Perteneciente a la comarca de l'Alt Maestrat, el municipio de Culla se encuentra ubicado en plena sierra d'en Segures, demarcado por la rambla Carbonera y el río Montlleó. Su término limita con los de Benassal (N), Vilar de Canes, Albocàsser y la Serra d'en Galceran (E), Atzaneta del Maestrat, Benafigos (O) y les Useres (S).

Situado en un territorio marcadamente montañoso, el término de Culla se caracteriza por tener una orografía particular con contrastados desniveles, profundos barrancos y numerosas cuevas y simas, dotándole de un gran atractivo natural y paisajístico, en el que se destacan dos áreas que tienen especial valor ecológico: el área del río Montlleó, caracterizada por la proliferación de la flora y fauna autóctonas (acebo, capra hispánica, jabalí, rapaces, buitres, etc.); y la zona del río Molinell, con abundancia de manantiales y antiguos molinos hidráulicos hoy en desuso.

Con una población que se aproxima los 500 habitantes, Culla basa su actividad económica en la agricultura y ganadería. El municipio se asienta en lo alto de una muela, en el punto más elevado del término, coronada por los restos de su castillo (1.123 m.). La enorme extensión del término condicionó históricamente la dispersión de la población en pequeños núcleos o masías, cuyo número llegaba a 365 a fines del s. XIX y se ha reducido a 115 (habitadas) en la actualidad. A finales del siglo XIX Culla tenía alrededor de3.000 habitantes; en 1950, 2.400; hoy, medio millar.

Historia y casco histórico

La parte antigua de la población se configura como un interesante conjunto de edificios con carga histórica individual y un entramado de calles, callejuelas y plazas que conservan buena parte de su carácter histórico, preservado desde hace algún tiempo por el programa de rehabilitación.

El gran atractivo que posee el municipio de Culla es su casco histórico declarado Bien de Interés Cultural. Sus vestigios marcados por el paso de la orden de los templarios, que tuvieron un papel decisivo en la provincia de Castellón para la defensa armada de la cristiandad le transfieren al municipio una atmósfera medieval donde se puede revivir su pasado templario.

La provincia de Castellón fue defendida por esta orden durante cerca de 70 años, que comprometieron su valor al rey Jaume I a cambio de donaciones en forma de tierras, villas y fortines. Luego repoblaron y gestionaron tierras y castillos con firmeza y riqueza. Finalmente, la disolución de la Orden dio paso a la fundación por parte de Jaume II de una nueva orden con los bienes templarios: la Orden de Santa María de Montesa.

Culla fue la última posesión que la orden del Temple adquirió en 1303, antes de su desaparición. A caballo entre los territorios de Valencia y Aragón, muchas son las teorías que hablan del motivo que tuvo la orden en poseer este municipio. El escritor Juan Garcia Atienza habla de "marcaje templario constante, vigilando con su presencia los núcleos mistéricos de una geografía cuyas coordenadas tuvieron que ser establecidas desde un lugar clave previamente localizado". Por ello, Culla debió ser uno de esos lugares determinados que podrían señalar con exactitud la cruz templaria sobre la península Ibérica.

El conjunto histórico de Culla se abre al visitante como un territorio salpicado de escudos de armas y leyendas, imprescindibles para conocer la historia templaria. Podemos visitar las ruinas del castillo templario, arrasado por las guerras carlistas en el siglo XIX, que conserva, entre otros vestigios, los restos de la Torre del Frare Pere, de las murallas y torreones del siglo XIII, la puerta de entrada a la Barbacana y los escudos de armas de la Orden de Montesa. También se puede visitar la Casa Abadía, ahora centro de recepción de visitantes, y el Antiguo Hospital, hoy Museo Histórico donde se muestran obras desde la Prehistoria hasta la Edad Media: el arquero de la Cova del Civil, pieza del arte rupestre levantino, junto a testimonios íberos, griegos, romanos e islámicos dan paso a las primeras obras cristianas (s. XIII), como la Virgen de la Naranja de Olocau del Rey o el antiguo Granero del Comendador, vulgarmente conocido como La Presó, obra de los ss. XIII y XIV, usado como cárcel durante las Guerras Carlistas. Pero tampoco podemos perdernos el Perxet (porche del siglo XIV); la Iglesia del Salvador, cuyo interior alberga el retablo renacentista de Sant Roc, tríptico que constituye una magnífica muestra de la pintura del s. XVI, y la escultura gótica del Salvador, patrón de la villa, obra en piedra del s. XV.

En las afueras de Culla, a unos 20 km de la población y no menos interesante, se encuentra la Torre Matella. Este monumento forma parte de una residencia fortificada de gran belleza que se halla en muy buen estado de conservación; está catalogada como Bien de Interés Cultural. Perteneció a la Orden de Montesa desde 1319, heredera de la Orden del Temple. La torre que da nombre a la masía responde a la tipología habitual de torre defensiva de la zona: planta cuadrada, construida con mampostería y sillarejo, cubierta inclinada y almenada. La primitiva torre se encuentra en la actualidad entre el conjunto de edificios levantados a fines del s. XIX, protegidos por una cerca almenada en estilo neogótico.

En definitiva, estamos ante un municipio formado por conjunto de vestigios y monumentos con una gran atractivo cultural e histórico que han servido para que el municipio pase a formar parte de la Asociación Los Pueblos más Bonitos de España, el quinto de la Comunitat junto con los municipios de Peníscola (Baix Maestrat), Morella (Ports), Vilafamés (Plana Alta) y el Castell de Guadalest (Marina Baixa).

Parajes de gran valor cultural e histórico

El Parc Miner del Maestrat, situado a 800 metros de altitud, se encuentra en el paraje natural de la Fontanella. Este espacio permite conocer la antigua industria minera subterránea, recorrer sus galerías y saber cómo vivían y trabajaban aquellos hombres que dejaron este extraordinario legado. Un patrimonio con gran atractivo turístico y cultural, que facilita al visitante una experiencia singular.

Astromaestrat es un observatorio astronómico turístico situado a 1,4 km de la localidad de Culla, ubicado en el paraje de Sant Cristòfol, donde también se sitúa uno de los mejores miradores de la comarca del Maestrat, desde el que se puede disfrutar de un amplio paisaje que no deja indiferente al observador. El enclave situado a más de 1.000 m de altitud, es un sitio privilegiado que permite una inmejorable observación astronómica debido a la escasa contaminación atmosférica y lumínica.

El Molí de l´Orde es un antiguo molino harinero del siglo XIV, rehabilitado como Centro de Interpretación, situado en el paraje del Molinell a 10 km de Culla. Perteneció a la Orden de Montesa y todavía se pueden observar sus escudos grabados en piedra. Su visita brinda una buena oportunidad para conocer cómo funcionaban estos molinos y cómo se molturaban los cereales para obtener la harina para hacer el pan. El sorprendente buen estado de conservación en que se encuentra el edificio y su maquinaria tras siglos y siglos de uso y el encanto del paraje donde se encuentra el molino, hacen que sea otro lugar de gran atractivo en el municipio de Culla.