La fiscal delegada de Violencia sobre las Mujeres de València, Rosa Guiralt, lamentó ayer en Les Corts que las instituciones públicas no han estado a la altura en la atención a las mujeres víctimas de violencia de género y hubo «desinformación» sobre los medios a su disposición que las dejó «solas» ante la situación.

Guiralt compareció en la Comisión de Justicia, Gobernación y Administración Local del parlamento para proponer medidas a la comisión especial de estudio para la reconstrucción social, económica y sanitaria de la Comunitat tras la pandemia del coronavirus, y criticó la paralización de los procedimientos judiciales en esta materia hasta el 17 de abril, por el estado de alarma.

Al inicio de la pandemia «las mujeres se quedaron calladas» y se pasó de 10 o 12 denuncias diarias a «ninguna», una situación, afirmó, que «nos alarmó», mientras que en el Centro de Mujer 24 horas y el teléfono 016 decían que aumentaban las llamadas, con más de 104.000 atenciones y 83.000 intervenciones por parte de la Policía y de la Guardia Civil entre el 14 de marzo y el 14 de abril.

Según ha explicado Guiralt, los agentes de los cuerpos de seguridad han estado controlando y vigilando a las mujeres en situaciones graves o muy extremas, pero en la mayoría de casos era de forma telefónica y en materia de violencia de género, aseveró, «no hay otro remedio que estar con ellas».

También falló la informática

También dijo haber echado en falta por parte de las instituciones mayor información y un mensaje hacia estas mujeres de que «no estaban solas» y de que disponían, además de los juzgados especializados, de los juzgados de guardia para realizar las denuncias pertinentes.

Las atenciones por parte de las ofic inas de atención a víctimas de este tipo de violencia «han sido telefónicas», ha lamentado, y ha reprochado que no se citara a las víctimas a declarar por la falta de funcionarios policiales y por los problemas de los desplazamientos, ya que los coches policiales tenían que desinfectarse en cada viaje.

El sistema informático, añadió, ha sido también precario, porque «no estaban a la altura o fallaban», y los procedimientos se han tenido que ralentizar. «Hemos estado trabajando como primitivos», ha denunciado.

Recordó, por último, que no todas las mujeres disponen de recursos, como teléfonos móviles o internet, por lo que las sitúa como «ciudadanas de segunda».

«En los juzgados de primera instancia no hay lugar para las víctimas y ahora vendrá la hecatombe», con los problemas también de la custodia de los menores y las pensiones a las que tienen derecho, precisó.

«La pandemia va a tener consecuencias y sospecho que esto no ha acabado y posiblemente habrá otro confinamiento», añadió, y pidió que, si la situación se repite, las instituciones han de estar «presentes» y ofrecer a estas mujeres una atención «en persona».