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Curso 2020-21

Verano de puesta a punto educativa

Los grupos 'burbuja' y la distancia serán la norma a partir de septiembre

Verano de puesta a punto educativa

La Conselleria de Educación ha perfilado las últimas semanas cómo será el próximo curso 2020-21, siempre que la evolución de la pandemia permita que los centros puedan volver a su actividad al 100 %. Después de un trimestre y un fin de curso a distancia, el objetivo principal es trabajar por la máxima presencialidad para la «vuelta al cole», especialmente en los primeros niveles y también en el cambio de etapa entre Primaria y ESO, un salto académico siempre complejo.

El reto no es sencillo, pues las medidas necesarias para intentar mantener la covid-19 a raya cambian la organización y las rutinas de casi un millar de centros educativos, lo que afecta a cerca de 72.000 docentes y 800.000 alumnos y alumnas. Levante-EMV hace un repaso de lo que se sabe, hasta ahora, sobre cómo será la nueva realidad educativa.

Según las instrucciones de la Conselleria de Educación -conscientes de la dificultad de que los más pequeños mantengan la distancia social, y tras varias modificaciones- la norma general marca que desde Infantil y hasta 2º de Primaria habrá «grupos de convivencia», en los que los escolares aprenderán y podrán socializar entre ellos y con el tutor o tutora, sin distancia ni mascarilla.

Así, la clase será similar a un hogar familiar, sin medidas entre sus miembros pero sí con cualquier persona externa. Por eso, se limitará la entrada de especialistas y otros maestros al aula y no habrá contacto con otros grupos, por ejemplo, en el comedor.

Los especialistas, en principio, deberán orientar a los tutores o podrán enseñar «mediante el uso de tecnologías (pizarra digital, proyector, videoconferencia desde otro espacio del centro)».

En escritos posteriores, la conselleria aclara que los especialistas podrán dar clase, acompañados por el tutor, si se puede garantizar la distancia de 1,5 metros con el alumnado y «preferiblemente al aire libre», y que aquellos alumnos con Necesidades Educativas Especiales (NEE) no perderán sus apoyos.

La norma general establece un máximo de 20 escolares por grupo de convivencia, para garantizar la trazabilidad si hubiera algún caso de covid-19, aunque se podría «llegar a 25 en aquellos centros que no disponen de los espacios necesarios para ubicar todos los grupos o cuando se considere que es la mejor opción para el funcionamiento».

En el resto de niveles (de 4º a 6º de Primaria), el número de alumnado se establecerá teniendo en cuenta el espacio, ya que se podrán mantener las clases actuales siempre que haya 1,5 metros entre pupitre. Para facilitar que esto sea posible, los colegios podrán habilitar las «aulas o espacios más grandes para ubicar estos grupos y ajustarán el número máximo de alumnado» y también podrán crear grupos multinivel.

Cabe recordar que, si bien la ratio media en los colegios se ha quedado en 21, la máxima en Infantil es de 25 alumnos por clase, igual que en 1º y 2º de Primaria; mientras que en el resto de Primaria es de 30 alumnos.

En los casos en los que se superen los 20 alumnos por aula o no quepan los grupos actuales con el distanciamiento, la conselleria propone grupos internivel, con alumnos de un curso inferior o superior. Así, si un colegio tiene 25 niños y niñas por unidad en 1º y 2º de Primaria y dos líneas, con cinco escolares de cada clase podrían tener un quinto grupo «burbuja» de 20.

Acompañamiento en 1º de ESO

Avanzando en el nivel obligatorio, en 2020-21 debía completarse la implantación del Programa de Educación Plurilingüe e Intercultural (Pepli), pues el plurilingüismo llegaba a ESO, Bachillerato y Formación Profesional. No obstante, la conselleria ha «aparcado» los cambios, ante la imposibilidad de que los centros redactaran los planes antes del fin de curso.

Como norma general, en ESO, Bachillerato y FP se procurará la presencialidad de todo el alumnado. Si esto no es posible por falta de espacios amplios, se primará a los estudiantes de 1º de ESO, para facilitar el acompañamiento en el cambio de etapa. De hecho, en este nivel se trabajará por primera vez y de forma general agrupando materias en ámbitos de conocimiento, principalmente el sociolingüístico y el científico.

También se deberá procurar la presencialidad de los grupos de PAC (Aula Compartida), PMAR (Programas de mejora del aprendizaje y del rendimiento), PR4 (Programa de Refuerzo) o FP Básica, por ser alumnado con necesidades de apoyo educativo o para obtener el graduado.

En el resto de casos, si no puede haber presencialidad total, la asistencia será «en días alternos»: unos alumnos acudirán a clase los lunes, miércoles y viernes de una semana y los martes y jueves de la semana siguiente, y a la inversa; una organización que el profesorado tendrá en cuenta para planificar las tareas y mandar deberes.

En cuanto a la Educación Especial, la «nueva normalidad» será bastante similar a la de los centros de Infantil y Primaria, pero en lugar de grupos de covivencia se crearán «núcleos». La diferencia es que estos núcleos agruparán diferentes tutorías, ya que la ratio en estos casos es menor que la de los centros ordinarios. El límite también estará en 20 estudiantes, que podrán hacer actividades juntos, sin necesidad de llevar mascarilla ni guardar la distancia y sin relacionarse con otros, exactamente igual que los grupos de Infantil y Primaria. Cada uno de estos núcleos contará con unos especialistas asignados solo a ellos y, si no puede ser así, las clases serán ser en el patio o espacios muy amplios y ventilados; mientras que profesionales como fisioterapeutas deberán llevar mascarilla.

Planes para cada caso

Estas semanas ha sido habitual ver en colegios e institutos a equipos directivos y docentes medir distancias con el metro en mano y convertir instalaciones de usos múltiples en nuevas aulas. No hay que olvidar que cada centro es un mundo y, por eso, hace unas semanas recibieron de Educación una propuesta de organización personalizada, en base a estos criterios. El documento debían estudiarlo, con el objetivo de ver si era posible implantarlo y para acabar de adaptar las medidas a cada realidad, calculando los recursos necesarios para garantizar la seguridad. Un trabajo a contrarreloj y con un ojo puesto en las estadísticas de la covid-19, con el deseo de que el próximo 7 de septiembre el alumnado pueda volver a tomar las aulas, con toda la protección, pues Educación ya ha comprado miles de mascarillas y litros de gel hidroalcohólico.

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