Bajo la premisa de que «si se pierden las librerías, se pierde mucho», escritores y libreros de València han creado un gran juego del amigo invisible para regalar libros comprados en pequeños establecimientos de barrio, que han secundado unas 2.000 personas y que aspiran ya a replicar en otras ciudades. La iniciativa Sentim les llibreries ha sido impulsada por la escritora zaragozana afincada en València María Bastarós y su marido, el escritor David Pascual (Mr.Perfumme), que buscaban apoyar a estos locales ante la crisis del coronavirus.

Dieciséis pequeñas librerías de la ciudad se han sumado a este proyecto, que nació en un grupo de Whatsapp integrado por escritores y libreros donde se habló de «generar una red de apoyo» a estos negocios locales -ya golpeados previamente por las plataformas de comercio electrónico- cuando reabrieran tras el confinamiento.

«A mí se me ocurrió esta idea, que en realidad es una traslación de lo que hago en Navidad con mis amigas: un amigo invisible en el que solo se pueden regalar libros, y solo comprados en librerías locales», explica María Bastarós, quien asegura que la acogida ha sido «brutal» y de las 1.000 inscripciones que preveían están llegando a las 2.000, el tope para poder «gestionarlas bien».

Hasta el 15 de junio, quien lo desee puede rellenar un formulario en Internet para participar en esta experiencia piloto y poder así regalar un libro a una persona desconocida de la que solo sabrán el apodo, edad y gustos literarios, y recibir una lectura sorpresa en la librería elegida, sin que haya un coste mínimo o máximo para la compra.

La novela histórica, el feminismo y la novela negra son por ahora las opciones que más marcan quienes se han inscrito, entre los que no faltan niños y muchas personas mayores, así como gente «muy lectora» o a quienes «les hace ilusión, más que el libro en sí, la parte emocional del juego y que les dediquen la obra que elijan para ellos», explica.

Además de apoyar el comercio local, el objetivo de esta iniciativa es reivindicar la figura de los libreros, «unas personas que no solo te cobran un libro, sino que conocen tus gustos y saben qué recomendarte», y dar «visibilidad» a negocios de barrio gestionados por autónomos, los «más perjudicados» por la crisis.

Bastarós afirma que sería «una idea maravillosa» conseguir celebrar este gran amigo invisible una vez al año -en una fecha separada de Navidad y la Feria del Libro, cuando más ventas hacen las librerías- y en todas las ciudades a la vez, para que tuvieran otro momento anual «de desahogo y de apoyo económico». «Nos llegan muchos mensajes de libreros de otras ciudades donde les gustaría replicar la iniciativa, e incluso tengo una amiga que vive en Atenas y le gustaría hacerlo allí», indica esta gestora cultural.