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Adiós a la gestora del PP de la provincia de Valencia

"He tenido que aguantar egoísmos, soberbia y vanidades"

"He tenido que aguantar egoísmos, soberbia y vanidades"

Juan Ramón Adsuara aterrizó al frente de la gestora de la provincia de València en octubre de 2018. Lo hizo con discreción y de la mano del presidente nacional del PP, Pablo Casado, por quien el alcalde Alfafar apostó desde el inicio. Durante un tiempo, su nombre sonó con fuerza para convertirse en el próximo presidente del PP en la provincia de València. Tenía la bendición directa de Casado, quien en alguna ocasión y delante de dirigentes del partido no dudaba en presentarlo como el futuro presidente de la diputación en caso de ganar las elecciones.

Adsuara lo tenía todo a su favor: el aval de Génova, entendimiento con la presidenta del PPCV, Isabel Bonig, legitimidad de las urnas (ha encadenado mayorías en su pueblo), la portavocía del grupo popular en la diputación y talante. Sin embargo, en este año y ocho meses que ha durado su reinado en la gestora algo falló. Adsuara, considerado un verso suelto en el PP, no encajó en la dinámica de un partido que en la provincia de València se ha convertido en nido de familias y que anda descabezado y en descomposición desde la abrupta marcha de Alfonso Rus.

Veinticuatro horas después de haber firmado la convocatoria del congreso provincial que lo apartará definitivamente del cargo orgánico, en conversación con este diario, reflexiona sobre los meses pasados y cómo en algún momento su aspiración de legitimar el cargo en un congreso se evaporó.

Arranca con la afirmación de que en modo alguno se va defraudado, aunque sí con la certeza que desde la gestora «no se puede trabajar igual que si se es un presidente legítimo». El portavoz del PP en la diputación habla sin acritud, aunque admite que en este tiempo ha «sufrido recelos, familias y he templado rencillas». Además, reconoce que ha tenido que «aguantar egoísmos de personas, vanidad y soberbias». En su opinión, este es el lado «más triste» de la política, la existencia de personas «que trabajan para ellas y no para el partido». Y relata también como en su llegada a la gestora tuvo que sufrir los coletazos del congreso extraordinario y los recelos de quienes apostaron por Soraya Sáenz de Santamaría.

Adsuara solo tiene palabras amables para el equipo que le ha acompañado en el órgano provisional y, en general, del partido, si bien admite que ha «tenido que irse para ver el lado humano» de muchas personas, que ahora le llaman para desearle suerte. «Hasta ahora no lo había visto», reconoce.

La decisión de Génova de apostar por Vicent Mompó, alcalde de Gavarda y diputado provincial como candidato oficialista, y no por Adsuara no ha sido una sorpresa para nadie. Hace tiempo que el portavoz popular quería dejar la gestora y así lo hizo saber a la dirección nacional. «He aguantado por responsabilidad con el partido y por lealtad y compromiso con Pablo Casado, que depositó en mí su confianza», afirma.

«No podía irme, aunque he aguantado mucha tensión», admite. Explica que la mayoría absoluta conseguida en su municipio en 2019 fue el detonante de su decisión de dejar la gestora: «Empecé a tener un dilema mental sobre qué hacer, si seguir en el partido y apostar por mi carrera política o apostar por el municipalismo. El papel orgánico no es fácil y no quería fallar a los ciudadanos que me votaron. No comparto que puedas acumular tantos cargos y hacerlo bien», explica.

Meditada desde hace tiempo su retirada, Adsuara cree adecuada la decisión de la dirección nacional de señalar a Mompó como candidato, aunque ello suponga dinamitar el espíritu de las primarias: «Yo soy operario en el sector automovilista y nunca hemos votado para elegir al gerente de la compañía», dice el alcalde de Alfafar. Una paradoja ya que fue él el primero en romper con el dedazo en la elección de cargos provinciales en la diputación. Justifica su evolución bajo el argumento de que el PP no podía permitirse más heridas en el partido y que lo mejor ahora «es el consenso». En espera de que el 25 de julio formalice el traspaso de poderes, Adsuara ya tiene la mente puesta en su pueblo, en cómo reorientará el presupuesto para hacer frente a las secuelas de la pandemia.

Su expectativa es continuar como portavoz del grupo popular en la diputación para liberar a Mompó de una acción en la institución que defiende debe centrarse en la oposición y no perderse en cuestiones orgánicas. Su adiós público será el día del congreso. Tendrá cinco minutos si le dejan, como ha pedido, presidir la mesa del cónclave.

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