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Los rostros del confinamiento

Un centenar de vecinos de Benifairó dan imagen al encierro en casa

Los rostros del confinamiento

El confinamiento obligó a los ciudadanos a encerrarse en casa durante casi dos meses. Las ventanas y los balcones se convirtieron en las únicas rendijas que permitían asomarse a las calles desiertas. Una situación extraordinaria que ha quedado retratada para la historia. Al fotógrafo de Benifairó de la Valldigna, Salva Ferrando, la cuarentena le pilló en su pueblo, pese a que vive entre Estambul y València. Su cámara ha inmortalizado las imágemes del confinamiento.

Durante ese encierro forzado se juntaron dos factores que alumbraron el proyecto que verá la luz en agosto. Por una parte, las ganas de Ferrando de hacer algo para su pueblo «en el que hacía casi 20 años que no pasaba más de dos meses» y, por otra, el tiempo del que disponía al ver cómo se paralizaban los proyectos de su productora, Fermenta Films.

Fue entonces cuando se le ocurrió la idea de atravesar esas ventanas, guardianas de la intimidad de cada casa, y acercarse a sus vecinos y vecinas en un momento en el que estaba vetada la socialización. Lo hizo, eso sí, a través del objetivo de su cámara. «Lo que más me ha impresionado es como he podido estar próximo a ellos a través de la lente». señalaba. Y es que, lo único que se ha encontrado ha sido receptividad por parte de los benifaironeros. «Lo anunciamos a través del WhatsApp del ayuntamiento y se apuntó mucha gente», explica. Así ha logrado realizar un centenar de fotografías. Son imágenes con un alto nivel emocional, las caras del confinamiento tras el cristal, a través de una ventana que se convirtió en una válvula de escape para millones de personas durante los días de duro y estricto encierro.

Captar el alma humana

«Es un proyecto muy íntimo, que me ha permitido reencontrarme con gente a la que hacía muchos años que no veía», señala el autor. Son fotografías que hablan, que intentan captar una parte más humana, porque detrás de cada mirada, de cada rostro hay una historia, y eso es lo que Ferrando ha plasmado, lo que esconde cada persona que mira a través del cristal. «Son momentos de relajación, de mirarnos a los ojos. Buscaba el silencio, la parte más profunda», señala el autor.

Uno de los aspectos que más le ha impresionado es la actitud de sus vecinos ante la cámara. «Soy fotógrafo desde hace muchos años y por experiencia sé que cuando a alguien le acercas un objetivo, su reacción es echarse para atrás». En cambio, en este caso ha sido todo lo contrario y la predisposición a transmitir lo que sentían en ese momento a través de sus caras ha sido total.

El «reflejo» del cristal

Las fotos, además, guardan un detalle que casi pasa desapercibido, una cuestión técnica que en otros casos podría parecer un descuido del artista pero que era crucial. Salva Ferrando aparece en todas las imágenes, a través del reflejo del cristal. Esta cuestión no es casual: «Se hacía necesario que yo, con mi sombra, propiciara la aparición de la persona fotografiada», explica. Es una cuestión de la diferencia de intensidad de luz entre el interior y el exterior.

Pero es que, además, este elemento también va a ser crucial para el momento de la exposición. Ferrando explicó que las fotografias serán montadas en aluminio. Al ser en exterior, lo lógico es que este material refleje a la persona que la está mirando. Con ello se consigue que en el mismo cuadro aparezcan las personas retratadas, el fotógrafo y quien está observando la imagen, generándose un triple reflejo en el que todos protagonizan el encuadre.

Todas las imágenes están en blanco y negro. «He preferido prescindir del color porque artísticamente era incontrolable», asegura el autor. La muestra está organizada por el ayuntamiento y la empresa Fermenta Films y patrocinada por Frutas Bollo, Frutas Tono, FBI y Alverlamp.

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