La causa contra tres hermanos de Antonio Anglés, el presunto asesino de las niñas de Alcàsser, podría quedar en una pena mínima después de que se haya esfumado la principal prueba de cargo contra ellos, el testimonio de la supuesta víctima de la extorsión por la que están acusados Carlos, Mauricio y Roberto junto con un cuarto procesado. El antiguo socio de Carlos M., con el que tenía a medias una gasolinera en la localidad murciana de Yecla, estaba citado ayer también para un juicio por tráfico de drogas al que no se presentó al encontrarse en busca y captura. Además el denunciante ya retiró la acusación durante la fase de instrucción.

Sin su testimonio, la versión mantenida por la Fiscalía sobre el la extorsión y paliza a esta persona, a la que los hermanos Anglés consideraban autor del robo de medio millón de euros que Carlos tenía escondidos en un Ferrari, carece de carga probatoria y todo indica que los acusados serán absueltos de los delitos de lesiones y extorsión. El Ministerio Fiscal solicitaba una pena de doce años de prisión para Carlos M., ocho años de cárcel para Roberto M. y cinco para 'el Mauri' y un cuarto acusado que presuntamente participó activamente en la extorsión.

Los acusados negaron ayer en el juicio celebrado en la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de València cualquier tipo de actividad relacionada con el tráfico de drogas. Así, el principal encausado, Carlos M. argumentó que las sustancias halladas en el registro de su domicilio eran para el consumo de su hermano, politoxicómano, a quien le racionaba la dosis. Respecto de la tenencia ilícita de armas su defensa admite dicho delito, aunque Carlos matizó que compré el arma para defenderse porque había sufrido un robo en su gasolinera. Asimismo, tanto en su último turno de palabra como a la salida de los juzgados insistió en su condición de empresario que da trabajo a 15 familias cuyo sustento económico depende de él.

Los hechos por los que los acusa la Fiscalía se produjeron el 21 de diciembre de 2017 en Massanassa cuando Carlos M. le preparó una encerrona a su por entonces socio en su garaje, acompañado de los otros tres procesados, al considerar que era el responsable de la sustracción de medio millón de euros que el presunto traficante guardaba en un vehículo Ferrari de su propiedad.

Según el fiscal, uno de los acusados le encañonó con una pistola para amedrentarlo y posteriormente le amenazó con una jeringuilla en la mano diciéndole que «tenía el SIDA y moriría en tres días». Otro de los hermanos Anglés portaba una pistola eléctrica. Tras propinarle patadas y puñetazos a su víctima, le obligaron a ir a una notaría de Benetússer, donde el agredido le cedió a Carlos todas las acciones de la gasolinera de Yecla de la que eran copropietarios.