Los movimientos realizados por Beatriu F. tanto antes como después de acabar presuntamente con la vida de su marido Isaac Guillén, el policía de Catarroja jubilado tras una enfermedad degenerativa y cuyo cadáver fue hallado enterrado en Godelleta la semana pasada seis meses después de su brutal muerte, refrendan que se trató de un asesinato perfectamente planeado - en el que contó con la presunta colaboración de su hijo de 17 años como él mismo confesó - y con un móvil claramente económico, como sospecharon desde un primer momento los investigadores del grupo de Homicidios de la Policía Nacional.

La ya bautizada como 'viuda negra de Godelleta' compró en el mes de diciembre, ya estando desaparecido su marido - y por lo tanto muerto- una sustancia ilícita utilizada en algunos países para practicar la eutanasia, pentobarbital, según ha podido saber Levante-EMV. Al estar prohibida su comercialización en España, la presunta asesina acudió al mercado negro y adquirió dicho barbitúrico en el extranjero utilizando el nombre de su marido, para así hacer más verosímil la versión del supuesto suicidio asistido. No obstante, la sustancia nunca llegó a estar en su poder al ser interceptada en Aduanas al llegar a España, siendo intervenida por la policía y lo que inicialmente pretendía ser una treta para despistar a los investigadores, a la postre se ha convertido en una prueba más en su contra.

Otro indicio más de las artimañas utilizadas por Beatriu F. C. para tratar de desviar las investigaciones y hacer creer que su marido seguía vivo, son todos los mensajes que envió desde su teléfono móvil haciéndose pasar por él, de los que ya informó este periódico. Para ello incluso realizó varios viajes a Barcelona, tras manipular la matrícula del coche, para que si rastreaban el posicionamiento del terminal figurara lejos de València. En dichos mensajes pedía que se respetara su voluntad y dejaba claro que no iba a volver a casa.

Asimismo, también se investiga si contrató un anuncio en internet en el que ofertaba 50 euros por excavar un agujero de «dos metros de largo por uno de ancho» en la parcela que alquiló mes y medio antes de la desaparición de su marido en la urbanización El Coscojar II de Godelleta, como informó en exclusiva Levante-EMV. El hecho de que mandara cavar la fosa donde posteriormente enterrarían vivo a su víctima -según se desprende de la tierra que los forenses hallaron en los pulmones- es una prueba más de la premeditación con la que actuó la presunta asesina.

Según confesó su hijo con total frialdad ante la Fiscalía de Menores, ambos acudieron al terreno de Godelleta y lo arrojaron a la fosa todavía con vida. Así, trataron de matarlo a golpes con un bloque de hormigón y para supuestamente rematarlo su madre le pidió que le acercara unas cuerdas con las que según él, ella le estranguló.

«Manipuladora y calculadora»

Amigos de Isaac describen a la detenida, en prisión provisional desde el pasado viernes, como una mujer «manipuladora y calculadora», que había logrado alejarlo de sus familiares y de muchas de sus amistades para aislarlo y poder controlarlo. De hecho, recordando paso a paso los encuentros mantenidos con la pareja en los meses anteriores a su desaparición, aseguran que era ella quien fue introduciendo la idea del suicidio asistido en sus cabezas como si partiera de Isaac, aunque como él ya no podía hablar jamás pudo contradecir a su esposa.

Como ella misma reconoció a este periódico tras presentar una denuncia de abandono cuatro días después de su extraña desaparición, ambos se casaron hace tres años cuando la enfermedad degenerativa de Isaac ya era más que visible e irreversible. Obvió decir entonces que se trataba más de un acuerdo por el que ella se encargaba de su cuidado y que en caso de divorcio no percibiría ninguna compensación económica.

Además, el fallecimiento de su marido tampoco le iba a repercutir de forma beneficiosa, ya que la herencia iría a parar a los dos hijos de Isaac, ambos menores de edad, de un matrimonio anterior. De esta forma, se sospecha que la mujer planeó el crimen siendo consciente de que lo más ventajoso para ella era que siguiera figurando como desaparecido para así seguir cobrando la paga por invalidez y jubilación anticipada, que desde que se agravó la enfermedad ascendía a más de 3.000 euros mensuales.

De igual modo, y una prueba más del claro interés económico de la presunta asesina es que logró convencer a su marido -ya enfermo- para que vendiera las dos propiedades que tenía en Cardenete (Cuenca), su pueblo natal. A estas cantidades de efectivo, del que podía disponer la sospechosa, se suma el importe de dos seguros por incapacidad absoluta, de cerca de 200.000 euros, que Isaac contrató antes de que se le detectara la enfermedad, al tener antecedentes en la familia, y que ya había cobrado.

Tras meses de investigación la policía localizó finalmente el cadáver tras seguir a la presunta asesina hasta la parcela de Godelleta cuando iba a descargar un jacuzzi. Falta ver si el hecho de llevar un spa hinchable al terreno y dejar la silla de ruedas encima de la fosa donde yacía su marido, fue una torpeza o una nueva treta para aparentar ser una amada esposa que sigue queriendo estar junto al cadáver de su marido, al que «ayudó a morir», viéndose ya como principal sospechosa de su desaparición.