Los centros comerciales de la Comunitat Valenciana ubicados en las Zonas de Gran Afluencia Turística (ZGAT) reabrieron ayer de nuevo sus puertas domingos y festivos, coincidiendo con el final del «estado de alarma» decretado para frenar la pandemia de la Covid-19. Pero no fue una reapertura a lo grande, no hubo multitudes esperando que se levantaran las persianas ni colas en cajas y probadores.

«La gente quizá no se ha enterado de que es el primer domingo que se abre, o que en vez de meterse en un centro comercial prefieren ir a la playa con la familia», explicaba Esther, dependiente en una tienda de ropa de Aqua, una de las cuatro superficies comerciales de la ciudad que ayer recuperaron la actividad comercial.

Durante la primera hora en la tienda de Esther entraron dos personas y ninguna compró nada. «Mucha gente viene a pasear, a mirar. Supongo que hay mucha gente que no lo ha pasado bien en estos tres meses, que no ha cobrado aún los ERTE». Y Saray, que era la única dependiente en otra boutique situada al lado de la de Esther, tampoco había tenido demasiado trabajo. «Está todo muy tranquilito, no está entrando mucha gente -señalaba la joven-. La gente que está viniendo hoy, viene sobre todo a mirar. Hoy creo que muchos no se han enterado de que ya se puede abrir los domingos».

Ayer fue el primer día fuera del «estado de alarma» pero las tiendas mantienen medidas de seguridad para evitar la propagación de la covid-19. Señalización para ordenar la movilidad dentro de los comercios, marcas para respetar la distancia de 2 metros entre clientes, geles desinfectantes, uso de mascarilla o incluso la toma de temperatura. La ropa que se prueba pero no se compra se desinfecta y se plancha antes de devolverla a los estantes.

«Hay personas que entran con miedo pero otras a las que les tienes que decir que se pongan el gel o que no toquen demasiado la ropa. Hay que vigilar bastante», asegura Saray. «Como ven que está todo bastante controlado, yo creo que los clientes no tienen demasiado miedo», señala por su parte Ana, que trabaja en otro comercio textil de este centro comercial en València. «Esta todo muy tranquilo pero es lo que esperábamos -añade-. La gente aún tiene que acostumbrarse a salir».

Mari Carmen, vecina de Albal, pasea acompañada de su madre por las zona comunes de Aqua. Cuenta que «en las tiendas de ropa miro, pero ni toco ni me pruebo ropa. Los zapatos me los pruebo con una bolsa de plástico. Entras, pegas un vistazo y sales». Pese a eso, asegura que más que miedo a meterse en una tienda a comprar, lo que tiene es «respeto y querer tener las cosas claras. Lo hago más por la salud de mi madre que por mí. Y tampoco tienes necesidad de estar comprando siempre, en casa ya tenemos de todo».

Julián, María José y su hijo Pablo, de Bétera, también pasan la mañana de domingo en el centro comercial pero tampoco en su caso es para comprar. «Hemos quedado aquí con unos amigos porque al nene hace tres meses que no lo vemos -explican-. Pero no venimos a comprar porque en estas semanas hemos hecho mucha compra por internet. En las tiendas tienes que estar media hora para probarte ropa, media hora para pagar...».

En cambio Moussa, vecino de Xirivella, sí ha esperado a que el centro comercial estuviese abierto en domingo para comprar la ropa de verano. «Yo no compro on line y entre semana no podía venir, así que ya tenía ganas de que abrieran».

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