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La desescalada beneficia al comercio de barrio y perjudica al del centro

Los ciudadanos consumen más en locales de proximidad por el teletrabajo y las trabas a la movilidad

La desescalada beneficia al comercio de barrio y perjudica al del centro

La progresiva vuelta a la normalidad en la vida ciudadana tras el confinamiento para luchar contra la pandemia de coronavirus no ha tenido los mismos efectos en el comercio y la hostelería. Los establecimientos de barrio respiran mucho más aliviados que los del centro de las grandes ciudades de la Comunitat Valenciana. También los de las poblaciones más pequeñas. Y es que los consumidores están centrando sus compras en los locales de proximidad y no se están desplazando, como era habitual antes de la crisis, a las zonas de la ciudad con mayor pedigrí.

Es algo en lo que coinciden pequeños y grandes empresarios, tal como pusieron de manifiesto a este diario el presidente de Confercomerç, Rafael Torres, y el portavoz de la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (Anged) en la Comunitat Valenciana, Joaquín Cerveró.

Este último lo expresa con suma claridad: «Nuestros centros en la zonas más turísticas lo están pasando peor, mientras que aquellos que se encuentran ubicados en la periferia funcionan mejor». Torres, por su parte, apunta que «la gente está haciendo vida de barrio. Las calles del centro de ciudades como València, Alicante, Castelló, Elx o Torrent están casi vacías».

Transporte

Las trabas a la movilidad y el teletrabajo explican en buena medida esta tendencia, sin olvidar que la ausencia de turistas contribuye de forma significativa a la misma. Por una parte, el trabajo desde el hogar ha propiciado que un número elevado de personas no se hayan desplazado al centro, donde se encuentran las sedes de muchas compañías y de las administraciones públicas. En consecuencia, las compras que se efectuaban antes, durante o después del horario laboral se han perdido. Bares y restaurantes, sobre todo en los desayunos, lo han padecido de manera especial.

Pero hay más, porque, como dice Torres, «la gente evita el transporte público» por miedo al contagio. Así las cosas, las personas -jubilados o no- que muchos días cogían el metro o el autobús para realizar compras en el centro se han quedado ahora en su barrio. Una situación idéntica a la que pasa en relación al área metropolitana. Antes muchas personas se trasladaban a València, por ejemplo, desde las poblaciones limítrofes para pasar la mañana y ir de comercios. Ahora, no. Falta por ver si la tendencia se consolida, pero Torres afirma que «la gente ha descubierto los negocios de su barrio, las tiendas de comida o de ropa, los bares, las zapaterías, y no se desplaza a otras zonas, aunque esto no quiere decir que el comercio de barrio no lo esté pasando mal, lo que sucede es que los del centro lo pasan peor. De hecho, hay empresarios contentos porque las ventas solo les han bajado en un año un 50 %».

Además, augura que «tardaremos en llegar a los niveles de febrero, el que llegue». Los negocios que se están recuperando mejor son los de moda infantil, ferretería o muebles para el hogar.

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