Aunque ayer a la media noche concluyó el «estado de alarma», la restricción de movimientos entre comunidades y el cierre de las fronteras, seguramente era demasiado pronto para empezar a ver turistas foráneos en las playas urbanas de València. «No hemos tenido ni un cliente extranjero todavía», indicaba Vicente, encargado de atraer comensales a uno de los restaurantes del paseo marítimo en la Malva-rosa. «Y son ellos los que hacen que los restaurantes ganen dinero, porque vienen a comer a las 12 del mediodía o a cenar a las seis de la tarde, y eso nos permite tener la cocina todo el día abierta».

Los socorristas de la Cruz Roja que se encargan de vigilar las playas coincidían en asegurar que la cantidad de bañistas de ayer era bastante superior a la del domingo anterior, cuando aún no se había pasado a la fase 3 y el baño estaba más restringido. «A las 10, cuando hemos empezado, esta parte de la playa ya estaba casi llena», afirmaba uno de los vigilantes. «Y todo lo que escuchamos hablar es en valenciano o en español, así que no parece haber todavía mucho turista de fuera», añadía una compañera.

En cambio Raúl, vendedor de la ONCE habitual en el paseo marítimo, aseguraba que, pese al inicio del verano y el fin del estado de alarma, la afluencia de personas sigue siendo menor incluso que la de un domingo anterior a la pandemia. «Y no digamos ya que respecto al verano del año pasado -explicaba Raúl-. Lo que menos se ven son extrangeros. En un domingo normal esto estaría lleno de bicicletas»

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