La pandemia de covid-19 que ha confinado a millones de personas en todo el mundo en los últimos meses ha puesto en jaque la normalidad y el día a día como hasta ahora se conocían. Desde las relaciones personales hasta los sistemas económicos e industriales, las consecuencias de la crisis sanitaria se han notado en todos los ámbitos, incluido el educativo.

Un cierre de colegios sin precedentes y el abandono temporal de las aulas como el principal espacio de aprendizaje han provocado que alumnado, profesorado y familias hayan tenido que innovar para mantener las clases a distancia, con la tecnología y la conexión a internet como piezas clave.

En este contexto, Levante-EMV ha celebrado esta semana un desayuno telemático dentro del ciclo que realiza desde el pasado mes de septiembre junto a Caixa Popular y Facsa, para difundir los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenibles, incluidos en la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas y debatir sobre los principales retos que representan. En este caso, el acto se centró en el número 4, una educación de calidad, por la que se debe velar, también, durante la pandemia.

En esta ocasión, la conversación contó con la participación de Margarida Castellano, directora de Innovación Educativa y Ordenación de la Conselleria de Educación; Encarna Cuenca, presidenta del Consell Escolar de la Comunitat Valenciana; Beatriu Cardona, docente y miembro del secretariado nacional de Intersindical-Stepv; Pilar Soria, responsable de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) de Facsa; y Francisco Machado, especialista en centros de enseñanza de Caixa Popular. Julio Monreal, periodista y director general de Relaciones Institucionales de Levante-EMV, condujo el encuentro.

Las participantes coincidieron en que el Sars-Cov-2 ha provocado que salgan a la luz cuestiones sociales no resueltas, como la conciliación familiar; han puesto de manifiesto que el menú de los comedores escolares es vital para la nutrición de muchos menores, y también que la brecha digital de las familias es más profunda de lo que se creía.

Según Margarida Castellano, la primera acción de la Conselleria de Educación fue dar una «respuesta de emergencia» al alumnado con la beca del comedor del 100 % y la adquisición de tabletas para evitar la desconexión, aunque Castellano aclara que la brecha no es solo la falta de medios, sino que hay que «saber utilizarlos».

Por eso, considera que la covid-19 ha aflorado la necesidad de una «alfabetización informacional urgente», tanto para los estudiantes y escolares como para el profesorado. «El alumnado no es nativo ni inmigrante digital y poca gente se ha preocupado de enseñarles», reconoció. «No se trata de tener libros digitales, hay que saber usar las herramientas y vivir en entornos digitales», apuntó, por lo que la conselleria ha reorganizado la formación del profesorado con 10.000 plazas nuevas en este sentido.

El impulso de las tecnologías es una realidad que ha llegado para quedarse en la educación y no de manera complementaria pero, como apunta Beatriu Cardona, «la escuela no volverá a abrir como ha abierto hasta hora». «La pandemia ha agravado problemas de hace tiempo no resueltos, como el de la conciliación o las instalaciones y ha visibilizado que los recortes que se hicieron y que se revierten desde hace cinco años han afectado al alumnado», detalla. «Lo que tenías, o no, en casa ha sido determinante», manifiesta Cardona.

Durante la conversación, la docente también incidió en que la escuela «debe traspasar los muros del recinto escolar, no es solo el aula». En este sentido también apuesta Encarna Cuenca, quien habla no solo de la necesidad de «metodologías diferentes, sino de espacios de aprendizaje diferentes» y de «hiperaulas». Asimismo, cree que los consejos escolares municipales son una herramienta «valiosísima» que pueden servir para buscar «soluciones extraordinarias» a la «nueva normalidad», como que los centros puedan disponer del espacio de las bibliotecas, polideportivos, salas de Cultura... y se creen redes con otros colegios o institutos cercanos. Y es que, según la presidenta del Consell Escolar, la respuesta a la covid-19 pasa «necesariamente por la implicación de toda la sociedad».

Igualmente, para Castellano se trata de unas «alianzas necesarias» en el ámbito local. Conscientes de ello, la conselleria invertirá 9 millones de euros para que los ayuntamientos organicen actividades de refuerzo.

Por otro lado, Cuenca también apuesta por una enseñanza más transversal. «No necesitamos más asignaturas, necesitamos ámbitos, porque el conocimiento no está fragmentado. Tenemos que enseñar a aprender, a hacerse preguntas y a trabajar los valores y la responsabilidad personal», apuntó.

Castellano, por su parte, recordó la «tradición de renovación pedagógica» valenciana y también considera que, hoy en día, los «contenidos parcelados no van a ningún sitio» porque «todo está relacionado». De hecho, según las instrucciones de la Conselleria de Educación, esta será la manera de trabajar el próximo curso en 1º de ESO, para facilitar la transición del alumnado de Primaria a esta etapa, una cuestión que necesita «una reflexión» en los otros niveles, como 5 años, donde también hay que realizar un «acompañamiento», defiende.

Más recursos para un futuro mejor

Ya que las crisis sacan «lo mejor de muchas personas pero lo peor del sistema», Beatriu Cardona pide a la Administración que «se inviertan todos los recursos para que las personas salgan de la crisis, no para salvar al sistema».

Por eso, en el ámbito educativo, considera que no se necesita «solo equipamiento», sino también «el doble de inversión y el doble de profesorado» si se quiere recuperar la presencialidad en las aulas. Las distancias de seguridad marcadas frente la covid-19 son de dos metros entre personas (4 m2), mientras que las aulas disponen hoy de 2 m2 en Infantil y de 1,5 m2 en el resto de niveles. La mitad de lo necesario.

Por su parte, Castellano explica que la conselleria trabaja con «varios escenarios» de cara al próximo curso y que si hubiera un rebrote que obligara de nuevo a cerrar los centros, «no partiríamos del caos inicial de los primeros días», pues el Plan Mulan (Modelo Unificado Lectivo de Actividades No presenciales) ya se ha establecido y estos meses también se ha creado el Rebost Digital, con material para los docentes. «Sería una vuelta a las 'aulas' virtuales mucho más relajada, aunque no es lo que nos gustaría», reconoce.

En este nuevo escenario, las empresas también han tenido que adaptar sus formaciones y actividades docentes. Pilar Soria explica que en Facsa cuentan con dos proyectos de sensibilización para concienciar sobre sostenibilidad y gestión del agua, y participan en la docencia de sendos másteres de la Universitat Jaume I de Castelló y la Universitat de València, lo que ahora también ha tenido que «adaptarse de forma virtual, agudizando el ingenio».

«Nos enfrentamos al reto de cómo seguir nuestra labor de concienciación medioambiental con todas las garantías de éxito y seguridad a nivel sanitario», apunta Soria. Una inquietud que también comparten desde Caixa Popular, con formaciones que pasarán del mismo modo al entorno virtual. En concreto, la entidad trabaja en fomento de la lectura, formación financiera de distintos colectivos o con colaboraciones como la de la Acadèmia Valenciana de la Llengua, por lo que Machado pide «no olvidar la formación permanente» de personas adultas, que en este caso se dará a través de cursos online o itinerarios digitales.

Asimismo, detalla que en Caixa Popular han suscrito acuerdos de colaboración con distintos agentes educativos que necesitan adaptar los centros o invertir en material tecnológico en esta coyuntura.

El impacto de no socializar

Por último, en el encuentro virtual se lamentó que los niños y niñas no ocupen en la sociedad el lugar que les corresponde, lo que también ha evidenciado la crisis sanitaria. «La infancia está vista como un problema en nuestra sociedad y su ocio no tiene valor», afirma Beatriu Cardona en referencia a que, por ejemplo, ya han abierto los bares y las terrazas pero no se ha anunciado cuándo abrirán los parques infantiles, como denunció Margarida Castellano.

La directora general de Innovación Educativa también apunta que se desconocen «los efectos psicológicos» del confinamiento y la suspensión de las clases presenciales en los menores. «Debemos prepararnos para el acompañamiento emocional; la escuela es donde se socializa y donde las emociones deben estar presentes», detalla. «Faltará ver el impacto sociológico de no poder abrazar a la maestra», concluye Cardona.

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