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Victoria Rosell: "Estamos en un momento de peligro para los derechos conquistados en igualdad y constitucionalismo"

Acaba de aterrizar en la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, pero su lucha personal y profesional como jueza tiene décadas

Victoria Rosell

Victoria Rosell acaba de aterrizar en la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, pero su lucha personal y profesional como jueza tiene décadas. Crítica con los ataques y los bulos de la ultraderecha ante los avances del feminismo, alerta del peligro que corre ahora mismo la igualdad y advierte que no hay que dar un solo paso atrás.

P ¿Estamos hoy más lejos de la igualdad de lo que estábamos hace 10 o 15 años? Hablo sobre todo del creciente ataque desde la ultraderecha a todo tipo de avance en ese terreno.

R No estamos más lejos de la igualdad ni legislativamente ni en el Gobierno, que es claramente feminista, tanto el del Estado como el valenciano, pero sí, la reacción de los poderes más retrógrados es proporcional a los avances de la igualdad y de los derechos humanos. Estamos en un momento de peligro para los derechos conquistados en igualdad, en derechos humanos y en constitucionalismo. Quizá no confiaban en la fuerza del feminismo y han intentado por todos los medios desunirlo y fabricar unos bulos que, lamentablemente, en algunos sectores de la población, a nivel nacional e internacional, van calando.

Los ataques a la marcha del 8M, con la apertura incluso de un proceso judicial, culpando a ese acto del estallido de la covid en Madrid, es un buen ejemplo de esto.

Efectivamente. No hay ninguna lógica racional en la imputación a una manifestación que, primero, no estaba convocada por el Gobierno, sino por colectivos feministas; segundo, se celebra a nivel mundial; y tercero, que se desarrolló cuando aún no está declarada la pandemia y al aire libre, lo que comparado con otras celebraciones a puerta cerrada, o con los medios de transporte, que suponían un medio de transmisión mucho más directo, el riesgo era muy inferior. No puedes juzgar la previsibilidad, la responsabilidad de nadie, con los datos que obtienes posteriormente. Es lo que la gente, con cierta sorna, llamaba en redes el 'capitán aposteriori'. Es más, con nuestra Constitución en la mano, lo jurídicamente dudoso habría sido que el delegado del Gobierno en Madrid hubiese puesto pegas a la manifestación. Y, sin embargo, esos mismos que lo reclamaban, ya en pleno estado de alarma, se concentraron con cacerolas y con sus ideas retrógadas, poniendo en peligro nuestra salud pública.

Como jueza de carrera, ¿qué opinión le merece el proceso penal abierto por el 8M?

Me tenía estupefacta, como jueza, la tramitación de las diligencias previas, cuando la actividad judicial estaba prácticamente parada salvo para causas urgentes, como las de violencia de género, o con preso. Eso lo sabía toda la opinión pública, pero mucho más quienes estamos en la carrera judicial. En opinión de la Abogacía del Estado, que comparto, se tramitó vulnerando el derecho a la defensa de las personas señaladas como investigadas y, para colmo, con unos informes que se hacían eco de las web de la ultraderecha. Eso sí crea alarma y sensación de riesgo, que informes que deberían ser objetivos, neutrales y basados en datos policiales contrastados, acudieran a esas fuentes, dando alas, de una manera injustificada e irresponsable, a la ultraderecha más retrógrada. Eso sí era muy sorprendente, y no el archivo de la causa, como no podía ser de otro modo; demasiado tiempo duró activo.

La pandemia ha tenido una afectación importante sobre la violencia de género. ¿Cómo se ha actuado para paliarlo?

Entre el 14 de marzo y el 12 de mayo, celebramos comisiones, entre ellas la del reparto de fondos a las comunidades autónomas, y tomamos decisiones urgentes para activar un plan de contingencia para la violencia de género. La OMS ya dijo en 2013 que la violencia de género es una pandemia, así que era una pandemia dentro de una pandemia. Fue declarada servicios esenciales el 17 de marzo en el Consejo de Ministros, para no esperar al decreto. Hablamos con las comunidades autónomas para actualizar el mapa de recursos y no derivar a ninguna mujer a los que no estuviesen operativos. Pedimos al Ministerio del Interior acompañamiento y apoyo a las mujeres activas en la base de VioGén para detectar cualquier agravamiento. Firmamos un contrato de emergencia para activar el 21 de marzo un Whatsapp de contención psicológica. Y modificamos los contratos del 016 y de las pulseras de control telemático para que las operadoras pudiesen teletrabajar. No podíamos evitar el aumento de la violencia en los domicilios, sobre todo la de control, pero sí podíamos poner los medios para que las mujeres, sus hijos e hijas, pudieran salir de ella. Todos los servicios especializados en violencia de género han estado a la altura.

Aún así, las que han cohabitado con su agresor, seguramente, están más lejos ahora de dar el paso..

La OMS alertó en abril de que, en caso de confinamiento, el riesgo para las mujeres encerradas con su agresor 24 horas al día se incrementaba peligrosamente. Se nos olvida, y se intenta ocultar con el discurso 'fake' de las denuncias falsas, que en España, de más de cinco millones de mujeres que declaran en los datos oficiales sufrir o haber sufrido violencia por parte de parejas o exparejas a lo largo de su vida, tres millones no lo han verbalizado ni denunciado nunca. Esas son las más vulnerables, las que siguen en la rueda de la dependencia económica, emocional y de todo tipo, sobre todo cuando hay hijos e hijas. No se trata de decirles coge las llaves y sal corriendo. Para unas pocas, sí, pero para otras..., no es tan fácil.

Ha habido menos homicidios durante el confinamiento.

Sí. En el estado de alarma han bajado los homicidios, pero han aumentado las agresiones. Tenemos datos muy concluyentes de que ha aumentado la violencia de control y las lesiones, y de que habrá un repunte de la violencia física ahora, con el desconfinamiento, por la percepción desproporcionada de pérdida de control sobre las mujeres y los hijos e hijas que tienen los agresores cuando se recupera la posibilidad de salida de los hogares. No podíamos bajar la guardia.

¿Por qué sigue teniendo tanto peso la denuncia penal para iniciar el rescate de una mujer?

¡Esa es mi lucha! Y mi diagnóstico: la acción penal sigue teniendo mucho peso. Desde la aprobación de la ley de protección integral contra la violencia de género de 2004 tenemos en este país una ley puntera que ha sido ejemplo a nivel internacional. Pero hay que hacer también un poco de autocrítica. De los cuatro títulos que tenía esa ley, al que se le dio prioridad fue el título cuarto, el de la orden de protección, pero no integral, sino policial y penal. Basar la protección solo en la vía penal es muy, muy dañino por las retiradas de denuncia que favorece el derecho a no declarar contra tu pareja o ex pareja.

Por fortuna eso ha cambiado.

Sí. Gracias a la ley de víctimas de 2015 y al Real Decreto de 2018, ya con el gobierno del PSOE surgido de la moción de censura, tu condición de víctima se puede acreditar por los servicios especializados de las comunidades autónomas o entidades locales. Lo esencial, el gran cambio, es que la única puerta no sea esa puerta estrecha de la denuncia policial y del proceso penal, sino precisamente todas esas otras puertas, que abren toda la ruta de protección integral a las víctimas, muchas de las cuales no están en situación de denunciar. El Convenio de Estambul exige que no se cargue sobre los hombros de las víctimas su propia protección. Si tu única puerta exige denuncia, estás incumpliendo el Convenio de Estambul.

Pero no solo ocurría con la violencia de género...

Precisamente por eso, para no caer en otros 15 años de tutela solo penal, en otras leyes de igualdad, como la de Garantías de la Libertad Sexual o la de trata de seres humanos, queremos que se abran las puertas de protección alternativas a la de la justicia penal desde el inicio. Es necesario tener derecho a una reparación integral que no dependa de una sentencia, derecho a la asistencia y al apoyo psicológico, al acompañamiento y, sobre todo, a medidas como la alternativa habitacional o el ingreso mínimo vital, una de las medidas más feministas que se han aprobado en este país. Ese ingreso de supervivencia va a permitirles a muchas de ellas salir de la trata, de la explotación sexual y de la violencia de género.

Sobre todo, porque las mujeres en situación de maltrato tardan de media 8 años y 8 meses en denunciar.

O 15 años y seis meses, que es el tiempo medio que tardan en verbalizar el maltrato las mujeres con hijos mayores de 18 años, que se dice pronto. Y hablamos de aquí. Menos mirar a otros países, porque en este hay una generación de abuelas, que está viva, que no sólo sacaron adelante este país y vivieron los tiempos más duros, sino que además fueron criadas en el patriarcado y en el machismo más absoluto. Pasaron de estar sometidas al padre, a estar sometidas al marido o incluso a los hermanos, las pocas que no se casaban. El machismo imperante en el franquismo y en el postfranquismo fue brutal. Esas mujeres tienen una vida tan marcada por el patriarcado y la violencia machista que es muy difícil salir de ahí. Y, desde luego, es imposible o casi imposible abrirles una puerta que pase por la heroicidad de denunciar a su agresor, que eso es lo que es el paso al frente de una víctima de trata, de explotación sexual o de violencia de género, una heroicidad.

¿No resulta curioso que sea ahora su partido, Podemos, el garante del pacto de Estado contra la violencia machista cuando fue el único que no lo firmó?

(Se ríe) Se abstuvo porque se quedaba corto. Se trabajaron todas las propuestas más progresistas y se participó en todas las mesas de trabajo, pero finalmente se abstuvo porque le pareció que se quedaba corto en algunos aspectos. Pero ese pacto salió adelante gracias, entre otros, al trabajo de los grupos parlamentarios que ahora están en el gobierno de coalición.

Si tuviera que quedarse con una, ¿cuál considera la medida esencial del Pacto de Estado?

La formación y la sensibilización. Hay que ser especialmente exigente con la formación en el sector público: en educación, en sanidad, en derechos sociales, en policía, judicatura y fiscalía, en abogacía, incluso€ Es fundamental que quienes tenemos contacto con las víctimas tengamos un enfoque de género y sepamos que, dados los números, cada vez que damos una clase, una conferencia, que atendemos un servicio de urgencias, tenemos muchas posibilidades de estar atendiendo a una superviviente de violencia de género y de violencia sexual. Es ponerse las gafas moradas para que esa realidad se te acabe escapando.

¿No cree que una parte no despreciable de la judicatura está aún muy lejos de esa sensibilidad? El caso del asesinato en 2018 en Castelló de Martina y Nerea a manos de su padre, podría ser un buen ejemplo€

Desde que Itzíar, su madre, empezó a tejer esas mariposas moradas en recuerdo de sus hijas Nerea y Martina, las he llevado puestas las dos veces que tomé posesión de mi escaño. Cuando acepté el cargo al frente de la delegación, pensé mucho en ella€ (la emoción le quiebra la voz). Conocía ya de antes su caso. Hablé con ella y se lo dije. Itziar y algunas otras supervivientes forman parte de la más brutal violencia machista, la violencia vicaria que es hacerles pagar a ellas en los cuerpos de los hijos e hijas; es matarlas en vida. Ella misma lo dice, igual que Ángela González Carreño, que le costó una condena a España por el tratamiento judicial de su caso, un caso que se ha convertido en paradigmático. Tanto Itzíar como Ángela forman parte de mi discurso de la necesidad de apertura de otras puertas, de la estrechez de la mirada y de la puerta de una judicatura, una fiscalía, una abogacía o una policía que no estaban en absoluto formadas en perspectiva de género. Dentro de la judicatura, y conociéndola bien, y aunque esto me cueste algún disgusto corporativo, hay que estar muy atenta no solo a quién le das la formación, sino también quién está dando esa formación. Hay otro handicap: se respeta más la opinión de un magistrado del Tribunal Supremo que el de una especialista en violencia que sea socióloga, psicóloga, trabajadora social o especialista en trata de seres humanos y en derechos humanos. Eso puede valer para la jurisprudencia, sin duda, pero no vale para dar un enfoque de género que no has estudiado en la carrera ni en la Escuela Judicial, ni en las oposiciones, ni te lo han exigido después, hasta hace muy poquitos años. Y precisamente en la cúpula de la judicatura hay una falta evidente de perspectiva de género, aunque casos como los de la manada te recuerdan que es muy injusto generalizar. Aún así, es verdad que esa cúpula de la carrera judicial no había oído hablar del feminismo hasta hace cinco años. Ni de la perspectiva de género, y parecía una locura. Les parecía una injusticia, una discriminación. En fin, ya sabemos de dónde venimos...

La sentencia sobre el caso de la manada sería una excecpión.

Sí. La Audiencia de Navarra estimó abuso con un voto particular, el del jolgorio a favor de la absolución, que, en fin, no vamos a calificar. En el siguiente escalón, el Tribunal Superior de Justicia de Navarra emitió una sentencia con dos votos a favor de la agresión sexual, que perdieron frente a los tres del abuso sexual, y, finalmente, el Tribunal Supremo, dictaminó que fue agresión sexual por la intimidación ambiental. Esta fue sin duda una buena sentencia, pero todavía falta mucho, porque, ¿cómo explicas que la víctima de la manada fue objeto de intimidación ambiental y la víctima de la misma manada, en Pozoblanco, que estaba inconsciente, fue víctima de abuso? Conforme a la ley actual, sí es así, y por eso lo queremos cambiar y ya está en nuestro anteproyecto de ley, que si no puedes reaccionar por intimidación ambiental, tampoco puedes reaccionar cuando estás inconsciente. Aunque ha sido muy injustamente objeto de chanzas por los retrógrados de siempre, ese es el paso del 'no es no' al 'sólo sí es sí'. La víctima de la manada de Pozoblanco no dijo no, no dijo nada, porque no podía decir nada. Y sin embargo, si dices que solo sí es sí, no hay ninguna duda de que eso es una agresión sexual. Así que creo que el panorama de estos años, pese a que ha sido muy duro y ha costado víctimas de delitos muy graves, se va despejando. Aunque, efectivamente, la reacción del patriarcado y de los retrógrados es tan dura como nuestros avances.

¿Habrá dinero para esta reconstrucción de las acciones políticas contra las violencias machistas?

En este país seguimos con los Presupuestos Generales del Estado prorrogados de Montoro, que a la gente a veces se le olvida. A mí misma me gustaría olvidarlo a veces, porque propones cambios que no lo son de partidas económicas, sino cambios de paradigma. La otra crisis, la de 2008, gestionada desde la perspectiva neoliberal, dejó atrás a las personas más vulnerables y especialmente la pagaron las mujeres. Salimos de ella los pobres más pobres y los ricos más ricos. Evidentemente una gestión feminista de una situación tan difícil como la determinada por la pandemia a nivel mundial va a marcar la diferencia entre cómo salgan, no unos países y otros, sino las sociedades, la población de esos países y la de otros. Hace falta aprobar unos nuevos presupuestos generales del Estado, que sean sociales, feministas y ambientalistas. Eso está muy entroncado con el feminismo, que respeta mucho a las madres, a los entornos y la vida y está en contra del extractivismo capitalista, etcétera. Tenemos que salir con ese cambio de paradigma para salir un poco más iguales y para salir más vivas de esto.

¿Las principales asignaturas pendientes podrían ser el concepto del menor como víctima integral de la violencia, y hablo de la restricción, por ejemplo, de las visitas de los padres maltratadores, y el considerar a todas las mujeres víctimas de violencia machista, independientemente de la relación con su agresor?

Aunque las denominaciones tienen tienen sus riesgos, quizá la evolución sea la de la violencia doméstica a la violencia de género, y de esta, a todas las violencias machistas, que incluyen la trata de seres humanos, el matrimonio forzado, la mutilación genital femenina€, es decir, todas las violencias que sufrimos las mujeres por el hecho de serlo. Así se definen internacionalmente en la CEDAW (Convención sobre la Eliminación de toda forma de Discriminación contra la Mujer), en el Convenio de Estambul y también en nuestra legislación. Es cierto que quizás sean los dos avances más importantes y suponen abrir esos otros caminos para la protección.

Como en el caso de los menores...

Sí. Ese es un ejemplo, el de la infancia maltratada, que antes llamábamos víctimas indirectas, pero que evidentemente son víctimas directas. Ahí también ha habido una evolución, incluso jurisprudencial. Las resoluciones judiciales primero exigían que se hubiera producido en unidad de acto una violencia contra la mujer y contra sus hijos e hijas. Después, para reconocerlas como víctimas indirectas, que lo hubieran presenciado y, finalmente, asumen como víctima directa también al niño que oye y que se esconde, que es pequeñito, pero que está percibiendo y sufriendo directamente la violencia. Y una violencia nada baladí, que no solo es simbólica, sino psicológica, de control, con miedo. El miedo es un síntoma. Siempre hay que recordar que una mujer o un niño o una niña con miedo tiene un síntoma de estar padeciendo violencia.

¿Como ocurre con las violencias de tipo sexual?

Efectivamente, la otra gran puerta es reconocer esas otras violencias machistas. La Ley Orgánica 1/2004 supuso un avance claro. Pero, como jueza de guardia era realmente impactante ver cómo a veces una violencia de género de menor entidad, porque hay muchas violencias distintas, tuviera mecanismos que no estaban previstos para una víctima de violación. Eso es lo que tenemos que paliar urgentemente con la Ley Orgánica de Garantía de Libertad Sexual, porque efectivamente ahí nos hemos quedado atrás, y las víctimas de esas violencias son víctimas devastadas: mujeres, niñas, menores... Tengo varias en mi vida que no se me van de la cabeza, por el trato y la violencia institucional recibidos, por la revictimización... Hay mucho camino por andar, pero, efectivamente, creo que esas dos medidas del pacto son las que abren más las ventanas hacia hacia una vida que merezca tal nombre.

¿Está de acuerdo en que la prostitución es una forma de violencia sexual y por tanto debe abolirse?

Yo vengo del abolicionismo y soy abolicionista. Y ahora soy la delegada del Gobierno contra la violencia de género. Pero no puedo obviar de dónde vengo y a mí me han nombrado siendo yo, con mi carrera, con mis aciertos y con mis fallos. He hablado muchísimo con compañeras a quienes respeto mucho, que tienden más al regulacionismo. Hay mucho más en común en el feminismo abolicionista y en el feminismo que quiere regular la prostitución, para no dejarla fuera de lo que consideran ellas derechos laborales, que con el machismo que quiere mercantilizar el cuerpo de las mujeres en la prostitución, en el vientre de alquiler y en los trabajos precarizados que, al fin y al cabo, son eslabones de una misma cadena de opresión femenina y de desigualdad estructural. Si nos dejan a las feministas debatir y decidir, saldremos no sólo unidas, sino fortalecidas. Ahora, yo no comparto el criterio de considerar que no es explotación sexual sino explotación laboral, no lo comparto. No es mi perspectiva. Eso sí, en nuestras políticas, en las medidas que adoptamos, como la del ingreso mínimo vital, por ejemplo, no hay ese enfrentamiento.

¿Qué aporta esa la ley de libertad sexual?

El nombre ya lo anuncia. Se llama Ley de Garantía de la Libertad Sexual porque es un marco de derechos. Para el feminismo era importante que la palabra violación no saliera del Código Penal porque la sociedad llama violación a algo. Cuando las feministas decían no es abuso, es violación, algunos juristas, en plan complaciente, decían 'bueno, es una agresión sexual agravada'. No. Cuando decimos violación, sabemos lo que queremos decir, y es importante que las leyes, y también el Poder Judicial, y la sociedad no se alejen, que estén lo más cerca posible.

Pero, ¿cuál es su significado respecto a la ley actual?

Es un hito muy importante. Primero, porque va a ahorrarnos los 15 años de evolución que ya hemos aprendido con la ley integral de violencia de género, que por fin plasmó otras vías de reconocimiento de la condición de víctimas de violencia. Hablamos de víctimas de violencias sexuales y no víctimas de delitos sexuales. No vamos a poner otra vez la puerta estrecha del proceso penal para reconocer que una mujer ha sufrido violencia sexual. Los servicios sanitarios son perfectamente aptos para diagnosticar, con datos objetivos, con tu historia clínica en la mano, con tus lesiones y con tus pruebas biológicas, que has sufrido una agresión sexual. Hacer depender de nuevo la protección de tu denuncia, cuando además los delitos contra la libertad sexual requieren denuncia previa, salvo en el caso de menores o de personas con discapacidad, ciñe aún más la puerta. En la violencia estricta de género, el delito es público y el Ministerio Fiscal o una acción popular pueden denunciar y sostener acusaciones si tienen pruebas suficientes cuando la víctima decide no seguir adelante. Pero en violencia sexual es aún más duro porque requiere de esa denuncia. Así que esta ley es ese hito que fue en su día la Ley Orgánica 1/2004 para la Violencia de Género, más el hito que fue la evolución posterior con el Pacto de Estado contra la violencia de género, pero hablo de su cumplimiento y no del tiempo que estuvo en el cajón, que es donde lo dejó el PP, y con el Real Decreto de 2018. Es la suma de todos esos hitos, debidos a la experiencia y al aporte feminista, tanto desde la doctrina como el derecho, de la jurisprudencia, las calles, la psicología y, en general, de todas las expertas. Va a ser una ley muy importante.

Pero no es la única ley con la igualdad como marco...

Exacto. Está en elaboración la Ley Integral contra la Trata y, recién aprobada por el Gobierno, la Ley de Protección Integral de la Infancia, que incluye las violencias sexuales contra menores de 16 años y otro hito importante, el de que la prescripción de los delitos empiece a correr cuando la víctima cumpla 30 años y no a los 18, como sucede ahora, lo que ha favorecido que muchos de los abusos en la infancia, como los de la iglesia católica y otros muchos casos, hayan quedado impunes. Con todas esas leyes nuevas, si se aprueban, claro, ya sí situamos a todas las violencias machistas en el lugar de protección que merecen y en el que ya está la violencia de género.

¿Hay más violaciones grupales ahora o es que ponemos más el foco sobre ellas?

No tenemos datos objetivos que nos indiquen si había ese nivel de violación grupal y no se denunciaba, o no se conocían, porque las víctimas quedan devastadas y los violadores suelen ser de su entorno, o si es un fenómeno que está aumentando. Pero sí hay indicios de que puede ser un fenómeno incrementado por el uso y el abuso de un porno cada vez más grupal y más violento, unido al abandono por parte de los gobiernos del Partido Popular de toda la educación afectivo-sexual, de la educación en igualdad y de la educación en el respeto a la igualdad, que es el feminismo. Y es tanto así, que incuso la Policía maneja el aumento de visitas a webs de porno, no por la pornografía en sí, sino porque es una pornografía cada vez más violenta, como uno de los factores del incremento de violencias sexuales dentro del domicilio durante el confinamiento por el estado de alarma. Yo he visto, como jueza imágenes de porno de adultos, pero sobre todo de pornografía infantil, con cada vez menos sexo y mucha más violencia. Escenas completas en las que no veías carga sexual por ninguna parte, pero sí una carga enorme de dominación.

Y si está fallando el control parental en internet, si los niños tienen más capacidades digitales que los padres y que los educadores, si ese material está a la vista de todo el mundo, si sigue habiendo anuncios de prostitución en prensa, en fin, si todos estos mensajes violentos, machistas, de dominación de la mujer, de tratar a la mujer como un objeto, están ahí y son accesibles, nos indica que algo ha de tener que ver en esas violaciones, en la repetición de un modelo sexual que, insisto, es el reverso de la moneda, la cara b de la falta de educación afectivo-sexual por parte de los poderes públicos.

¿Hay también un incremento de la violencia vicaria, de padres que atacan e incluso matan a los hijos para dañar a las mujeres?

Con los dos niños asesinados, junto a su madre, en Úbeda (Jaén) son ya 37 los menores asesinados por violencia de género desde 2013, que es desde cuando los computamos. Y tres, en 2020; hubo uno en Barcelona el 6 de enero, el Día de Reyes, ni más ni menos, y los dos del 14 de junio en Úbeda. Es la violencia más brutal, porque cuando se mata a los hijos es prácticamente una falsedad que se deje viva a la madre. Ellas mismas te lo dicen. Son muertas en vida y eso es lo que dicen los criminales que cometen esta violencia vicaria: "Voy a darte donde más te duele". Cuando nos golpean ahí a las mujeres, nos destrozan. Que tu hijo muera antes que tú y de esa manera convierte en inviable ese duelo. Y sin embargo, todavía hay discursos que te recriminan decir la evidencia de que un maltratador, aunque no sea todavía un asesino, no puede ser un buen padre. Es tan evidente, tan objetivo, tan científico, que una persona violenta no puede ser un buen padre. Los hijos que viven violencia hacia sus madres merecen toda nuestra nuestra, y atención temprana. Es mucho más fácil y, aunque no me gusta utilizar términos economicistas, incluso mucho más eficaz social y económicamente, sacar de la violencia y dar una ruta de protección integral a las mujeres y a los niños y las niñas, que recomponer luego a mujeres rotas o a niños y niñas traumatizados y rotos. Eso, cuando te lo encuentras, sabes que tiene muy mal arreglo, si es que lo tiene.

Y esas mujeres ni siquiera eran consideradas víctimas de violencia machista...

Exacto. Te cortan las dos piernas y sí eras víctima de violencia, pero te matan a tus dos hijos y no lo eras. El reconocimiento como víctimas de los hijos e hijas en casos de violencia indirecta o de las mujeres en esas otras violencias ha sido muy importante, insisto.

¿Le preocupa especialmente que cada vez haya violencias machistas a edades más tempranas?

Las relaciones son cada vez más precoces con cada generación que pasa. Hay mucha violencia de control y esa falta de educación en igualdad, no sólo de educación afectivo-sexual, sino también de educación para una ciudadanía democrática, que es una educación feminista y no machista, no sectaria, hace también que mucha gente joven y también algunos 'influencers' en redes sociales, careciendo absolutamente de memoria, de criterio, de formación y de información, estén difundiendo mensajes retrógrados, mensajes de Vox, mensajes de machismo y de desigualdad, de falta de respeto a las mujeres, de utilización de las mujeres.

Y los mensajes que continúan lanzándose desde la más tierna infancia...

Sí, claro, todo eso va unido también a otros mensajes que se les siguen dando en la publicidad, en algunas series, en el papel de la mujer en los dibujos animados o en los cuentos infantiles. El modelo que ven desde pequeñitas, salvo honrosas excepciones, es el que es, el de princesita o el de mala, pero nunca el de la protagonista, el de la valiente, la aventurera, la astronauta, la pilota, la científica... En la etapa siguiente, cuando pasas de los cuentos a una educación reglada, los ejemplos de las mujeres protagonistas de la historia brillan por su ausencia, en todos los niveles: científicas, artistas, políticas...

Así que, ¿no cambiar ese modelo es perpetuar el machismo?

Que no eduquemos a las niñas en su empoderamiento y en su capacidad, que eduquemos a los niños en el machismo, que estemos divulgando bulos carentes de realidad científica entre quienes no tienen aún criterio, es muy peligroso para la siguiente generación y estamos viendo muchísima violencia de control disfrazada de amor romántico, de celos, entre gente muy joven. Yo he visto innumerables denuncias de chicas, cada vez más jóvenes, a las que sus parejas, también muy jóvenes, habían pedido las claves del móvil, de sus redes sociales, como prueba de amor, cuando lo único que prueba eso es la posesión enfermiza y que esa persona es violenta y que te tienes que alejar. Un chaval de 15 años, al que después deja esa novia o que se pelean, lo primero que hace es un mal uso de esas redes, de una foto que tenga de ella. Y las más jóvenes son más vulnerables. A eso se le añaden reacciones en las que la gente o incluso las instituciones le dicen a la mujer, cambia de móvil. ¡Pero bueno, vamos a ver, son mis contactos, es mi vida, actuad contra él, no contra mí! El repunte de violencia entre menores es de una violencia más de control, más digital, menos física, pero hay que incidir en que la única vacuna contra la violencia machista es la educación. Si abandonamos la educación, no por negligencia, sino por decisión política, como sucedió con el Partido Popular durante los dos últimos gobiernos del Estado y en muchos gobiernos autonómicos, incluso ya en pactos con Vox, es una decisión política de crear desigualdad, de crear estereotipos, de seguir insistiendo en los prejuicios. Ese repunte de tradicionalismo machista, retrógrado, me preocupa mucho. Yo tengo dos hijas jóvenes en cuyos entornos ellas mismas advierten actitudes que creíamos ya superadas, así que no podemos bajar la guardia en la educación en absoluto. Esta rueda alimenta mucho una violencia de control que es nefasta para el desarrollo de la igualdad y de las niñas.

Y la rueda va a más con el tiempo, obviamente

Claro. Todas las personas expertas te dicen que ninguna rueda de violencia machista empieza con un bofetón. Ninguna. Toda empieza con un control suave y con esa rueda, también muy viciosa y estudiada, como es la del perdón, la luna de miel y el maltrato, que se van incrementando poco a poco. Eso va enganchando a la mujer a una dependencia emocional, económica y de todo tipo, y no podemos ver con ninguna naturalidad ese control del hombre sobre la mujer, y menos a esas edades tan jóvenes. Miguel Lorente, el único hombre que ha habido al frente de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, un médico forense e indiscutiblemente feminista, usa una expresión que a mí me gusta mucho y es muy visual, que dice que no es la violencia doméstica, es la violencia que domestica, porque efectivamente es una violencia que si no la aprecias como violencia, no la ves. Como el pez que le pregunta al otro qué es el agua. Eso, en las jóvenes es esencial romperlo y si es posible, no crearlo, claro. Educar en otros valores, educar en el feminismo. En campaña electoral ya hablamos de la asignatura de feminismo. En este pacto de gobierno feminista está una educación con un compromiso muy distinto, afortunadamente, al que hemos tenido en los últimos ocho años de Gobierno del PP, pero ahora mismo tenemos como jóvenes quienes han sido educados en esos últimos ocho años.

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