», añadió Johansson. Entre los países que han anunciado su intención de eliminar las restricciones para el 1 de julio, según fuentes diplomáticas, está España. Mientras tanto, los cuatro países de Visegrado -República checa, Hungría, Polonia y Eslovaquia- han rechazado comprometerse con un calendario concreto.

Tensa carrera por reabrir

La gestión de las fronteras europeas, de competencia exclusivamente nacional, se ha convertido en las últimas semanas en motivo de fuertes tensiones entre los gobiernos europeos. Muchos países han anunciado su decisión de reinstaurar la libre circulación desde mediados de junio pero limitando la entrada de ciudadanos procedentes de determinados países -como España, Italia, Reino Unido o Suecia- e imponiéndoles cuarentenas o la obligación de pasar test, bien porque no hay reciprocidad en la reapertura de fronteras, bien por su situación epidemiológica y el temor a la importación de nuevo casos de coronavirus.

Aún así, Johansson recordó que «tanto la situación política como sanitaria» permiten eliminar las restricciones en los viajes y que es importante que los gobiernos europeos respeten «los principios de no discriminación y proporcionalidad» cuando autoricen la libertad de movimientos porque «la nacionalidad de la persona que entra en un territorio no es un factor relevante» y «muchos ciudadanos no residen en los Estados miembros de su nacionalidad», subrayó.

A esto se suma la positiva fotografía dibujada por el Centro Europeo de Control y Prevención de Enfermedades (ECDC en sus siglas en inglés) que apunta a una convergencia entre los países de la UE gracias a los «esfuerzos significativos» para contener el virus de las últimas semanas. «La distancia física y otras medidas sanitarias son todavía necesarias pero no hay justificación para las restricciones de viaje y controles fronterizos en el área Schengen», defendió la comisaria.

La apertura de las fronteras interiores es una condición sine qua non para reabrir posteriormente las exteriores y permitir de nuevo los viajes al continente europeo de ciudadanos de terceros países. La prohibición expira el 15 de junio y los ministros acordaron ayer prorrogar la decisión dos semanas más. «Existe un fuerte consenso», «primero tenemos que abrir internamente y luego pasar a las fronteras exteriores», explicó Johansson.