La misa de Corpus Christi que se celebró el domingo en la catedral de València levantó polvareda ayer por la polémica homilía del cardenal arzobispo Antonio Cañizares, encargado de oficiar la eucaristía, que aseguró que en la investigación de posibles vacunas contra el coronavirus se estaba haciendo uso de «fetos abortados», lo que condenó como una «desgracia» que era «obra del diablo, que también actúa en plena pandemia». Ayer, pues, el Arzobispado de València emitió un comunicado en el que Cañizares matizaba este sermón: «Desde el inicio de la pandemia rezo para que se encuentre una vacuna que ayude a curar, e incluso a prevenir el covid-19», aseguraba el cardenal, que subrayaba sus esperanzas por una posible cura.

La rectificación llegó después de que Levante-EMV se hiciese eco ayer de las palabras del cardenal Cañizares respecto a la vacuna. La argumentación, con la que el prelado concluyó su sermón, encontró ayer respuesta a través de las redes sociales „Cañizares llegó a ser tendencia en Twitter a nivel nacional„, en las que se criticó duramente que el arzobispo de València diese pábulo al bulo del uso de «fetos abortados» en la búsqueda de vacunas. Respecto a este punto, Cañizares aludía en su comunicado a un artículo de la revista Science „que no citó en la homilía„, «Vaccines that use human fetal cells draw fire». El artículo apunta que en seis de las 130 líneas de investigación que se están desarrollando para obtener vacunas contra la covid-19 se han utilizado células fetales humanas y recoge las reservas al respecto de algunas voces del ámbito religioso norteamericano. Cañizares argumentaba ayer, según el comunicado difundido por el arzobispado, que «lo único que añadía» en su sermón era una referencia a estas líneas de investigación de la vacuna, «que se estarían produciendo con métodos que abrirían dilemas éticos», y afirmaba que «lo deseable» sería lograr la vacuna sin haber de enfrentarse a dichas tesituras.

Cañizares se refería en estos términos a las investigaciones con células fetales, términos mucho más suaves que los que usó en la homilía del Corpus Christi («Nos encontramos ante una dolorosísima noticia, se está haciendo a base de fetos abortados, no podemos alabarlo ni bendecirlo, todo lo contrario», expresó el domingo). También ayer por la tarde, unos minutos después de que el arzobispado difundiese el comunicado, el director del Instituto de Ciencias de la Vida de la Universidad Católica de Valencia, Justo Aznar, publicó un artículo en el portal Zenit sobre el uso de células fetales en la búsqueda de la vacuna. Algunas de las líneas firmadas por Aznar coincidían exactamente con frases de Cañizares en el comunicado del arzobispado.

Con todo, cabe reseñar que las citadas y denunciadas células fetales usadas en las investigaciones de la vacuna del coronavirus „tal y como señalaba el mismo Aznar„ proceden de dos líneas de células cultivadas en 1972 y 1985, respectivamente, de dos fetos abortados por razones médicas, y que ya han sido usadas para desarrollar otras vacunas (la HEK-293, del año 1972, sirvió recientemente a un laboratorio chino para desarrollar una vacuna contra el ébola). En ningún caso se trata de fetos abortados recientemente.

«A disposición de todos»

El cardenal Cañizares, al cabo, reiteró su voluntad de que se logre una vacuna «que permita acabar con la pandemia» y añadía que espera que «quienes tengan en ello la responsabilidad, actúen con generosidad y pongan la vacuna a disposición de todos, también del tercer mundo», aseveró.

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