La llegada de la covid-19 lo ha cambiado todo. Nadie duda de que habrá un antes y un después tras la pandemia. La distancia social ha llegado para quedarse. Esta es una de las razones que ha llevado a grupos de jóvenes -sobre todo- a buscar zonas de baño alternativas en los alrededores de la playa de las Arenas. Así, los pantalanes cercanos al edificio de Veles i Vents y la escollera de la Marina de València son dos de las opciones elegidas por algunos para esquivar la presencia en la «invadida» arena de la playa.

Mar Castro optó ayer por tomar el sol en los pantalanes junto a sus dos hijas y una amiga. Estos accesos al mar fueron precintados al inicio del Estado de Alarma, pero ya no hay rastro de las cintas. Explicó que los miembros de seguridad de la zona advirtieron que el baño está prohibido: «Nos han dicho que los barcos sueltan sus aguas fecales y que no se puede nadar. Descansaremos aquí y a la hora de comer nos iremos a la playa, ya que habrá menos gente». Sus toallas se encontraban en el mismo lugar que el verano pasado ocupaba la piscina urbana inaugurada por el ayuntamiento, de cierto éxito.

Llegar a la escollera es mucho más difícil. Sin embargo, grupos de jóvenes -y algún pescador solitario- no dudan a la hora de pasar por una valla o saltar una cierta distancia para posar sus toallas en esta zona y disfrutar del mar. En los alrededores descansa una piscifactoría trasladada por un temporal y algunos carteles confirman que el acceso no está autorizado.