Los pasajeros que lleguen a los puertos y aeropuertos españoles serán sometidos a partir del domingo a controles visuales y de temperatura y deberán rellenar un formulario en el que deberán hacer constar si han pasado el coronavirus con anterioridad y sus datos de localización en España, según anunció ayer el ministro de Sanidad, Salvador Illa. Si los resultados son positivos, el viajero pasará a ser atendido por un médico que, si lo considera conveniente, lo derivará a los servicios sanitarios de la comunidad autónoma.

El Gobierno ha descartado pedir que los viajeros lleguen con una prueba PCR hecha en origen, una reclamación que había formulado el Gonbierno canario.El ministro precisó que los controles serán llevados a cabo por los servicios de Sanidad Exterior, que cuenta con una plantilla de unas 600 personas, que serán reforzadas por el momento por otras 100. Estas aumentarán en función de las necesidades.

La medida se toma coincidiendo con la apertura de las fronteras españolas a los países del espacio Schengen, excepto Portugal. Días más tarde, a partir del 1 de julio podrán acceder nacionales de terceros países que acuerde la Unión Europea. Y es que, a menos de 36 horas de que se abran las fronteras, el Gobierno negocia contra reloj las condiciones de apertura con varios países, incluidos el Reino Unido y Francia.

Fuentes de Exteriores señalan que ayer hubo conversaciones con Gran Bretaña para decidir si se implementa o no una cuarentena a los viajeros británicos en reciprocidad a la que Londres impone a los españoles. Según las fuentes, es el propio Reino Unido el que está en un proceso de revisión de la cuarentena implementada en frontera y de ello dependerá la decisión que España deberá tomar en las próximas horas.

Asimismo, también tenían lugar conversaciones con Francia para gestionar el desfase en las fechas de apertura, ya que España tiene previsto abrir sus fronteras la medianoche de mañana domingo 21, mientras que Francia no hará lo propio hasta 24 horas más tarde, el lunes 22, lo que en Exteriores no consideran particularmente grave.