Los aeropuertos son, desde hace unos días, uno de los puntos más sensibles de la nueva normalidad. La apertura de los cielos ha devuelto el ajetreo de miles de ciudadanos entrando y saliendo cada día de las ciudades. El de València, por ejemplo, registró ayer 92 operaciones, frente a las 20 del 21 de junio o las 50 del 1 de julio. Es un 40% de lo que se daba el año pasado por estas fechas, pero teniendo en cuenta que hace nada el enclave estaba cerrado y a oscuras, es un gran comienzo.

Desde hace semanas, meses en realidad, los responsables de Manises están trabajando en protocolos para garantizar la seguridad del enclave. Y el proceso de entrada de los pasajeros llegados desde el extranjero es el momento más importante. Se trata de un trámite más ágil y sencillo de lo que puede temer cualquier viajero que vuelve a subir a un avión.

Según pudo comprobar ayer Levante-EMV, cada pasajero pasa por el control sanitario en apenas unos segundos. En realidad, la cola no se detiene, uno de los objetivos de las autoridades para evitar el contacto. De ahí los laberintos hechos mediante cintas, por las que van serpenteando los pasajeros hasta el primer control: la toma de temperatura.

Es la una y cuarto de la tarde y por dos accesos diferentes confluyen pasajeros llegados de Amsterdam y Zurich. La toma de temperatura es manual, pero también a través de una cámara térmica que advierte al operador si alguien supera los parámetros establecidos. Ese control casi imperceptible se completa con la entrega en el mostrador de un documento de localización que previamente ha rellenado el pasajero, con datos de índole médica (posibles síntomas, contacto con afectados) además de la forma de encontrarle. También puede entregarse en formato digital, con una aplicación de código QR.

Varios operarios de Aena, pertrechados con máscaras faciales, guantes y mascarilla, realizan el proceso mientras discretamente, unos pasos atrás, personal sanitario (de Sanidad Exterior) realiza un chequeo visual. Es la tercera parte del control primario (toma de temperatura, documento y observación). Fuentes del aeropuerto señalan que, desde la recuperación de la actividad hace unas dos semanas, no se ha detectado ningún caso de covid-19. Eso sí, si alguien ofrece algún síntoma, se le traslada a una sala apartada, donde personal sanitario (un médico y un ATS) realiza una observación en profundidad para decidir, llegado el caso, trasladarlo a algún hospital si ve riesgo de infección. Este es el control secundario.

El aeropuerto de Manises, pese a su nuevo aspecto (más de 3.000 pegatinas indicativas en los suelos, mamparas en mostradores, máquinas de vending expendiendo mascarillas y gel, avisos constantes por megafonía), vuelve a volar a buen ritmo. Ayer se vivió un hito importante, con el reinicio de la relevante conexión de British Airways con el aeropuerto internacional de Heathrow. Fueron 90 operaciones, algo más del 40% respecto al año pasado. Manises está en plena rampa ascendente. Entre 8.000 y 9.000 pasajeros tenían previsto pasar ayer por la terminal, frente a los 20 mil del año pasado. Esta próxima semana habrá conectividad con unos 60 aeropuertos, cuando lo normal son unos 85.

«Son datos muy destacables y que manifiestan que estamos dentro de una recuperación», valora Joaquín Rodríguez, director del aeropuerto de València. «La previsión para las próximas semanas va a depender de cómo evolucione la pandemia, de la ocupación, pero las compañías están empezando a ofertar asientos», señala.

La ocupación, señala el director. Es la clave que determinará si las compañías mantienen su apuesta por las rutas que operan desde aquí, si amplían frecuencias o si se marchan a destinos más rentables. De momento, las cifras invitan al optimismo, entre un 65% y un 70% de ocupación media de los aparatos, estima Rodríguez. Se espera que en agosto, si no hay sustos, haya otro salto en el número de operaciones diarias.

Con la vuelta ayer de British, prácticamente todas las grandes aerolíneas vuelan de nuevo sobre València: Ryanair, Vueling, KLM, Air France, Air Nostrum,? Falta EasyJet, y alguna como Turkish que tiene previsto regresar en cuanto España vuelva a conectarse con Turquía. Y es que en estos momentos desde España puede volarse a todo el espacio schengen así como a un listado reducido de terceros países. EE UU o Rusia, que en realidad significan un pequeño mercado para València (aunque hay ruta directa con Moscú), no están abiertos. Como tampoco Argelia o Marruecos.