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Partida crucial en el PP valenciano

El alcalde de Gavarda, ungido por Génova, se perfila como candidato de unidad a líder provincial con el visto bueno de Bonig

Partida crucial en el PP valenciano

Los grandes campeonatos de ajedrez son a varias partidas. Ganar una no da la victoria final, aunque acerca a ella. El PP valenciano lleva desde la pérdida de crédito por los casos de corrupción y la derrota electoral de 2015 en un largo torneo por un liderazgo firme en un contexto de disgregación del electorado. Los esperados congresos provinciales de València (en especial) y Alicante representan una partida crucial para la formación.

Todo indica que habrá un rostro ganador, el de Vicent Mompó. El diputado provincial y alcalde de Gavarda es el ungido por la dirección nacional para ser el nuevo presidente provincial, el que tome el relevo de su amigo Vicente Betoret (ahora en el puente de mando en Génova) después de tres años de crisis en forma de gestora.

Mompó es la solución de consenso bendecida por la actual cúpula (Pablo Casado y Teodoro García Egea) y que la presidenta autonómica, Isabel Bonig, se apresta a aceptar. Puede ser cuestión de horas o de días, pero tanto el entorno de la síndica en Corts como los valencianos más próximos a Casado admiten que el acuerdo está cerca. Es posible que esté antes de la junta directiva nacional de mañana, que convocará los congresos provinciales de València y Alicante y de la capital del Turia en la segunda quincena de julio (si no hay gran sorpresa). Faltan flecos, que en estas circunstancias pueden traducirse como que falta por integrar en la hipotética candidatura única a algunos afines a Bonig.

Los teléfonos no han parado en la cúpula popular valenciana desde la tarde del viernes, cuando trascendió la cita (y el orden del día) del lunes. La presidenta del PPCV ha adoptado ya la estrategia de liderar la unidad, aseguran dirigentes próximos a ella. Se trata de trasladar la imagen de tablas, aunque a pocos escapa que el criterio de Génova (con concesiones en la lista, posiblemente) es el que va a acabar imponiéndose. Es más bien entregar la victoria para reducir los daños.

Pero esta imagen de empate en la partida provincial permite una nueva vida a Bonig, un año de margen hasta el congreso regional con un partido más pacificado de lo que estaba. Y en un año pueden pasar muchas cosas, como la política reciente ha demostrado.

El análisis de oportunidades le ha dejado pocas salidas a la líder del PPCV que no fueran la de asumir la directriz de Génova. Lo contrario, presentar una candidatura de alguien más cercano, sería incidir en una guerra con pocos beneficios a obtener, porque si su elegido perdiera ella quedaría en una situación insostenible (obligada a dimitir, previsiblemente) y, aún en el caso de que ganara, el clima bélico permanecería ahí, humeante. Por no hablar de la imagen que una batalla interna trasladaría a la ciudadanía en un momento difícil, de salida de una emergencia sanitaria desconocida hasta ahora. Y cuando las encuestas que maneja la dirección dicen que la ultraderecha de Vox tiene margen de crecimiento.

Presentarse como la promotora de una lista de unidad da a Bonig la oportunidad de presentar a Casado en su momento una cartilla de deberes cumplidos, un argumento más para contar con ella cuando llegue el congreso regional (dentro de un año aproximadamente).

La sombra de Mazón

En realidad, la síndica mantiene el pecado original de haber enviado a sus más cercanos a trabajar por Soraya Sáenz de Santamaría. Perdió. Y después de eso ha procurado no salirse de los renglones marcados por el equipo de Casado.

Sin embargo, es un mantra entre cargos y dirigentes populares (y nunca corroborado formalmente por Génova) que Casado y García Egea quieren un recambio al frente del PPCV y que el elegido sería el presidente de la Diputación de Alicante, Carlos Mazón, un veterano con pedigrí zaplanista.

El exdirector del IVAJ en tiempos de Zaplana será proclamado en pocas semanas presidente provincial del PP de Alicante. Una lectura preocupante sobre el futuro de Bonig es que, con València y Alicante fuera de su control, el contador para su salida se habrá puesto en marcha. Otra pieza clave en esa partida será la virtual presidenta del partido en la capital, María José Catalá. Pero, de momento, Bonig, que ha demostrado capacidad de resistencia, continuará viva, con algo de tiempo por delante y un horizonte de mayor paz. Ha ido perdiendo peones, incluso partidas (salió derrotada en el reparto de diputados provinciales en València), pero el campeonato no ha acabado.

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