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El cierre de fronteras cuesta al turismo 1.797 millones solo hasta mayo

Como en abril, la C. Valenciana encadena otro mes con cero turistas extranjeros - La caída de ingresos acumulada es del 60% respecto al 2019

Pasajeros del primer avión de Holanda, tras la pandemia, el pasado 21 de junio. fernando bustamante

Las grandes magnitudes que ponen números a la debacle económica que está viviendo el país, como ese histórico 5,2 % que ha retrocedido el PIB español en el primer trimestre, no son cifras huecas. Es la suma de todo lo que se ha dejado de producir, de todo lo que se ha dejado de ingresar, sector a sector, en estos meses de escenario postapocalíptico.

El turismo, tan cotidiano en estos días de calor, tan habitual en las ciudades y playas valencianas, es quizá el que forma más visible sufra este golpe a la economía. No por ser conocido el dato es más fácil de digerir. Al igual que en abril, en mayo, con la población española parcialmente confinada y las fronteras cerradas a los viajes internacionales, el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha contabilizado cero turistas extranjeros en España, con lo que los ingresos del turismo internacional fue de cero euros.

Desde que la C. Valenciana convirtió esta actividad en su particular petróleo, mayo no es un mes menor para el turismo. El sector está desestacionalizado. En ese mes, el año pasado el INE contó 746,28 millones de gasto de los turistas extranjeros en la autonomía. Billetes de avión, noches de hotel o apartamento, restaurantes, museos, ocio... cientos de millones que se dejan de ingresar.

El batacazo este año va a ser monumental. En el acumulado entre enero y mayo, la caída del gasto es del 59,7%. Solo 1.213,24 millones de gasto turístico extranjero, frente a los 3.010 millones de enero a mayo de 2019. La factura de la pandemia para este sector ya asciende a 1.797 millones. Y subiendo.

Una estimación del lobby turístico Exceltur realizada en abril situaba las pérdidas totales para 2020 en 13.450 millones (-80,9%) en la C. Valenciana.

Será al final cuando haya que realizar los balances pero de esta lectura parcial se desprende que la C. Valenciana va a retroceder varios años en su posicionamiento internacional. En el último trienio, que ha sido de récord tras récord a efectos cuantitativos, lo ingresado a estas alturas del año superaba los tres mil millones.

En los cinco primeros meses del año, han visitado la C. Valenciana 1,2 millones de visitantes foráneos. El año pasado, a estas alturas, ya habían pasado por los aeropuertos valencianos 3,2 millones de turistas extranjeros.

Las cifras récord anuales (9,56 millones de turistas en 2019, con un gasto acumulado de 9.600 millones) lógicamente van a saltar por los aires tras esta crisis insólita que ha frustrado a una industria dimensionada para un funcionamiento a toda máquina.

Es esto último, quizá, lo que más preocupa. Tras la Gran Recesión de 2008, el turismo no solo no se vio sacudido sino que, en realidad, creció como actividad, sustituyendo en parte a la construcción y ganando peso en el PIB valenciano. Pasó de aportar el 11,8% del PIB en los años más duros de la crisis al 14,5% en 2017, con 15.929 millones de euros. También se disparó el empleo en actividades ligadas al turismo, hasta suponer el 15%. Hay dependencia.

Todo ello, en buena medida, gracias al tirón del turismo internacional, que ha financiado el crecimiento y la renovación de instalaciones turísticas. De ahí la preocupación en estos momentos del tejido empresarial, ante la evidencia de que el verano, pese a la apertura ya total de las fronteras con los principales mercados emisores de turistas extranjeros (básicamente europeos), va a ser realmente pobre. Quizá el turismo nacional pueda ser un alivio, con planes como los incentivos que proyecta el Consell para otoño.

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