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Sepultura

Tumbas musulmanas en un entorno verde

Abre en Chiva Al Salam, el primer cementerio privado íntegramente para personas de religión islámica, en 10.000 m2 de terreno natural

Ayer, durante el acto de inauguración del cementerio musulmán (arriba), en el que los difuntos son inhumados directamente en la tierra (derecha). levante-emv

En España viven cerca de dos millones de musulmanes pero algunos no tienen, literalmente, donde caerse muertos pues, según el islam, las personas fallecidas deben recibir sepultura de una manera bien diferente a como se hace habitualmente en los cementerios municipales. Aunque la ley apunta que debe haber un espacio para las diferentes confesiones, esto no es así en la mayoría de pueblos y ciudades. Para facilitar los duros momentos a las familias musulmanas que pierden a un ser querido, ha abierto en Chiva el cementerio islámico Al Salam (paz, en árabe).

Se trata de un «cementerio jardín» exclusivamente para difuntos musulmanes, sin ser compartido con personas ateas o de otras confesiones e impulsado por la iniciativa privada. Según explica Lucas Palmero, director del grupo La Paz Servicios Funerarios, es «el primer cementerio íntegramente musulmán privado de España». «Desde la primera piedra se ha pensado como un cementerio musulmán y para la comunidad musulmana», afirma a Levante-EMV, después de la inauguración que tuvo lugar ayer.

Como detalla, la principal característica es esa, que no se trata de «una parcela aparte en un mismo cementerio, como ocurre en algunos municipales que tienen un pequeño espacio reservado».

Asimismo, el director del grupo -que cuenta con 30 años de experiencia en el sector y también administra el camposanto Parque La Paz, justo al lado de este- explica que también han tenido muy en cuenta crear un espacio «estética y visualmente agradable». Se trata de 10.000 metros cuadrados, en una primera fase, de zona ajardinada, con árboles y césped en la que todas las tumbas tienen la misma apariencia exterior, ya que se recubren de pequeñas piedras. «Es un lugar bonito en un entorno natural y en el que hay tranquilidad, lo que ha sido muy bien aceptado por la comunidad musulmana», expone.

Cabe tener en cuenta que, en el islam, las personas fallecidas reciben sepultura directamente en la tierra, tras haber lavado el cuerpo y una oración, lo más pronto posible después de la muerte, cubiertas con una tela blanca y orientadas hacia la Meca. Es por eso por lo que la inhumación debe ser en un espacio distinto al de los nichos de los cementerios ordinarios. Además, la comunidad musulmana no realiza cremaciones.

«A medida que las generaciones nacen y crecen en España y tienen a sus hijos, ya no se repatrian los cuerpos», apuntan desde el grupo funerario, por lo que en 2019 empezaron a trabajar para poner en marcha la idea.

Según sus promotores, con la pandemia «no se ha permitido la repatriación de los cuerpos, lo que impactó mucho a las familias», por lo que decidieron abrir ya Al Salam. Ahora, en este espacio ya yacen más de 40 difuntos, provenientes de puntos de toda España, como Madrid, Barcelona o Zaragoza, según los responsables del cementerio.

Las inhumaciones pueden realizarse por un periodo de cinco años -en caso de que la familia piense recuperar los restos en algún momento-, o a perpetuidad, explica el director. Esta última es la opción más elegida, con un precio que roza los 3.000 euros.

Desde Al Salam explican que han contado con la ayuda de funerarias islámicas de València, Murcia y Madrid, y que tienen el apoyo de mezquitas y asociaciones de ciudadanos musulmanes.

«No hay voluntad»

Esta iniciativa privada viene a cubrir unas necesidades a las que la Administración y los sucesivos gobiernos no han aportado una solución y sigue pendiente. Como explica Mounir Benjelloun, presidente de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas (Feeri), conforme a los acuerdos de 1992 con las distintas confesiones, todos los cementerios municipales deberían tener un espacio para los difuntos de esta confesión empadronados en la localidad. No obstante, 30 años después «hay un problema con la ley por parte de la Administración, que impide y obstaculiza su cumplimiento», dice. «Es un derecho y deben facilitarlo pero por desgracia no se cumple porque no hay voluntad», critica.

«Muere gente y no hay donde enterrarlos, porque en sus municipios no tienen sitio y en otros no dejan si no son vecinos empadronados... entonces, ¿dónde los llevamos?». Además, aclara: «no se trata de extranjeros, hay musulmanes que han nacido aquí o son conversos, y es un derecho».

En España hay una trentena de cementerios musulmanes, la mayoría en espacios municipales, y un puñado en terrenos que han sido donados por personas o entidades para este fin, pero sin anónimo de lucro.

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