Con el debate surgido en el seno del Consejo Interterritorial de Sanidad en el que participan el Ministerio y los responsables sanitarios de todas la comunidades autónomas sobre el uso obligatorio de la mascarilla en todo momento, incluso aunque está garantizada la distancia social, el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, se ha mostrado contrario a esta obligación y apela a la responsabilidad social para cumplir con la distancia de seguridad de 1,5 metros para evitar nuevos contagios de coronavirus.

Mientras tanto, como ya ha publicado Levante-EMV, la Conselleria de Sanidad ha decidido posponer la publicación de la nueva orden que imponía otras medidas de prevención contra la covid - como limitación de aforos y de actividades de grupos- a la espera de que se aclare si se va a adoptar a nivel estatal la obligatoriedad de utilizar las mascarillas en todo momento, incluso cuando se garantice la distancia de seguridad.

Las comunidades catalana y balear por su parte se muestran partidarias del uso de la mascarilla en todo momento y han anunciado que se aplicarán multas de hasta 100 euros a quienes incumplan esta medida. Ambas autonomías se apoyan el las tesis de un grupo de expertos, cada vez más nutrido, que está defendiendo que el coronavirus no solo tendría capacidad de contagio por las gotas de saliva más grandes que expulsamos al hablar y toser sino que pequeñas partículas con capacidad infecciosa quedarían «flotando» en el aire y esta sería una forma de contagio en sitios cerrados si se pasa el tiempo suficiente compartiendo espacio junto a una persona contagiada.

Por el momento, desde el departamento de Ana Barceló, se ha explicado que van a seguir "trabajando en unificar criterios tras los rebrotes aparecidos en diferentes comunidades autónomas y tras los bajos resultados de seroprevalencia» del estudio estatal".