Uno de los colectivos cuya situación laboral genera más quejas y que suele aparecer en los debates parlamentarios cuando algún partido, especialmente los de izquierdas, denuncia las malas condiciones laborales en algunos sectores, es el de las limpiadoras de hotel, las denominadas «kellys».

Ayer, al fin, fueron ellas las que llevaron a la sede del parlamento valenciano su voz, en una de las imágenes que va a dejar la comisión de reconstrucción de la Comunitat Valenciana tras la pandemia que celebra estas semanas sesiones a marchas forzadas y que tiene que entregar sus conclusiones a finales del mes de julio.

Ayer le tocó el turno a los representantes de uno de los sectores más afectados por la crisis, el turístico. Además de las «kellys» compareció ante los diputados el presidente de la patronal hotelera de Benidorm, la Costa Blanca y la Comunitat Valenciana, Hosbec, Toni Mayor. Una de las exigencias que plantean los hoteleros es la rebaja de la distancia de seguridad entre personas para prevenir contagios por la covid y que obliga al uso de mascarilla en caso de no poder mantenerla. El Gobierno llegó a situarla en dos metros en las primeras fases de la desescalada, pero después se rebajó a metro y medio. El decreto del Gobierno valenciano de la pasada semana en el que se señalaban las directrices para la fase 3 avanzada en la Comunitat Valenciana y la nueva normalidad la mantenía en metro y medio. Pero ayer la patronal hotelera propuso en las Corts rebajarla a un metro, una medida que además los hoteleros valencianos piden que se unifique para toda Europa. Un metro es el distanciamiento social que han determinado, por ejemplo, países como Austria. Con ello, la patronal busca contener el impacto de las restricciones en bares, restaurantes y hoteles en una crisis que, según Mayor, no tiene precedentes porque la economía mundial no volverá a la situación anterior a la covid en el corto plazo, señalan.

Además, el sector hotelero considera necesario arbitrar medidas específicas para el turismo, como se ha hecho por ejemplo con el automovilístico, reclaman. Una de esas medidas es el mantenimiento de los expedientes temporales de empleo (ERTE) hasta el final de la crisis y una campaña especial para los turistas del Reino Unido (uno de los principales clientes del turismo valenciano) ante la posibilidad de un Brexit duro.

Modificar impuestos

En este escenario, Hosbec urge al Gobierno que no postergue la solución y refuerce el plan de impulso al turismo español, dotado con 4.262 millones y presentado la semana pasada por Pedro Sánchez.

También piden decisiones económicas valientes como dejar a los ayuntamientos que utilicen su superávit, modificar impuestos o permitir el aplazamiento de pagos del sector junto a medidas de choque estructurales como las impulsadas en Francia o Italia.

Y además, una bajada temporal del IVA en todo el sector mientras se prolongue la crisis para estimular los viajes, al igual que en Alemania, una bonificación de las tasas aeroportuarias o una prórroga de la exención de pagos de las empresas a la Seguridad Social .

Hosbec también pide relanzar el programa del Imserso con una campaña extraordinaria de 1,5 millones de plazas para consolidarlo en las épocas más delicadas. Ante el debate sobre un modelo sostenible, la patronal cree que hay que potenciar las peatonalizaciones y que los turistas deben estar más distribuidos en las ciudades para que no se concentren en uno o dos puntos. Mayor hizo un alegato en favor del mantenimiento del turismo de masas.

Un trabajado feminizado

Mientras, la representante de la Asociación las Kellys de Benidorm-Marina Baja, denunció que muchas camareras de piso fueron despedidas de manera improcedente en los días previos a la declaración del estado de alarma dejándolas fuera de la protección de los ERTE por fuerza mayor. Ello con explicaciones como que las tareas que desempeñaban no se ajustaban a las directrices organizativas. Según dijo, la pandemia ha destapado y empeorado las condiciones de las trabajadoras, y la situación de muchas de ellas.

García ha denunciado que las camareras de piso sufren «las peores condiciones de trabajo» dentro de los hoteles, aunque la Covid demuestra que es un trabajo esencial, pero está poco valorado al ser una actividad feminizada. Y reclama medidas en cuanto a sobrecarga laboral «porque no se puede seguir con 25 habitaciones en seis horas» y pide más inspecciones.