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Oportunidad de negocio

El textil descubre su nuevo nicho en los productos sanitarios y la seguridad

Las empresas valencianas del sector confían en consolidar la fabricación de mascarillas y batas

El textil descubre su nuevo nicho en los productos sanitarios y la seguridad

Pocos sectores han demostrado durante esta crisis una capacidad de adaptación tan grande como el textil. Cuando la covid-19 hizo su aparición, nadie en la Comunitat Valenciana había pensado en dedicarse a la confección de productos sanitarios, un nicho de mercado que se antojaba reducido y demasiado especializado. Bastante tenían la mayoría de empresarios con pensar en cómo hacer frente a la competencia de los países en vías de desarrollo y, especialmente, de China, que les ha amargado la vida durante las últimas dos décadas.

Sin embargo, tres meses después, alrededor de 60 compañías han transformado al menos una parte de sus líneas de producción y han sacado de los ERTE a unos 1.200 trabajadores, hasta alcanzar un potencial de fabricación de más de 25 millones de mascarillas mensuales. Y no sólo eso, también producen batas, manguitos y todo un surtido de referencias relacionadas con la protección frente al coronavirus. «Todo un caso de éxito», según recalca el secretario general y candidato a la presidencia de la patronal Ateval, Pepe Serna, que se muestra convencido de que esta crisis puede acabar generando un nuevo clúster especializado en este segmento.

La nueva línea de negocio puede ayudar a que remonten las cifras de una actividad que fue el origen de la industrialización en la autonomía.

Como explica el propio Serna, el textil se encontraba antes de la pandemia en una etapa de estabilización y cierta recuperación, tras la sucesivas crisis a las que ha tenido que hacer frente, que provocaron que sólo entre los años 2005 y 2013 desaparecieran aproximadamente el 40% de las empresas y cerca de la mitad del empleo del sector en la C. Valenciana, según el secretario general de Ateval. Primero fue, a principios de los años 2000, por la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio y el final a las restricciones a la importación en la Unión Europea. Y, posteriormente, a partir de 2008, la crisis económica general.

Sólo a partir de 2013, con las empresas cada vez más volcadas en buscar productos de valor añadido y una clara apuesta por la automatización y la tecnología, la situación empezó a remontar. En la actualidad, el Centro de Información del Textil y la Confección da cuenta de la presencia de hasta 1.484 firmas en la Comunidad Valenciana, principalmente en las denominadas comarcas centrales, es decir, l'Alcoià, el Comtat i la Vall d'Albaida, que dan empleo a unas 22.814 personas.

Fortaleza

En este sentido, el director general del Instituto Tecnológico del Textil (Aitex), Vicente Blanes, cree que precisamente los cambios introducidos en el sector para sobrevivir estos últimos años son ahora una de sus fortalezas frente a los estragos del covid-19. «El sector textil ha sobrevivido a muchas crisis y esta crisis sin duda se superará por una mayoría de empresas, que ya habían hecho los ajustes necesarios de personal y costes en la anterior crisis financiera», asegura

El espíritu de adaptación fue lo que llevó a la firma contestana Comersan, dedicada principalmente a la fabricación de textil hogar, a reforzar en los últimos años su línea para establecimientos hosteleros y hoteles, que requieren productos a medida y un servicio más cercano, según relata el consejero delegado de la firma, Jorge Sanjuán. El cierre obligado de estos negocios y de las tiendas de decoración por el confinamiento dejó a la compañía sin nuevos pedidos, lo que le llevó a solicitar un ERTE para su plantilla.

Fue el propio Sanjuán el que tuvo la idea de probar con la confección de mascarillas. «Vine de un viaje a Japón poco antes de que se decretara el estado de alarma y allí mucha gente ya las usaba. Pensé que podría ser una opción», explica el empresario. Empezaron con unas 300 diarias, pero, tras las adaptaciones necesarias ahora están sacando entre 40.000 y 50.000 diarias y tienen capacidad para alcanzar las 100.000. «La idea es continuar con el negocio, de momento, como algo complementario a nuestra actividad principal, pero quién sabe en el futuro», señala.

También el grupo Aquaclean/ Interfabrics -una de las mayores compañías con 420 empleados- decidió aventurarse a la fabricación de mascarillas, aprovechando la tecnología de corte por láser de su filial Destiny Decor, especializada en la confección de cortinas y decoración de ventanas. Ya producen unas 40.000 a la semana y lo ven como una vía de crecimiento, según explica el presidente de la firma, Rafael Pascual.

Curiosamente esta filial es una de las que más rápidamente está volviendo a la normalidad. «No sabemos si es que, al pasar más tiempo en casa, la gente ha sentido la necesidad de cambiarse las cortinas, pero lo cierto es que es uno de los mercados donde antes ha regresado la demanda», explica Pascual.

Más seguridad

La alicantina Alhambra Editor Textil es otra de las firmas que ha decidido apostar por el plus de seguridad como una forma de aportar valor añadido a sus colecciones tras la pandemia, y trabaja en la aplicación de un tratamiento para evitar que los virus puedan adherirse a sus tejidos, como apunta su director, Juan Climent. Lo ofrecerá de serie en sus nuevas colecciones y también en aquellos proyectos que lo reclamen de forma inmediata. «La seguridad va a ser una exigencia para los consumidores a partir de este momento», asegura Climent.

La incertidumbre sobre la evolución del consumo también preocupa a otro segmento del textil con una importante implantación en la provincia, como es el de las hilaturas. Como explica el consejero delegado de Hilaturas Ferre, Alfredo Ferre, ellos son «el primer eslabón de la cadena», lo que les permitió alargar su producción más que otras ramas de actividad durante los primeros días de la pandemia, gracias a los pedidos que tenían en cartera, pero ahora tardarán también más en recuperar el nivel previo a la crisis. Ferre calcula que en estos momentos estarán al 65% de su capacidad habitual.

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