Con el decreto del Estado de Alarma cerraron los centros de día, de mayores, ocupacionales, de personas con diversidad funcional, de personas con enfermedad mental, de atención temprana... con el compromiso de seguir ejerciendo esa misma asistencia de forma domiciliaria o telemática, en función de las necesidades o posibilidades de los usuarios y sus familias. «Sin embargo, esto no ha sido así y son muy pocos los centros que han continuado con la atención domiciliaria o telemática. Muchas familias han quedado desatendidas porque hay centros que han decidido no ofrecer las terapias o actividades y eso es muy grave porque los centros han continuado con financiación pública para su mantenimiento y los profesionales siguen en activo», asegura la abogada de la Plataforma en defensa de la ley de dependencia, Sandra Casas.

Ahora llega la desescalada y, aunque los centros ya pueden abrir sus puertas con una serie de medidas, características y protocolos es decisión de la dirección de cada entidad decidir si abre, cuándo, cómo y con quien. Eso sí, cumpliendo todas las directrices y medidas que impone la covid-19. La cuadratura del círculo es casi una quimera para las entidades y las dificultades se acumulan para quien ha decidido abrir sus puertas e ir recibiendo usuarios.

«Nosotros tenemos dos centros pero solo hemos podido abrir uno. La conselleria marca las directrices pero somos los centros los responsables de cumplirlas y adquirir los equipos de protección y adecuar las instalaciones. Las entidades más pequeñas, como la nuestra -Nueva Opción, asociación de Daño Cerebral Adquirido de Valencia- ha tenido que reinventarse para poder ofrecer la mejor asistencia con las nuevas condiciones. Las terapias, las actividades, los talleres... todos los usuarios y profesionales deben estar a dos metros de distancia, hemos modificado turnos y horarios, hemos recolocado personal para otras tareas (por ejemplo, durante el confinamiento los conductores de las furgonetas de transporte han realizado labores de acompañamiento a domicilio y lo han hecho muy bien) y debemos garantizar el servicio de comedor, la desinfección del centro, el transporte... Es difícil y lo será mucho más a partir de septiembre», explica Paco Quiles, codirector de la entidad.

Nueva Opción abrió uno de sus dos centros esta semana, pero solo con cuatro usuarios en fase dos. La semana que viene, en fase tres, atenderán a cinco usuarios más. Nueve de veinte de forma presencial. El resto, con atención telemática. «Las familias temen riesgos y, en nuestro caso, que nos hemos sabido reinventar en la asistencia domiciliaria, son muchos los que prefieren no regresar al centro hasta septiembre», explica Quiles. Y como de todo se aprende, recalca el «gran esfuerzo» realizado para suprimir la brecha digital. «Estos tres meses han sido muy duros pero hemos conseguido suprimir la brecha digital y hemos logrado que gente muy mayor se conecte en red y trabaje online. La necesidad ha hecho que hayamos adaptado la metodología», apostilla.

Mas personal en septiembre

En el centro trabajan para resolver problemas cotidianos «como el uso de mascarilla porque hay dependientes que no pueden llevarla» mientras aseguran que la falta de auxiliares será una realidad en septiembre. «Hay muchas lagunas aún y la falta de personal será un problema cuando regresen todos los usuarios», concluye.