Los dos codirectores del Instituto de biología de sistemas (I2Sysbio) creado en 2016 por la Universitat de València (UV) y el Consejo superior de investigaciones científicas (CSIC) han presentado su dimisión irrevocable, tras la decisión unilateral de la UV de cercenar una planta del instituto científico, el único de sus características que existe en toda España.

Los directivos dimisionarios -y auténticos alma máter del proyecto durante estos casi cinco años de vida- son José Luis García López, por parte del CSIC, y Juli Peretó, por la UV. Como ya informó Levante-EMV, la Universitat ha decidido desalojar de sus laboratorios a cuatro grupos de investigación del I2Sysbio, para poder situar en su lugar un proyecto sobre inteligencia artificial ajeno al Instituto de biología integrativa de sistemas. Una decisión que la institución universitaria ha tomado de forma unilateral (es la propietaria del edificio), aunque la gestión del centro es compartida con el CSIC, que aún no se ha pronunciado sobre esta decisión y la polémica posterior generada. Ambos directivos ven en esta dimisión la única salida posible ante su negativa a ejecutar el desalojo de los cuatro grupos de investigadores que tienen sus laboratorios en la planta cuarta que quiere desalojar la Universitat.

Una actuación que, consideran debería adoptarse de forma consensuada entre las dos instituciones que cogobiernan el único instituto de biología integrativa de sistemas de toda España.

La dimisión de ambos directivos forzará, precisamente, a que se produzca la interlocución que ha faltado hasta ahora entre la UV y el CSIC, ya que cualquier nuevo nombramiento de la dirección del instituto debe consensuarse y ser aprobada por la comisión mixta que componen la institución universitaria y científica.

El I2SysBio nació en 2016, cuando la UV y el CSIC firmaron un convenio de colaboración para desarrollar el único instituto de biología de sistemas que existe a nivel estatal y que se ha convertido ya en un referente en el ámbito europeo. En 2017, los investigadores procedentes de ambas instituciones se instalaron en el edificio que fue diseñado especialmente para desarrollar los trabajos relacionados con este campo. Actualmente, en el I2SysBio trabajan 14 grupos de investigación. Cuatro tienen sus laboratorios en la planta que la UV quiere desalojar, más un quinto grupo que se iba a instalar en septiembre. Estos cinco equipos tendrán que repartirse ahora en las plantas restantes del edificio.

La UV plantea situar en la cuarta planta del I2SysBio a investigadores del IPL (el Laboratorio de procesado de imágenes), un centro que colabora con la Agencia Espacial Europea y con la NASA en la creación de imágenes reales y de parámetros geofísicos. El CSIC, que dirige el instituto con la UV, propuso una alternativa (mantener a los científicos del I2Sysbio en sus laboratorios y llevar al IPL al sótano) pero el rectorado de la UV que encabeza Mavi Mestre no ha modificado su postura al respecto.

De hecho defienden que al ser la propietaria del edificio, la Universitat puede adoptar esta decisión de forma unilateral. Y justifican esta semana la decisión de apartar los cuatro grupos de biología para situar allí a los equipos de inteligencia artificial en que se toma «en el contexto excepcional de la covid-19, en el que se requiere mantener la distancia de seguridad en los laboratorios e instalaciones, con el objetivo de incrementar la excelencia de la investigación de relevancia internacional que se desarrolla en la Universitat. Este nuevo escenario requiere de una gestión más justa, solidaria y eficiente de los espacios públicos de investigación», apuntan desde la UV.

Un argumento -el de la distancia de seguridad- que se contradice con el hecho de obligar a los cuatro equipos a reagruparse en el resto del edificio y a insertar a más equipos de personas en la cuarta planta del edificio ubicado en el campus de Burjassot.

El I2SysBio ha recibido financiación para realizar hasta cinco investigaciones relacionadas con el coronavirus, como adelantó Levante-EMV en su edición del pasado 16 de junio, aunque ninguno se vé afectado -por ahora- de esta redistribución de espacio. Aunque, «el futuro del proyecto queda tocado» por la inseguridad jurídica que supone modificar unilateralmente un proyecto cogobernado por dos instituciones.