La recuperación económica tras la devastación provocada por el coronavirus «pasa sí o sí por Europa». El embajador permanente de España ante la Unión Europea, Pablo García-Berdoy, y el conseller de Hacienda, Vicent Soler, coincidieron en la importancia del «Plan Marshall» europeo para encarar la reconstrucción en un encuentro telemático abierto al público organizado por el diario Levante-EMV y la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV) dentro del ciclo de debates de actualidad. García-Berdoy y Soler analizaron los planes de emergencia que la Unión Europea ha preparado y debatieron sobre la importancia de destinar este paquete de ayudas a transforma el modelo económico de la Comunitat Valenciana con una apuesta clara por la digitalización y la economía verde. El presidente de la CEV, Salvador Navarro, presentó el debate, que estuvo moderado por el director general de relaciones institucionales de Levante-EMV, Julio Monreal.

El paquete de ayudas está en plena negociación y de hecho el embajador está inmerso en las reuniones de trabajo para terminar de perfilar el programa. Julio Monreal recordó durante la presentación del debate que aunque algunos lo denominan coloquialmente Plan Marshall el nombre oficial es Next Generation porque busca una recuperación a largo plazo que garantice el futuro de las nuevas generaciones.

Vicent Soler abrió el debate incidiendo en la importancia de Europa. «La gente de mi generación que luchó por la democracia era europeísta y siempre hemos vinculado Europa a la prosperidad. Europa es la tabla de salvación para superar traumas históricos. Mi convicción europeísta viene de lejos y por eso me dolió el fracaso de Europa en la crisis de 2008. Europa está respondiendo ahora de otra manera», subrayó el conseller.

La Comisión Europea ha propuesto un programa de ayudas cifrado en 750.000 millones de euros de los que dos terceras partes serán entregados a fondo perdido y el tercio restante está ideado como préstamos reintegrables. España optará a unos 140.000 millones de euros (77.000 millones en transferencias y 63.000 en créditos) destinados principalmente al turismo, transporte y automoción. Bruselas exige que el destino de esos fondos este alineado con la sostenibilidad y la digitalización y a ese marco deberán atenerse las instituciones y empresas que opten a las ayudas.

A pesar del anuncio, el programa de recuperación no está cerrado. El embajador Pablo García-Berdoy advirtió: «Esto no está hecho. Estamos ante el comienzo del proceso negociador. Hay que ver cómo vamos a afrontar la crisis para ser eficaces y tener potencia de fuego. Estamos en un periodo de recesión profunda y con problemas de financiación por la abultada deuda pública. La idea de crear un fondo es la que se ha contemplado desde el eje franco-alemán y desde la propia comisión. No son ayudas a la ligera sino que están vinculadas a programas concretos. Ahora estamos discutiendo los textos (el contenido). De hecho, salgo de una reunión de trabajo».

El diplomático español explicó que si todo sale bien tras las negociaciones, los estados miembros tendrán que hacer programas de modernización basados en la digitalización y la economía verde (planes de infraestructuras contra el cambio climático y energéticos) «Eso son programas públicos en los que el Gobierno deberá decidir cuáles son las prioridades. Todavía no está decidido cómo apoyaremos a las empresas con los planes subvencionados», aclaró García-Berdoy. «Todos intuimos que lo que querrán los Gobiernos y la Unión Europea serán proyectos con un perfil de la nueva economía y por eso estarán vinculados al cambio climático, la digitalización y la mejora de la competitividad. Habrá muchas tipologías, pero es pronto para adelantarlo porque todavía estamos en la etapa inicial», añadió.

Reticencias

Un problema para que el plan salga adelante son las reticencias de algunos países del norte como Dinamarca o Países Bajos. El embajador defendió la importancia del plan para la supervivencia de la Unión Europea. «Estamos en una operación que no tiene nada que ver con el voluntarismo ideológico. Tiene sentido económico. La crisis ha sido provocada por factores externos (el virus) y pone en peligro el mercado interior. Los tres países más afectados por la pandemia (Francia, Italia y España) representan el 60 % del mercado interior. Si añadimos a Alemania es el 85 % del mercado europeo. Empieza a ser poco lógico que una parte muy minoritaria del mercado interior pueda tener la fuerza para decir que no».

El embajador destacó que los países más escépticos con el plan de ayudas son los que más se benefician del mercado interior «Dónde va a vender Países Bajos sus productos si por su tamaño tiene un mercado muy pequeño. El mercado interior europeo garantiza a Dinamarca o Países Bajos poder vender sus productos. Eso es un argumento incontestable. En este caso no ha habido un comportamiento condenable (por la irresponsabilidad de algún Estado con el gasto público) sino un drama que nos afecta a todos y entre todos lo tendremos que solucionar», subrayó Pablo García-Berdoy.

El conseller Soler coincidió con el embajador en que «sin Europa no habrá recuperación. El diagnóstico del embajador ha sido muy lúcido. Históricamente la economía del norte de Europa ha sido intensiva en capital y la del sur en trabajo barato. Sin embargo, ese papel de trabajo barato se ha trasladado a Asia. Nosotros tenemos que transformar el modelo económico para dejar de ofrecer trabajo barato, pero necesitamos ayuda económica». Al igual que García Berdoy, Soler insistió en que ahora está en juego el futuro de Europa en un contexto en el que la Unión Europea es necesaria para competir con Asia y Estados Unidos. «Por ello hay que utilizar el dinero para transformar la economía», reiteró.