Un total de 26 municipios de los 542 que componen la Comunitat Valenciana -el 4,7%- han identificado en su normativa urbanística el esqueleto verde (e intocable para el urbanismo salvaje) de su territorio local. Se trata de la figura urbanística conocida como la infraestructura verde que introdujo la Conselleria de Urbanismo por primera vez en la legislación valenciana el 1 de enero de 2010, cuando estaba dirigida por Juan Cotino, a través de la «ley de acompañamiento de los presupuestos» que modificó seis artículos de la ley de ordenación del territorio y protección del paisaje (Lotpp) de 2004, aprobada en la etapa de Rafael Blasco al frente de Territorio.
Un cambio legal afianzado por la Estrategia Territorial de la Comunitat Valenciana (ETCV) en vigor desde enero de 2011 -e impulsada por Isabel Bonig- que significa que «todos los municipios están obligados a identificar el esqueleto verde municipal». Una medida que permite a la administración autonómica tomar las riendas de la ordenación del territorio, tras muchos años de soberanía municipal pero sin coordinacion autonómica.
Los municipios que han identificado su infraestructura verde local son: Alaquàs, Albal, Almisserà, Bèlgida, Benasau, Benlloc, Burjassot, Casas Altas, Caudiel, Crevillent, Domeño, Espadilla, Figueroles, Fontanars dels Alforins, Formentera del Segura, Guadassuar, Jérica, La Mata, Montserrat, Pavías, Requena, Sant Joan d'Alacant, Torás, Torre d'en Domènech, Torrechiva y Viver. Identificar la infraestructura verde a escala municipal permite tanto a los técnicos municipales como a los particulares tener una herramienta urbanística «a la hora de implantar (o no) actividades diversas y verificar la regulación que corresponda», según señala a Levante-EMV la directora general de Política Territorial y Paisaje, Rosa Pardo. La infraestructura verde es accesible y puede consultarse por cualquier persona en el visor del Institut Cartogràfic Valencià (ICV). Además de esta estructura municipal de la infraestructura verde la Conselleria de Política Territorial también ha identificado los espacios que componen el esqueleto verde a nivel autonómico y que incluye: «ámbitos y lugares de más relevante valor ambiental, cultural, agrícola y paisajístico» pero también «áreas críticas del territorio cuya transformación implique riesgos o costes ambientales para la comunidad» como zonas de riesgo de inundación identificadas en el plan de acción territorial Patricova, territorios con riesgo de erosión o de contaminación de acuíferos.
Aunque estas zonas a proteger no pretenden ser «islas verdes» sino que se les quiere dar continuidad a través de «corredores ecológicos y conexiones funcionales», ya que no se trata de identificar manchas de espacios protegidos aisladas unas de otras, como hasta ahora, sino que «se garantiza una red continua» a través de «corredores ecológicos y conexiones funcionales que ponen en relación todos los elementos anteriores», según señala la Conselleria de Política Territorial en su página web. El departamento que dirige Arcadi España añade, además, que «la adecuada gestión de la infraestructura verde de la Comunitat Valenciana, complementariamente con otras acciones con incidencia territorial promovidas por las administraciones y la sociedad civil, potenciará la conservación de los hábitats, especies y elementos naturales clave; propiciará la estrategia de lucha contra el cambio climático; contribuirá a la prevención de riesgos; reforzará el atractivo del territorio por su valor como espacio libre, recreativo, de ocio y de formación para la población y preservará los paisajes culturales identitarios de nuestra región».
