La Comisión Europea (CE) prevé que la economía española caiga un 10,9 % en 2020, un punto y medio más de lo que proyectó en mayo pasado, por la contracción «sin precedentes» de la actividad en la primera mitad del año debido a las restricciones para frenar la pandemia. Las previsiones de verano publicadas ayer por el Ejecutivo comunitario apuntan a que la economía empezará a repuntar en el segundo semestre y continuará en 2021, cerrando el año con un crecimiento del 7,1 %, una décima superior al previsto en mayo.

«En España, el impacto del confinamiento en la primera mitad de 2020 será probablemente peor de lo esperado en primavera», indicó el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, en la presentación del informe. Aunque todos los indicadores muestran que la actividad se recupera rápido conforme se levantan las restricciones, el repunte solo compensará parcialmente la mayor contracción en la primera mitad del año. España será el segundo país de la Unión Europea (UE) más golpeado por la crisis este año, solo superado por Italia, cuyo Producto Interior Bruto (PIB) se reducirá en un 11,2 %, y en línea con la caída del 10,6 % que registrará Francia, mientras que la caída será menor en otras grandes economías como Alemania (6,3 %) u Holanda (6,8 %). La caída para el conjunto de la eurozona, que también empeora, es del 8,7 %.

Bruselas prevé que las medidas de distanciamiento social que se mantendrán en España con la nueva normalidad, unidas a los cambios en los comportamientos del consumidor, tendrán un impacto duradero en los servicios que requieren interacción personal, como la alimentación, hostelería, comercio minorista, servicios personales o el entretenimiento. En el caso del turismo internacional, el impacto se verá agravado por la menor disponibilidad de conexiones aéreas, pese a la reapertura de fronteras.

En el sector manufacturero, la actividad se recuperará antes que en el de servicios, mientras que en la industria podría no llegar a normalizarse antes de finales de 2020 por la baja demanda global y los problemas en las cadenas de suministros, dice el informe.

Gentiloni se mostró seguro de que este no es el momento de hablar de reducir la deuda porque lo que necesita España es una política expansiva para tratar de frenar desde el sector público los efectos de la crisis.